Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.
(julio, 2019)
En la medida en que uno se posiciona a sí mismo diferentemente con otro -en la medida en que me posiciono a mí mismo diferentemente con los estudiantes, en que invito a una relación positiva y constructiva, responsable y reflexiva- ya no tengo toda la responsabilidad de su aprendizaje; es compartida. Cuando la responsabilidad es compartida, la relación es mutuamente más provechosa.
Harlene Anderson
Como docentes, el preguntarnos críticamente sobre el sentido y significado de la educación hace la diferencia. La pregunta sigue siendo actual, las respuestas son múltiples. Y, no se agotan. Y, cada docente encontrará sus propias respuestas en su proceso y experiencias personales y profesionales. Respuestas que se transformarán, y transformarán al docente, en cada encuentro con nuevos alumnos, en distintos contextos. El desafío es abrirse sin dogmas, a nuevas posibilidades de ser y crecer con los otros.
Educar significa (también) contribuir a movilizar lo mejor de una persona, movilizar sus recursos, potencialidades, reconocer y valorar lo positivo de su ser, de sus aportes y preguntas. Es elegir hacer énfasis en los recursos positivos antes que en los déficits. Acompañarlos para que sean seres sensibles; honrados humana e intelectualmente; que generen preguntas distintas; que aporten a transformar sus contextos relacionales con su participación proactiva, creativa y crítica; y desarrollen su capacidad de reflexionar, de construir posibilidades nuevas y ser creativos.
La confusión entre respeto y miedo, ha llevado a resultados pobres y destructivos, en términos relacionales, sociales y académicos. Los docentes que generan procesos constructivos son los que con su interés por abrir y crear espacios de diálogo con los estudiantes, los que con su sensibilidad, conexión, creatividad, imaginación e inteligencia logran contagiar a los estudiantes el gusto, la pasión, el placer por conocer, explorar, investigar, descubrir; maravillándose del aprender y del aprender a interrogarse, preguntar, cuestionar, interpelar lo establecido, las convenciones opresivas, las jerarquías abusivas, la injusticia e inequidad.
Veamos dos textos de Harlene Anderson que aportan desde estas perspectivas colaborativas y dialógicas.
1) EDUCACIÓN: ELEMENTOS DE UNA CONVERSACIÓN DE POSIBILIDADES (tutor/facilitador/educador)
Desde una postura filosófica el tutor/educador asume una postura y actitud que refleja una manera de conversar y estar en relación con la gente. Esto incluye una manera de pensar, hablar, actuar y estar con ellos.
- El tutor/educador se acerca a cada situación de una manera única incluyendo lo que el alumno presenta y lo que surja.
- El tutor/educador toma la responsabilidad de la creación de un espacio dialógico conversacional y de un proceso que permite el mutuo cuestionamiento y la colaboración en la definición y disolución del problema.
- El tutor/educador permite que el alumno se sitúe en el centro del escenario con su propia historia, tal y como la quiere contar, sin ser guiado por lo que el tutor piensa que es importante o por lo que piensa que la historia debiera ser.
- El tutor/educador camina lado a lado con su alumno siendo coherente con su paso, tiempo y ritmo, manteniendo la conversación dentro de los parámetros del “problema” y la “solución” según la definición del alumno.
- El tutor/educador mantiene simultáneamente ideas múltiples y contradictorias.
- El tutor/educador elige el lenguaje cooperativo (apertura) en lugar del lenguaje (palabras y acciones) no cooperativo (cerrado).
- El tutor/educador aprende, entiende y conversa en el mismo lenguaje que su alumno, ofreciendo preguntas, opiniones, especulaciones o sugerencias con una postura abierta que demuestra que valora lo que para el alumno es importante.
- El tutor/educador elabora preguntas conversacionales y sus respuestas requieren nuevas preguntas, que invitan a convertir los pensamientos en palabras, abriendo diferentes caminos para hablar de lo que es familiar y para crear posibilidades.
