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Proceso para ser y devenir terapeuta con libertad (I) (un camino posible -de la a la z-, desde el construccionismo social)

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.  

(abril, 2020)

“Las personas, aunque han de morir, no han nacido para eso, si no para comenzar.”

(Hanna Arendt)

“No desesperéis jamás, y, si desesperáis, seguid trabajando” 

(Edmund Burke)  

Pepa Montero on Twitter: "#cuadrodeldía Flora (o La primavera derramando  flores) fresco del 35 a.C. #Pompeya #art Bienvenida, #primavera con este  fresco conservado en el sitio arqueológico de Pompeya, ciudad-milagro que  fue
La primavera derramando flores (fresco de 35 a. C,) Pompeya.

Queremos compartir con ustedes el proceso para comenzar a trabajar la terapia desde la postura socioconstruccionista. Para practicar el construccionismo social ponemos el foco de atención en la RELACIÓN existente entre nosotros -todos los participantes del encuentro conversacional-, no en las cosas ni en nadie en concreto sino en lo que conjuntamente, fruto de la relación (del diálogo), podemos alcanzar. Es una invitación que transforma al presente abriéndolo a un futuro posible.

Parafraseando a Sheila McNamee (2020), es abrir un espacio en el cual sea posible llegar a apreciar la diferencia en lugar de combatirla, juzgarla, descalificarla o evaluarla. Para preguntar cómo podemos crear un espacio de conversación donde puedan ocurrir diferentes tipos de conversaciones, en el que podemos apreciar nuestras diferencias y quizás también ser transformados por los demás y abrirnos a una forma más colaborativa de continuar juntos. Nacemos en las relaciones. Importa acompañar en la liberación de las personas para que se den cuenta de que son seres múltiples y eso les proporciona enormes recursos para actuar.

Al participar e involucrarse y tratarse como interlocutores se crea democracia, derechos humanos, y se aporta a las transformaciones sociales. Encontrarán aquí, una secuencia posible para comprender cómo innovar y resignificar de manera inteligente la propia práctica profesional. Como nos invita a hacer Kenneth Gergen: “Necesitamos formarnos en el futuro.”

Lo proponemos también como una manera de acercar a profesionales del campo social a estas perspectivas distintas, no solo a psicólogos, sino a personas comprometidas en la construcción del bienestar social. Esta es una invitación para nuestro proceso de cursos en línea, con costos asequibles, de los que les daremos noticias más adelante, con grupos pequeños con deseo de participar en un aprendizaje conjunto y enriquecer su práctica profesional (que incluye, cursos de: terapia de pareja; terapia con historias de violencia intrafamiliar; abuso sexual; adicciones; depresión; sexualidad; liderazgo apreciativo; etcétera), incluido un curso de supervisión o intervisión clínica.

Les invitamos a comenzar situándonos. Pensamos que es útil preguntarnos, para hacer este trabajo con ética relacional y sin quemarnos, interrogarnos, por ejemplo, sobre estos asuntos: ¿Dónde estoy en este momento de mi vida? ¿Cómo me siento realizando el trabajo que hago? ¿Cómo es que me estoy relacionando aquí y con los demás? La pregunta ética es: ¿Cómo queremos vivir? La consciencia ética, significa preguntarse, y elegir: ¿desde qué sentimiento decido proponerme en cada relación y comunicación: desde la queja, desde la ira, desde la alegría? ¿Qué puedo hacer de distinto para convertirme en el tipo de terapeuta que me gustaría ser y que note que, con mi trabajo, las personas sientan que estos procesos de diálogo les aportan, les sirven y les son útiles?

Les pedimos que se tomen un tiempo e intenten responder, para ustedes, con honestidad, sin lugares comunes o clichés, a estas cuestiones previas.

Sigamos. Una de las máximas de esa postura construccionista social es “escuchar para comprender y conectarse”. Aprender a ser terapeuta es aprender a participar de la mejor manera posible en un proceso de expansión y creación de significados. La terapia para ser eficaz debe continuamente recrearse dentro del contexto de interacción. El terapeuta aborda cada consulta como una situación única, esto incluye lo que el consultante presenta y el posible resultado de la terapia. Desde esta postura, el terapeuta no provoca un cambio en el consultante, sino que ambos se van transformando a través de su interacción. A través de un diálogo transformador (eso es la terapia); comprendiendo que todo se mueve y viaja en el lenguaje, todo se construye y conecta con el lenguaje; el lenguaje nos hace devenir y ser preguntas, posibilidades, futuro.

De nuestra formación y experiencia profesional, podemos decir lo siguiente, respondiendo a esta pregunta ¿Qué consideras que es lo importante en un proceso terapéutico, en cada sesión de terapia y en un terapeuta?

