Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.
“Si no hay un “entendimiento final” sobre las relaciones, entonces podremos dar la bienvenida a todos los intentos de articular su carácter” (p.374).
Kenneth Gergen (2008).
Nos basamos para esta serie, en esta tesis, de la que extraemos -adaptándolas- las propuestas e invitaciones a una postura relacional distinta para la construcción del proceso de diálogo terapéutico transformador.
¿Cómo el construccionismo social y las prácticas colaborativas y dialógicas son útiles para la co-construcción relacional de un espacio de formación y supervisión terapéuticas? Tapia Figueroa, Diego, Tesis (2018) para el Ph.D. con la Universidad Libre de Bruselas (VUB) y el TAOS INSTITUTE de Estados Unidos.
El construccionismo social, se consolida desde la década del 80; afirma que no hay ninguna verdad o realidad absoluta, ni esencias o identidades fijas. Está comprometido con los derechos humanos; invita a una reflexión crítica de todas las ideas y prácticas culturales; afirma que el conocimiento se construye socialmente. Cuestiona el statu quo cruel e injusto y todas las formas de explotación y opresión; propone que las personas dejen la cultura que afirma que la forma de legitimarse en las relaciones es ubicarse en la posición de víctimas o victimarios; valora y celebra las diferencias; la coordinación de recursos. Es un paradigma de la complejidad. Nada más alejado del relativismo apolítico, la superficialidad conformista, la permisividad o la irresponsabilidad, que quienes ignoran su filosofía, le atribuyen tontamente.
Resulta relevante la preocupación acerca de que el construccionismo no se limite a ser un discurso académico e intelectual exitoso, manejado por un círculo de elegidos, sino que sea capaz -para innovar y renovarse- de actualizar sus narrativas con una inteligente integración de otros discursos y epistemologías.
Laura Fruggeri (1998), define de esta manera al construccionismo social:
Es un modo de hacer terapia, que no puede ser definido ecléctico, privado de vínculos; o artístico en cuanto a que es opuesto a científico, porque en el planteamiento aquí sugerido, la creatividad emana de la adopción rigurosa de un método: el método de la doble descripción (Bateson, 1979), que permite al terapeuta operar siempre en dos niveles, el de su competencia profesional y el de la relación interactiva, que se convierte, a final de cuentas en el criterio base del cual realiza sus decisiones técnicas. (p.11)
El reconocimiento de que el construccionismo tiene unas bases epistemológicas claramente identificables (Gregory Bateson, por ejemplo) es sumamente importante, a la vez que se valida su práctica creativa, cuestionando la acusación reiterada de ser una perspectiva ecléctica.
Tomás Ibáñez, reconoce lo que considera el acierto de la postura de Kenneth Gergen:
Sin duda alguna, el acierto que tuvo Kenneth Gergen cuando definió al construccionismo social como un «movimiento» es decir como un conjunto de elementos-teóricos-en progresión, laxo, abierto, y con contornos- cambiantes e imprecisos, más que como una doctrina teórica fuertemente coherente y bien estabilizada. Dicho con otras palabras, el acierto consistió en privilegiar la dimensión instituyente del socioconstruccionismo por encima de su dimensión instituida, o su carácter de «proceso» en desarrollo por encima de su carácter de «producto» más o menos acabado. Simple diferencia de énfasis, si se quiere, pero diferencia consonante con los propios supuestos epistemológicos que nutrían al construccionismo social, y que inducía a pensar esta orientación mediante la metáfora de un archipiélago más o menos disperso, en lugar de recurrir a la metáfora de un macizo continente teórico (Ibañez, 2003, p. 157)
La siguiente reflexión de Kenneth Gergen (2011), nos permite ampliar el discurso y verlo de una manera autocrítica:
“Lo que está en juego no es determinar cuál es la -única- opinión verdadera, la única ética correcta, el ideal político justo, sino que, más bien, se trata de dar a las personas los medios para actuar en el mundo con una mayor holgura, ofrecerles numerosas ocasiones para coordinarse con quienes, en lugar de querer erradicar cualquier oposición, son rechazados porque son diferentes”. (p. 217).