- El tutor/educador es un escucha activo, respetuoso y responsable.
- El tutor/educador no entiende demasiado rápido (si acaso llega a entender).
- El tutor/educador mantiene una conversación dialógica (diálogo interno) consigo mismo.
- El tutor/educador mantiene una postura reflexiva consigo mismo, con sus alumnos y colegas.
2) EN BUSCA DE SOLUCIONES EN EL CONTEXTO TERAPÉUTICO, ENTRE DOCENTE/SUPERVISOR Y ALUMNOS: CONVERSACIONES Y RELACIONES QUE GENERAN POSIBILIDADES
- La persona es única: Respetar y apreciar que cada persona es única y su “problema” y su “solución” son particulares a las circunstancias de su vida, relaciones y contexto.
- Intervención: Evitar la tentación de diagnósticos, metas y estrategias para alcanzar metas. Considerar la individualidad de cada persona, las múltiples posibilidades para cada persona, cada contexto y cada situación.
- Identidades y etiquetas: Cada persona tiene múltiples identidades. Las etiquetas corren el riesgo de crear y fijar identidades limitantes. Los consultantes son más que solo sus problemas. La persona completa y su contexto relacional, no sólo el problema, debe ser el foco del tratamiento.
- Coherencia: Invitar, escuchar y tener humildad por la historia de cada persona. Mantener la coherencia en ello.
- La historia del consultante es el centro del escenario: Ser genuinamente curioso haciendo preguntas que surjan de la conversación y que lleven a otras preguntas, no a respuestas. Hacer preguntas que ayuden al consultante a decir, aclarar y expandir su narrativa en primera persona.
- La persona es la autora de su propia historia: Crear un sitio seguro para que cada persona desarrolle sus propias opiniones y re-escriba su propia historia. Juntos (educadores y alumnos) crean el conocimiento único y específico para el consultantes y sus circunstancias.
- Mantener la sincronía: Caminar al lado del alumno, manteniendo su ritmo, paso y tiempo, no el del terapeuta.
- Familiaridad: Explorar lo conocido de manera que permita abrir nuevas puertas donde no existían anteriormente.
- Público: Hacer que las ideas del educador sean invisibles y los prejuicios visibles y mantenerlos abiertos a preguntas y cambios.
- Intentar entender: No saber, asumir ni llenar los espacios en blanco con demasiada rapidez.
- Creer y confiar: Tratar de darle sentido, desde la perspectiva del consultante, a lo que parezca sin sentido o ilógico desde la perspectiva del terapeuta.
- Identidad del Self (Yo): Propiciar el desarrollo de múltiples identidades que liberan y permiten la existencia simultánea y contradictoria de una variedad de yoes (selves). Un nuevo sentido del Yo lleva a un sentido de autoafirmación.
- Comunidad: Un sentimiento de comunidad es esencial para sanar y crecer. El balance entre independencia e interdependencia es la clave para el autocontrol.
RECORDAR – DEFINICIONES DE LOS “PROBLEMAS”
- Los discursos sociales, culturales, teóricos y profesionales definen a los consultantes “difíciles”.
- Las palabras crean realidades.
- Las etiquetas crean identidades.
- Las etiquetas encasillan.
- Todo puede oscurecer a la persona.
- Todo puede crear alumnos “difíciles”.
- Todo puede limitar posibilidades futuras.
METAS Y MEDIDAS DEL ÉXITO
- Hay una multiplicidad de metas y medidas para el éxito.
- Es conveniente tener metas modestas y alcanzables y medir el “éxito” en base a ellas.
Como IRYSE, entendemos la educación como una apertura (hecha con confianza, alegría, respeto, curiosidad, aceptación, responsabilidad y libertad) a un proceso dialógico con la complejidad y desde la incertidumbre, que nos transforma conjuntamente; es la construcción de una relación ética.
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