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SERIE: APORTES Y AUTORES SIGNIFICATIVOS EN EL CONSTRUCCIONISMO RELACIONAL-CONSTRUCCIONISMO SOCIAL

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.

(agosto, 2021)

“La praxis da sentido a las palabras.” 

(Ludwig Wittgenstein)

Carla Guanaes-Lorenzi, Ph.D.

Proponemos una selección de breves conceptos, reflexiones, ideas, propuestas de algunos de los principales exponentes de la postura, perspectiva, teoría y práctica socioconstruccionista. Para facilitar la lectura reflexiva proponemos citas concretas textuales sin especificar cada vez las fuentes, por ello proponemos al final la bibliografía de referencia para que puedan hacer sus propias búsquedas y lecturas. Es una invitación a abrir su curiosidad por estos apasionantes aportes.

Seguimos con Carla Guanaes-Lorenzi, Ph.D. (11 de septiembre de1975, Marília, São Paulo, Brasil).

-La traducción libre del portugués es nuestra-.

Blue II, 1961, de Joan Miró.

Estar en diálogo en terapia implica el crear un contexto conversacional que permita el advenimiento de la alteridad como diferencia (*)

(*) Respuestas del 2017, a preguntas planteadas para la Tesis del Doctorado de Taos Institute de DTF.

  • Pienso que los autores construccionistas no buscan contribuir con “el” bienestar de la humanidad como un fin, sino como un proceso.  Ellos buscan de forma diferente, mantener el diálogo fluyendo, para que podamos “seguir juntos” en la “construcción responsable del futuro”.  Esta comprensión define el construccionismo social como una teoría práctica, y al diálogo como un compromiso ético y político.
  • Uno de los textos que me parecen, aún al día de hoy, entre los más útiles para comprender el construccionismo social es el texto de Gergen (1985, p.266) en el cual él presenta el construccionismo social de la siguiente manera: “una investigación construccionista social se preocupa principalmente en explicar los procesos por los cuales las personas llegan a describir, explicar o a dar cuenta del mundo en el que viven (influyéndose a sí mismas) ella busca articular formas compartidas de entendimiento como existen ahora, como existían en periodos históricos anteriores, y como podrían llegar a existir si nuestra intención creativa se dirigiese en ese sentido”.
  • De forma diferente, el construccionismo social se preocupa en dar visibilidad o en visibilizar los procesos de producción de conocimiento. Es en los procesos de interacción social, en sus intercambios lingüísticos, que las personas construyen las realidades conversacionales que circunscriben sus modos de vida.  Colocar las construcciones sociales como un producto del lenguaje y de los relacionamientos humanos es una importante diferencia, porque nos lleva a preguntarnos constantemente sobre cómo estamos, en nuestros relacionamientos, participando de construcciones y el mantener determinadas realidades.  El foco en los procesos de construcción del mundo, en el lenguaje, y no en las cosas en sí, eleva el construccionismo social a un plano meta teórico, de modo que preguntar por una “definición” tendrá siempre respuestas provisionales.
  • A partir de eso, nos dirigimos a la segunda parte de la afirmación de Gergen sobre la importancia de poder reflexionar acerca de nuestras construcciones y de sus efectos para poder mover el mundo en dirección a procesos de transformación social.  Si entendemos que construimos el mundo con el lenguaje, en nuestros intercambios sociales, algunos entendimientos que hoy vivimos como verdades absolutas pueden no haber sido siempre así, y pueden no ser así en todos los lugares.  De esta forma, buscamos releer la historia, conocer otras culturas, cuestionar el carácter inevitable de algunos discursos sobre el mundo, ampliar los horizontes de posibilidades.
  • Esta “desfamiliarización” (para algunos, “deconstrucción”) es un elemento importante para la crítica reflexiva, y fundamental para ejercitarnos en nuestro potencial creativo para la construcción de un mundo en otras direcciones.
  • Pero ¿en qué direcciones? Si el conocimiento no es una postura individual, tenemos que confiar que las preguntas que hacemos en nuestra exploración sobre otras posibilidades discursivas conllevan un proceso de interrelación dialógica, permitiendo otras órdenes de sentido. Con esto, nuevas construcciones sociales emergen, las cuales también pueden ser desestabilizadas en otros momentos, en un flujo interminable, como la propia vida, siempre en movimiento.