Ahora, veamos ciertas similitudes y diferencias entre Constructivismo y Construccionismo Social, según lo explican Bertrando y Toffanetti (2004):
Constructivismo | Construccionismo social |
El constructivismo pone el acento sobre el observador y sus constructos mentales. | Frecuentemente confundido (por los terapeutas) con el constructivismo, el construccionismo se diferencia por su menor énfasis en la mente y por la importancia atribuida a la interacción. |
El constructivismo supone que es el conocimiento el que construye la experiencia. | La realidad es una construcción social. Y: La realidad es una construcción del lenguaje. |
Para el constructivismo la mente y la realidad construida residen en el sujeto | El construccionismo social pone en primer plano la idea de relación, vista como expresión no de estructuras o patrones comportamentales, sino de sistemas de lenguaje y de significado. |
Para el constructivismo mente y realidad están ligadas a una «ontología» lingüística que denomina como entidad. | Para el construccionismo mente y realidad residen en las relaciones sociales y en la construcción de significado a través del lenguaje. |
Para el constructivismo el aprendizaje provee a las personas del contacto con múltiples representaciones de la realidad. | Para el construccionismo el aprendizaje participa de las diferentes formas de relaciones. |
El constructivismo valora las tareas auténticas de una manera significativa en el contexto en lugar de instrucciones abstractas fuera del contexto. | El saber es una construcción de la mente. |
El constructivismo fomenta la reflexión en la experiencia. | El conocimiento no es la representación fiel de una realidad independiente de nosotros. |
La idea central es que el aprendizaje humano se construye, que la mente de las personas elabora nuevos conocimientos, a partir de la base de enseñanzas anteriores. | Lo observado no es una entidad en sí misma y separada de quien observa (dualismo sujeto/objeto). |
*Cuadro realizado a partir de: Historia de la terapia familiar: Los personajes y las ideas. Bertrando y Toffanetti, 2004. Editorial: Paidós. Barcelona, España.
Los paradigmas científicos, en especial en las ciencias sociales, han variado considerablemente en las últimas décadas, lo que ha implicado la caída del positivismo como sinónimo del método científico. El avance científico crea cada vez mayores exigencias y los fenómenos se estudian cada vez con una mayor variedad de enfoques metodológicos. Las respuestas son más complejas y multifacéticas y en muchos casos se constata que no existen respuestas únicas.
Lo explica así Kenneth Gergen (2016):
En conjunto, las prácticas tradicionales llevan consigo la sensación de que el diálogo es básicamente “la guerra con otros medios” y sostienen la realidad de la separación y del conflicto en última instancia. Con todo, se desdibuja el potencial de restaurar el flujo relacional. El desafío que se nos presenta es explorar formas de diálogo que no lleven consigo el bagaje del ser delimitado. ¿Existen formas de apaciguar el conflicto candente de modo que los límites se difuminen, que aparezca la mutualidad, se restaure el ser múltiple y se potencie una conciencia de ser relacional? (p. 300).
La investigación que aquí se presenta trata, al sustentarse en una postura socio construccionista y siendo consecuente con esta perspectiva inclusiva y profundamente respetuosa de otras formas de pensamiento, teorías y métodos de investigación, propone, como una de sus diferencias un estilo diverso de planteamiento y ejecución del proceso investigativo; por ejemplo: que la investigación es un proceso de construcción social guiado por el diálogo que va articulando y dando significado, por lo tanto, no tiene objetivos predeterminados (salvo el que está relacionado con facilitar las conexiones sociales, las conversaciones significativas, reflexivas y transformadoras) sino que responde, pragmáticamente, a las necesidades de los participantes y al contexto de la cultura local.
La perspectiva que aporta Kenneth Gergen (2016), nos permite comprender la apertura y flexibilidad de esta postura:
Yo opino que terapeutas de casi cualquier escuela –desde psicoanálisis a meditación Budista– pueden aportar recursos importantes para permitir a los pacientes escapar del auto-tormento aislado. Todos pueden afirmar al individuo como participante válido en el mundo social, en contraposición a tratarlo con desconfianza o ignorarle. Todos pueden establecer una relación de cuidado que contribuya a la ventaja especial de la terapia por encima de otras formas de responder a la desviación. Y al mismo tiempo son variaciones fantásticas de cuánto de la dispersión privada del paciente será afirmada y legitimada en la conversación. (p. 434).
Construccionismo relacional en la investigación
“El construccionismo relacional es una metateoría o discurso de la ciencia (humana). Proporciona una orientación general hacia todos los procesos relacionales, incluidos los que podrían llamarse investigación, intervención o desarrollo, liderazgo u organización.” Sheila McNamee (2012, p. 63)
Sheila McNamee (2012, p. 63 a p. 86) -seguimos su reflexión, en una traducción libre del inglés, sistematizándola y adaptándola al presente discurso- sobre el “método socioconstruccionista” de investigación sostiene que una investigación pide que se la considere de acuerdo con el paradigma de ciencia que el autor se propuso seguir. En el caso de la presente investigación esto es: la visión de ciencia dentro de los marcos epistemológicos de la posmodernidad. Esta postura sostiene que el conocimiento tiene sujeto y ese sujeto tiene voz. McNamee (2012,) reflexiona acerca que los marcos de confiabilidad son más la consistencia interna y la legitimación de la comunidad lingüística, que la visión de causa efecto y la exactitud de la muestra.
En las interacciones cotidianas con otros, se construye la realidad relacional en la que las comunidades y personas viven. Para el construccionismo social se trata de la acción común, o qué hacer juntos y lo que constituye su hacer. El construccionismo social afirma que la utilidad de la investigación está en la generación de potenciales de acción que crea junto con la crítica reflexiva a la que invita a los participantes.
