Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.
Autenticidad
Conversando en terapia, en este trabajo de procesos de entretejer relacionalmente nuevas posibilidades, dialogando con un/una consultante, le preguntábamos cómo nota, en qué nota cuando es auténtico/a. Y, luego de su respuesta, le preguntamos, qué hace la diferencia, entre su sentirse y ser auténtico y no sentirse, ni serlo.
A partir de allí se desplegó un diálogo enriquecedor sobre lo que consideraba como nuevo en estas reflexiones, por ejemplo, manifestó:
“Me siento libre de ser auténtico aquí porque puedo utilizar mis propias palabras, mi lenguaje, hablar de lo mío con libertad sin temer que me juzguen o que me rechacen o que incomode.
Quiero decir que, en otras terapias, con otros terapeutas con los que he estado en diferentes momentos o etapas de mi vida, hasta en otros países en los que he vivido, me daba un poco de vergüenza ajena porque percibía que en ocasiones no comprendían conceptos abstractos, les faltaban lecturas no solo en el campo de su supuesta experticia, si no de literatura, filosofía, arte, que son temas que me interesan, y, que las lecturas que tenían eran mediocres, superficiales, banales; para decirlo en breve, les faltaba cultura.
Psicólogos o psicólogas o terapeutas que pensaban que darme consejos o recetas era lo que yo necesitaba y estaban seguros o seguras que no me daba cuenta de que eran condescendientes conmigo. Para ser sincero no existía respeto, ni de ellos o ellas por mí ni de mi parte con ellos o ellas”.
Coherencia y/o consistencia
La siguiente parte del diálogo, nos llevó a reflexionar acerca de lo que significa ser coherente, si es un mérito o una expresión de subalternidad intelectual y humana. Si se termina por legitimar la impuesta coherencia del “deber ser”, funcional al poder de turno. ¿Qué pasa si te das el permiso de no ser coherente las 24 horas, de lunes a domingo, en todo contexto y relación? ¿Qué servidumbres te impone la coherencia? ¿En qué se diferencia el dogma de la obligación de este discurso esencialista y modernista “ser siempre igual; no cambiar nunca” de lo importante, que es, eso sí, el ser consistente?
La coherencia como práctica ideológica que coloniza las subjetividades, que es un amaestramiento y domesticación en los estereotipos reduccionistas y las comodidades de las certezas, las pocas luces del lugar común, que hace de las relaciones un lugar de mutuas mezquindades comerciales; un estancamiento de renuncias.
Nos parece que para crear conexiones hay que ser consistentes, dicho esto, el desafío es si esas conexiones generan transformaciones en los contextos relacionales, en términos de una cierta curiosidad, algo de libertad, de una probable alegría aun momentánea, no por eso excepcionales.
Otro/a consultante manifestaba: “Hay mucho discurso de autoayuda barata y boba en las terapias y en las redes sociales. Parece que todo el mundo ha descubierto que tiene vocación de guía espiritual, de salvador del prójimo, de gurú o de sabio de tonterías.
Me dan vergüenza ajena porque no hacen más que repetir las 4 “verdades” de Perogrullo, las más básicas y llenas de lugares comunes que cualquier taxista te recita sin que le quieras oír. Y, cada vez me da más pereza tener que escuchar los mismos prejuicios de mis familiares en boca de supuestos profesionales, que además me toca pagarles y siento que desperdicio mi tiempo y mi dinero.
Yo, sé lo que quiero y lo que no quiero; lo que espero y es difícil encontrar es un espacio para ser escuchado/a y si hay suerte comprendido/a; un profesional que sepa conversar en correcto español y que no me diga las obviedades o banalidades que mencionaba al inicio, que me he encontrado en varias terapias.
Ah, y un profesional que no me quiera demostrar su omnipotencia, su supuesta superioridad teórica, técnica, estratégica. O, que para que le pague su tarjeta de crédito se invente diagnósticos, que me tengan “viviendo” en su consulta. O, que me adule con una falsa y vulgar “empatía. O, que quiera competir, o embarcarse en una lucha de poder de quién es más inteligente o culto o lo que sea”.
A esta persona, le preguntamos, con respeto: ¿Hay alguien que te quiere y hay alguien a quien tú quieres; y, ¿en qué lo notas? ¿Qué te imaginas que puedes aportar de distinto para construir el estilo de relaciones que te gustaría construir?
¿Hay posibilidades de comprometernos con la esperanza?
¿Es o será un compromiso individual, de un yo idealizado hiper competitivo y volcado al éxito económico como la panacea de una felicidad comprable, consumible y desechable?
¿Es y será un compromiso pragmático de un nosotros, de una comunidad con ideas y prácticas de la construcción conjunta de un bienestar común?
Complejidad e incertidumbre nos interpelan en un continuum de búsquedas de sentidos, no solo sentidos nuevos o significados distintos, también de propósitos, de proyectos, de huellas con un mínimo de trascendencia (sin las empobrecedoras veleidades místicas) en la calidad de los diálogos, de las conversaciones, por lo tanto, de la calidad de vida, de conexiones, que construimos.
Otro/a consultante, se preguntaba: “¿puedo soltar y atravesar tantas preocupaciones, crisis, dudas y comenzar a ver y relacionarme de otra manera, de forma sencilla, con un estilo de vida más ligero, sin tanto pensar y desgastarme, sin estar cuestionándome todo el tiempo, todo?”.
No sabemos, si se podrá, y le preguntamos sin retórica: ¿qué quieres hacer con tus heridas, tus vacíos, tus pérdidas? ¿qué quieres hacer de distinto para lo que necesitas ahora, para aportar a la vida que te gustaría construir para tu mañana nuevo? ¿cómo quieres ser con los otros en esos nuevos contextos relacionales que dices desear? ¿cómo puedes crear conexiones colaborativas para aquello que te gustaría? ¿qué historia o historias son las que eliges y decides comenzar a escribir tú y a protagonizarlas; cuáles historias nuevas quieres contarnos?
El mundo es asombroso
Generar conjuntamente curiosidad, creatividad, diálogo, reflexión crítica, autenticidad, apertura, deseo de aprender, consistencia, co-construir con los otros las conexiones, que tejen y entretejen diálogos transformadores, futuros deseables.
El mundo es asombroso y necesita de nuestra constante sensibilidad fina para comprenderlo contextualizando las historias; del derecho a conectarnos con el placer y el gozo; de nuestra confianza en el proceso del diálogo; de esperanza en las relaciones y vínculos con los que nos comprometemos con dignidad; y, de proyectos con ética relacional para transformar todas las relaciones crueles, injustas, opresivas.
Podemos decidir ser capaces de viajar con brújula, viajar para el asombro que se articula con las preguntas significativas que se generan en el encuentro con la alteridad; celebrar las diferencias inteligentes que contribuyen a construir aceptación; abrazar las respuestas tentativas en permanente metamorfosis; generar conversaciones que produzcan libertad; encarnar/compartiendo los momentos de alegría que abren las posibilidades de ser responsables con los demás y libres con los demás.
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2 Comments
CESAR LARREA
UN BUEN TEMA ” LOS VIAJES INCESANTES …” MUY REFLEXIVO CONFRONTATIVO AL SABER LO QUE PIENSA Y COMO SE SIENTE EL CONSULTANTE ANTE ESTILOS DE TERAPIA ABRUMADORES . GRACIAS DR DIEGO TAPIA Y A SU ESPOSA LA DRA IGUALMENTE .
irysecuador
Gracias por leernos Cesar