SERIE: APORTES Y AUTORES SIGNIFICATIVOS EN EL CONSTRUCCIONISMO RELACIONAL-CONSTRUCCIONISMO SOCIAL

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A. (diciembre, 2020) “La praxis da sentido a las palabras.”  (Ludwig Wittgenstein) Tom Andersen (II) Proponemos una selección de breves conceptos, reflexiones, ideas, propuestas de algunos de los principales exponentes de la postura, perspectiva, teoría y práctica socioconstruccionista. Para facilitar la lectura reflexiva proponemos citas concretas textuales sin especificar cada vez las fuentes, por ello proponemos al final la bibliografía de referencia para que puedan hacer sus propias búsquedas y lecturas. Es una invitación a abrir su curiosidad por estos apasionantes aportes. Seguimos con Tom Andersen, Ph.D. (Nació el 2 de mayo de 1936, en Oslo- Noruega. Murió el 15 de mayo de 2007, en Noruega). El nuevo supuesto es que el centro de la persona está fuera de ella, en las conversaciones que mantiene con los demás. El centro está en la cultura y en el lenguaje. El lenguaje es transmitido por nuestras voces. Por todas ellas: las internas y las externas. En diferentes ocasiones podemos recurrir a otras tantas de ellas. Mijail Bakhtin, crítico literario ruso, dice que “somos las voces que nos habitan”. 1) Yo solía pensar que el lenguaje crece y se desarrolla desde el interior de la persona, como afirma el psicólogo suizo Jean Piaget. El psicólogo ruso Lev Vygotsky pensaba diferente. Decía que el lenguaje nos es dado desde afuera. 2) Dentro de las ciencias físico-naturales, se ha hablado mucho de que las palabras son signos que representan lo que describen, como si hubiese algún tipo de conexión entre cada palabra y aquello a lo que remite. El filósofo francés Jacques Derrida pensaba distinto. Sostenía que las palabras sólo remiten a otras palabras en el lenguaje. Esto quiere decir que, si escucho una palabra, ella me remite a algo que he visto y oído antes. El lenguaje se vuelve así algo muy personal. No privado, sino personal. 3) Yo solía pensar que llevábamos el lenguaje dentro de nosotros. El filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein me llevó a pensar otra cosa. Según él, no tenemos el lenguaje en nosotros, sino que nosotros estamos en el lenguaje, como un pez está en el agua. Aquí el supuesto es que no hay nada detrás o debajo de las palabras, como sugirió Freud, sino que todo está en las palabras mismas. El armenio-norteamericano Harry Goolishian siempre decía: “Escuchen lo que ellos dicen realmente, y no lo que ustedes creen que ellos realmente quieren decir”. 4) Yo solía pensar que las palabras son pasivas, una herramienta para sacar el pensamiento que está dentro. Ahora, gracias a Wittgenstein y Bahktin, he llegado a pensar distinto. Primero vienen las palabras, después el pensamiento. Hurgamos en las palabras para encontrar significados. Goolishian acostumbraba decir: “Necesitamos hablar para aprender lo que pensamos”, y aludiendo a su héroe, Richard Rorty, agregaba: “Lo más importante es que continúe la conversación”. 5) La mayoría de nosotros acepta la definición según la cual las palabras son informativas. No estamos igualmente habituados a pensar que las palabras son además formativas. Ellas forman nuestros significados, y éstos influyen en nuestra manera de vivir. La búsqueda de nuevos significados, casi siempre implica la búsqueda de un nuevo lenguaje… La llamada conversación “terapéutica” podría considerarse como una forma de búsqueda, una búsqueda de nuevas descripciones, nuevas comprensiones, nuevos significados, nuevos matices de las palabras; y en última instancia, de nuevas definiciones de uno mismo. La observación y la intuición son las que le señalan al terapeuta qué aspectos son importantes para la persona y para lo que está hablando. La intuición, me ayuda a encontrar la pregunta que formularé y la manera en que la formularé. Para saber sobre qué tema preguntar, la intuición es en lo que más confío. Todas las preguntas tienen un fin común que es generar una comprensión nueva de la situación. No hablar, no pensar, no ver las cosas de la manera usual. Varios supuestos acerca del lenguaje y sus significados: Cuando las expresiones, que