Entendemos como coinvestigadores a todas las personas que se involucraron en este proceso de investigación social relacional, haciendo escuchar su propia voz, eligiendo, de acuerdo a sus necesidades humanas y profesionales, las temáticas sobre las que se trabajó en cada encuentro, participando activa y creativamente de los encuentros reflexivos, aportando con su experiencia, cultura local, así como con sus recursos y fortalezas, en la construcción de un espacio de aprendizaje colaborativo, compartiendo sus experiencias, así como los logros que obtenían gracias al proceso de formación y supervisión; y quienes decidieron que querían ver plasmadas sus perspectivas y transformaciones en el documento final que aquí se presenta.
Los coinvestigadores son tal, además, porque, en contraste con las metodologías tradicionales de investigación, son corresponsables de crear condiciones de diálogo horizontal y democrático, de optar sobre las metas de la reflexión crítica y tienen un papel activo en el curso de la investigación.
La investigación se constituyó en una invitación -hacia los participantes- a optar por la curiosidad y el respeto como el lugar desde el que podemos elegir relacionarnos con los demás, para ir al encuentro (un diálogo con el otro). La calidad de nuestras conversaciones dice de la calidad de nuestras relaciones. Los encuentros sirvieron para conectarse con sí mismos y con los demás, para abrazar la incertidumbre; para aceptar la alteridad (propia y del otro), lo diverso. Este ejercicio significó el protagonismo de los coinvestigadores en su proceso relacional, que pudieran multiplicar, en sus contextos profesionales y personales, lo que fueron aprendiendo y transformando sobre la manera en que concebían su praxis y su estilo de relacionarse con las familias y sus compañeros de equipo; descubriendo que hay alternativas y posibilidades distintas que valoran y legitiman las diferencias.
McNamee (2012) explica, que el instrumento principal de esta investigación es el diálogo relacional; este permite ofrecer “resultados” pragmáticos y prácticos para todos los involucrados. Dialógicamente hablando, investigaciones relacionalmente sensibles crean el potencial para que los participantes hagan reflexión crítica, para potenciar la expresión de las múltiples voces presentes y la coordinación de diversos acuerdos. Se trata, precisamente, de la idea que cuando existe involucramiento con otros en realidad se está creando significados entre todos.
McNamee (2012) afirma que la alternativa construccionista es un discurso relacional -unas medidas significativas surgiendo siempre dentro de la relación- y esto incluye también la relación entre el investigador y los participantes. Por ello la cocreación de un espacio para la expresión de las múltiples voces presentes, incluye la del investigador.
El conocimiento se construye en la interacción con los demás (es decir, las prácticas de lenguaje), incluyendo las interacciones en el contexto de la investigación. Desde ahí, el objetivo de esta investigación con estos equipos, no fue comprobar hipótesis, sino construir marcos de inteligibilidad.
En el construccionismo social, la investigación es un proceso de transformación experimentada por todos los participantes (el investigador y los coinvestigadores). Se decide juntos: ¿qué es pragmático; qué les sirve a los participantes de la investigación; qué formas de preguntas podrían ser más compatibles con los participantes? Se invita a los otros a una actitud de “curiosidad con reflexión “.
McNamee (2012) insiste en que una postura construccionista invita a ver la investigación como una manera de conocer; es una forma de saber cómo la realidad local está social e históricamente situada y cómo construye y procesa su complejidad. Esto implica que podrían existir otras formas de saber. Por lo tanto, pasar de una posición modernista de saber (“qué”) a una posición construccionista del saber (“cómo”) en un movimiento reflexivo.
El sentido de lo que es útil, proporciona la oportunidad de participar en una investigación autorreflexiva sobre los recursos propios que, aunque no se están utilizando, podrían ayudar en la creación de formas de coconstruir en conjunto.
No hay reglas rígidas para llevar a cabo investigaciones desde una postura construccionista; hay algunos recursos, fluidos y flexibles, que pueden usarse para orientar las investigaciones.
Sheila McNamee (2012) dice que no hay ningún intento de llegar a un consenso entre diversas creencias o valores de los distintos participantes; ni hay el intento de determinar los valores y creencias de la comunidad que son “mejores” o “correctas”. La orientación construccionista es hacia la multiplicidad, la diversidad, la diferencia.
El acuerdo no es lo primordial; es la curiosidad.
El desafío es abrir posibilidades relacionales en lugar de cerrarlas.
Para el construccionista, la investigación no es un proceso de documentación o “descubrir” lo que existe. La investigación es un proceso de construcción.
La investigación es transformadora y en última instancia práctica; tiene posibilidades generativas para todos los participantes (investigadores y coinvestigadores).
Para el construccionista, fiabilidad y validez son reemplazados con los criterios de utilidad (¿para quién esta información/conocimiento es útil?) y generatividad (¿cómo esta información/conocimiento ayudará a esta comunidad “a continuar juntos?”).
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
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Tapia Figueroa, Diego, Tesis (2018) para el Ph.D. con la Universidad Libre de Bruselas (VUB) y el TAOS INSTITUTE de EEUU.
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