A. Conectarse con el otro. El desafío es estar con el otro, de tal manera que el otro sea la persona que quiere ser en esa situación y en ese momento. Una manera de vivir juntos en el mundo, conscientes de que no podemos ser sino a través del diálogo. Las personas son invitadas a nuevas formas de entender las diferencias: de eso se trata el diálogo. El cómo continuar puede hallar respuestas tentativas solamente cuando incluye el “con”. No es posible continuar si no es un continuar relacional. En el “CON”, que se entreteje relacionalmente. En una forma de “ser con los otros”;

B. Comprender la singularidad de cada persona. Que la persona reconozca que puede hablar, que es validada, que descubra sus recursos. Entender la terapia como un intercambio complejo y sutil de significados interpersonales, como el espacio para unirse a los consultantes en la construcción de un horizonte completo y profundo alimentado de las historias, a menudo confusas, en las que están emocionalmente involucrados, y actúan;

C. Curiosidad genuina por las historias que necesitan contar.  Esta postura favorece la construcción de nuevas narrativas, ofrece condiciones de reinterpretación de vivencias y de reinventarnos cada vez. Los eventos humanos solo se vuelven inteligibles tras haber sido historiados. Por medio de las conversaciones se forma y se reforma la experiencia de vida y los eventos relacionados con los nudos relacionales, que se necesita desanudar;

D. Respeto auténtico con todos los consultantes, que es: respeto de su ser, respeto que dignifica y legitima. Una expresión de este respeto puede ser no pretender enseñar a vivir a los consultantes, evitar los diagnósticos patologizantes, dejar de lado los consejos moralizantes, evitar la retórica populista y asistencialista de la autoayuda domesticadora, soltar la necesidad de asumir una posición jerárquica en la relación o presentarse en el rol de salvadores. La posición de un terapeuta consistente es ser un recurso, un catalizador para un proceso transformador;

E. Concebir la terapia como un diálogo transformador. Nuestra premisa central es que la consecuencia natural del diálogo o la conversación dialogística, es el cambio o la transformación. Reflexionar sobre ¿Cómo traer nuestros recursos al diálogo que tiene un propósito transformador? Las palabras son constructoras de las personas: cómo le hablas al otro y cómo hablas del otro y con el otro, lo construyes (“las palabras obran como acciones en una relación”). Construir juntos nuevos significados y resignificar las experiencias, sentimientos, historias;

F. Aceptar la diversidad y legitimar las diferencias. Todo encuentro auténtico            -que es tal porque aceptamos al otro y al hacerlo lo legitimamos en su alteridad- todo encuentro genuino, nos lleva a otro lugar, a cocrear posibilidades inéditas. Buscamos generar: Inclusión-Diálogos abiertos-Reflexión crítica y autocrítica inteligente-Comprensiòn-Creatividad-Participación-Acogida-Encuentro-Corresponsabilidad-Resegnificaciòn-Una cultura del buen trato-Construcción de posibilidades;

G. Reconocemos la importancia de invitar y ofrecer el espacio para la expresión de múltiples voces y para preguntarnos cómo podemos promover la participación de otras voces, de todas las voces presentes, para que cada participante pueda expresarse con su propia voz. Escuchar profundamente -con todo el ser-, cada detalle y su contexto y abrirse a las posibilidades, la novedad, la creatividad, la vitalidad y la esperanza;

H. Coconstruir confianza, un sentido de pertenencia, tratar con gentileza. Partimos de la confianza en el proceso dialógico, confianza que existen recursos propios, valiosos y respetables en todos los integrantes de la conversación. Confiamos, en que el trabajo puede ser una experiencia que tenga sentido y que amplié, con creatividad, imaginación y generosidad, el sentido de nuestras propias vidas.   De las formas de relación que experimentamos solo puede ser considerado buen trato el diálogo como primera opción. Todas las otras formas de relación, son maltrato y significan exclusión. Confianza en que el proceso mismo del diálogo nos transformará positivamente;

I. Conversar reflexivamente con los consultantes a través de preguntas significativas.  Con preguntas nuevas, lo que hace posible la emergencia conjunta de creatividades que, a su vez, expanden las opciones de nuevos estilos de vida; se trata del surgimiento de proyectos alternativos con significados compartidos. La “mejor” pregunta, la pregunta “correcta”, es la que se conecta con lo último que acaba de ser dicho por parte del consultante;

J. Las preguntas de la pragmática reflexiva, en este diálogo transformador llamado terapia, que articulamos sobre lo que hacemos y decimos en el proceso, son:

  • ¿Aportan?
  • ¿Importan?
  • ¿Son útiles?
  • ¿Sirven?
  • ¿Qué es lo distinto, transformador y significativo que decimos y hacemos conjuntamente?           
  • ¿Cómo podemos cuidar nuestras relaciones, de manera que podamos crear conjuntamente vida, vida significativa?
  • ¿Cómo utilizar estas ideas, no solo para liberarnos, sino para que sean útiles para la sociedad?
  • ¿Cómo podría ser de otra manera?
  • ¿Qué te está importando ahora y qué es lo importante para los otros?
  • ¿Qué sucedió, cómo se dieron las relaciones que generaron transformaciones?
  • ¿Cómo podemos construir juntos, procesos relacionales -terapéuticos- que sean éticos, estéticos, política y socialmente liberadores, poéticos?
  • ¿A qué clase de futuro puedo contribuir?
  • ¿Qué respuesta dan, cada vez, los consultantes, sobre lo que se llevan de distinto de la sesión, del proceso; y, qué me llevo yo, como terapeuta, de ese encuentro?

Bueno, con este primer texto hacemos la invitación para un proceso de formación profesional on line, que estaremos iniciando próximamente, por lo que les pedimos estar atentos a nuestros canales de información. En 15 días la segunda parte, de la k a la z.