son corporales, tienen lugar en presencia de otros, el lenguaje se convierte en una actividad social. Nuestras expresiones son invitaciones sociales para participar en el vínculo con los otros. Las expresiones vienen primero, luego siguen los significados. Los significados se crean. Harry Goolishian solía decir: “No sabemos lo que pensamos antes de haberlo dicho”. Las expresiones son informativas, es decir, cuentan algo acerca de nosotros a los demás y también a nosotros mismos. Las expresiones también son formativas, nos convertimos en aquello que somos cuando nos expresamos en la forma en que lo hacemos. Cuando uno habla en voz alta, dice algo tanto para los otros como para sí mismo. En la actualidad pienso que la persona más importante a la que le hablo soy yo mismo. Como se mencionó, las expresiones son formadoras y también forman nuestro entendimiento. Ludwig Wittgenstein y George Henrick von Wright escribieron que nuestro lenguaje embruja nuestro entendimiento. No podemos no ser embrujados por nuestro lenguaje. Si este lenguaje emplea los verbos ser y tener sin indicar simultáneamente el contexto y el tiempo, uno puede fácilmente creer que los seres humanos son estáticos, tal como se dijo anteriormente. Los diferentes tipos de lenguaje, el lenguaje de la competencia, el de la dirección estratégica, el de la patología, etc., todos tienen consecuencias, tanto para aquéllos que son descritos con ellos como para los que describen. Si dos o más personas construyen el mismo significado, el diálogo entre ellos fácilmente los hará repetir y confirmar sus significados, aportando muy poco o nada a la resolución del problema. Si dos o más personas construyen significados algo diferentes y son capaces de escucharse unos a otros, el diálogo entre ellos fácilmente creará sentidos nuevos y útiles. El ser humano está conectado con los otros con la ayuda de varios vínculos. Estos últimos, incluyen diferentes tipos de expresiones, por ejemplo, contactos, miradas o diálogos. Los individuos participan de éstas por medio de sus propias expresiones. Lo que uno dice es trasmitido por una voz social. Esta voz ansía ser recibida, y es crucial que se reciba, se responda y se devuelva. Pensamos que tenemos muchas voces sociales para ser empleadas con diferentes personas en contextos diferentes. Estas voces sociales que se desarrollan tempranamente en la vida, están íntimamente relacionadas con todas las voces internas que poseemos y que participan en nuestros diálogos personales. Estas voces internas, que se desarrollan desde las voces sociales, externas, “nacen” más tarde en la vida que las sociales y están constantemente activas en los diálogos internos. Los diálogos internos en mi opinión constituyen lo mismo que pensar. ¿Qué seleccionaremos para empezar? Por lo general, cuando todos están presentes al comienzo, es útil preguntarles qué uso quieren darle al encuentro. Todos tienen la oportunidad de responder, y todas las respuestas se recuerdan de la forma más fiel posible. Cuando todos han respondido, uno por vez, se vuelve a la persona que respondió por primera vez y se le permite hablar acerca de lo que quiera que sea escuchado. Luego se habla con la segunda persona que respondió, y así sucesivamente. Es importante primero averiguar con los presentes cómo deberíamos colaborar antes de empezar la colaboración. Pensar acerca del Otro debe venir antes que pensar en quién es. Preguntar -posibilidades- en el proceso terapéutico: ¿Cuál es la historia de la idea de venir a esta consulta? ¿Hay algo que quieran saber de mí? ¿Cuál es el tema que les resulta más importante tratar hoy? ¿Cómo quiere/n utilizar este encuentro?  ¿Cómo debemos continuar?, ¿Cómo deberíamos seguir?, ¿De qué deberíamos hablar? ¿Quisieras darme alguna información sobre lo que han estado trabajando? ¿Cuáles son los progresos?, ¿Respecto de qué necesitan ayuda? ¿Hay algún tema sobre el que preferirían que nos centremos? ¿Mi respuesta ha contestado su pregunta? Tengo una idea sobre lo que están diciendo en mi cabeza, ¿quisieran escucharla?… Esa es mi idea, ¿cómo sería esto si yo les pidiera el significado a ustedes y no se los diera yo? Antes de preguntar o comentar, podría pensar ¿qué le va a pasar a esta persona cuando me escuche? ¿cómo será para ella? Y si este dolor encontrara una voz: ¿qué diría? Gritaría. ¿Gritaría con o sin palabras? ¿Quién quisieras que escuchara tu grito? ¿Qué querrías que te respondiera? Si su cuerpo hablara, ¿qué palabras diría? Cuando usted explotaba… ¿había palabras? ¿Qué palabras se decía? Y cuando las manos golpeaban, ¿qué palabras dirían sus manos si hablaran? ¿Cómo podrían ser las cosas de manera diferente? Por supuesto que hay que ir muy lentamente para hacer este tipo de trabajo. Por eso primero digo “usted acaba de mencionar esta palabra…” y veo si la respuesta me permite hacer una nueva pregunta. Luego pregunto ¿es esa la palabra que usualmente le viene a la cabeza cuando está hablando o pensando? Todas estas son preguntas que preparan el camino para comenzar a explorar dentro de las palabras. Siempre hay más para ver y escuchar en las palabras que lo que se ve de entrada. Siempre prefiero quedarme un rato en aquello que parece ser significativo para la gente y luego meterme adentro. Luego de este tipo de trabajos los consultantes salen distintos, aún para los ojos de los otros. Y de esta manera, la gente también empieza a escuchar de una manera diferente. ¿Qué necesito para poder trabajar con las personas y que la conversación fluya? Mi deseo en este momento es que dejemos de hablar de la terapia y la investigación como técnicas humanas, y que mejor hablemos de éstas como de un arte humano: el arte de participar en los vínculos con los otros. Si comenzáramos a usar el término arte humano, ¿cómo podría ello conectar nuestra comprensión y nuestras vidas? Lo más importante ha sido encontrar una forma de colaboración que proteja a los participantes de que produzca una humillación de su integridad y de su ser. Hay distintos tipos de intervenciones: “las adecuadamente inusuales” son las que permiten que “algo nuevo” ingrese. Lo demasiado usual no genera ningún cambio y lo demasiado inusual no se recibe, ya que es demasiado diferente. En cada conversación existen al menos tres conversaciones: lo que el hablante dice “la conversación externa”, lo que esto genera en el hablante: “su conversación interna” y lo que genera en quién lo escucha: “otra conversación interna”. Por eso es necesario que haya silencio, para que puedan escucharse todas las conversaciones. Reflexivo: (…) pensamos en el significado de la palabra en francés, que por lo que nosotros entendíamos, estaba cerca de réplica. En francés, la palabra reflexión tiene el mismo significado que la noruega ‘refleksjon’, es decir: algo que es oído, aprehendido y pensado antes de dar una respuesta. El revertir la luz y el sonido también dio más libertad para pensar, y comenzamos a preguntarnos de qué manera los diversos conceptos y reglas que seguíamos nos afectaban a nosotros. Si aquellos que escuchan están abiertos a oír y a dejarse llevar, a ser conmovidos por la historia, se dan cuenta de que algo les sucede mientras escuchan. Les surgen pensamientos y emociones; y regresan estos pensamientos y emociones a quienes contaron sus historias. Estos encuentros se tornan comunales; todo el mundo se adueña y se responsabiliza de ellos. Básicamente estos son momentos de solidaridad. El equipo o el terapeuta fomentan una situación que «impacta» al interlocutor, en el sentido de que confiere una nueva potencialidad emotiva a los hechos o narraciones que los consultantes exponen en la sesión y que constituyen su forma usual de plantear el problema. Algunas pautas prácticas: A. La persona que habla con la familia puede beneficiarse con esto. Es importante que quienes deseen hablar puedan hacerlo, pero más importante aún es que aquellos que no lo deseen tengan también esa posibilidad. Es importante que aquellos que deseen hablar, hablen acerca de lo que prefieran, pero es mucho más importante que no hablen de lo que no quieren hablar. B. Nadie habla con cualquier otro, acerca de cualquier tema, en cualquier momento, del modo que sea; cada uno selecciona cuidadosamente a quien le habla, de qué tema, de … Sigue leyendo SERIE: APORTES Y AUTORES SIGNIFICATIVOS EN EL CONSTRUCCIONISMO RELACIONAL-CONSTRUCCIONISMO SOCIAL