Danza, 1925, de Joan Miró.
  •  Atraviesa esta comprensión sobre el discurso construccionista social un inmenso esfuerzo para la ampliación de la discusión que usualmente hacemos sobre varios temas, entre ellos la ética. Mientras una visión moderna de ética tiende a significarla como un conjunto de valores o principios morales que guían la acción humana, los autores construccionistas sociales, hacen notar cómo, a lo largo del tiempo, relacionalmente, son producidos esos mismos valores que dan forma a lo que se considerará como la ética en una determinada comunidad. De esa manera, el construccionismo social hace la invitación a conocernos en las realidades locales y comprendernos en los procesos de construcción social, en la coherencia lógica que existe al interior de cada comunidad para sustentar que algunas de sus perspectivas se consideran como buenas, válidas, y mejores que otras.
  • De la misma manera, el construccionismo social nos invita a percibir nuestra participación activa en el mundo social, lo que podría aproximarse a una determinada concepción de política –relativa a la preocupación con lo público, con una vida en comunidades y sociedades.  Si entendemos el conocimiento como producto no de una determinada mente individual, sino de los relacionamientos, somos invitados a reflexionar sobre las implicaciones políticas de los efectos/consecuencias de construirnos el mundo en una determinada dirección.  Al final, no hay una posición neutral y siempre participamos en la construcción del mundo, de alguna manera.
  • Recientemente, pude ver un video del escritor Eduardo Galeano, en el que él decía de su intención de mirar y de dar énfasis a las cosas pequeñas, minúsculas, que generalmente se desprecian, y de su búsqueda, tal vez utópica de hacer del mundo la casa de muchos y no de una pequeña minoría.  Tomando a Galeano como inspiración, pienso que, a los autores construccionistas sociales, nos mueven la forma en que miramos lo que las personas hacen juntas y los sentidos, expectativas, patrones y valores que crean y coordinan sus acciones (McNamee, 2014), llama nuestra atención sobre cómo los dominios macro y micro sociales se entrelazan.  Pienso que es esta la gran potencia del construccionismo social como teoría práctica, y donde reside su fuerza ética y política.
  • Específicamente en lo que concierne a la terapia, pienso que las contribuciones construccionistas sociales al establecer los fundamentos a partir de los cuales se entiende la comunicación dialógica transforman la institución de la terapia, sobre todo al democratizar las relaciones que se establecen en ese contexto. Estar en diálogo en terapia implica el crear un contexto conversacional que permita el advenimiento de la alteridad como diferencia. Shotter (2009) apunta algunos motivos éticos para adoptar una postura colaborativa y dialógica en terapia. Según él, es necesario “ser sensible a las relaciones entre nosotros y con los otros, para luego que la segunda persona sienta aquello que la primera tiene como una agenda propia, entonces no se sentirá ofendida éticamente, con una falta de respeto de la primera por ella, sin embargo, también se sentirá ofendida éticamente por la falta de consideración de la misma en relación al proyecto común de ambas” (p. 35).  En este sentido, la postura colaborativa traza un compromiso ético y político precisamente por tener una responsibidad (entre personas y entre ellas y su contexto) como su principal factor terapéutico y así hacer justicia a las personas, a sus historias y a sus contextos.
El oro del azur, 1967, de Joan Miró.

Kenneth Gergen, Sheila McNamee, John Shotter

  • El primer autor que destaco es Kenneth Gergen, profundizando mi lectura inicial de su libro Realidades y Relaciones (Gergen, 1994), provocó en mí, ecos importantes que me permitieron tener una visión diferente sobre el proceso de construcción del conocimiento y su significado; sobre la posición del investigador en la producción del conocimiento y, principalmente, sobre los efectos de sustentarnos en una tradición psicológica moderna, determinada por una visión individualista. Pienso que las críticas presentadas por Gergen reconfiguran el objeto de una investigación psicológica, que pasa del individuo (y sus atributos internos) a la relación. Aun si nos falta un vocabulario relacional, a pesar de ser relacional, es contundente en urgirnos que avancemos en la comprensión de la persona involucrada en un continuo flujo de relaciones en movimiento.
  • Con Sheila McNamee pude comprender mejor el argumento del construccionismo social como una teoría práctica (McNamee, 2004); pude comprender el proceso de producción de sentidos, como un proceso de coordinación de acciones y creación de valores (McNamee, 2014) y pude vislumbrar una variedad de contextos en los cuales la discusión construccionista social muestra su fuerza y potencia: terapia, organizaciones, educación, salud mental, investigación, entre tantos otros.
  • Finalmente, destaco la fuerte presencia de John Shotter en mi vida (Guanaes-Lorenzi, 2017). Él ha sido el autor que más me ha ayudado a comprender y reflexionar sobre la potencia del “micro mundo”. Con él tuve uno de los diálogos más ricos acerca del construccionismo social y de los riesgos de su entrada en el mundo y lenguaje académicos (Shotter y Lannamann, 2002), y sobre la relación entre micro y macro contextos (Guanaes-Lorenzi ed.al, 2013). Con él, fui invitada a pensar los relacionamientos humanos a través de una lente ecológica, y a incluir la responsibidad corporal de la persona y de su medio circundante como central en el proceso de producción de sentidos.
  • La difusión del discurso construccionista social en la ciencia llevó a una importante construcción de la lengua y su centralidad en la configuración del mundo social. Con todo, este énfasis en el lenguaje puede ser reducido, erróneamente, al habla, ofuscando la necesidad de otro debate importante que ha sido muy bien delineado por Shotter (2009): la cuestión de que cualquier proceso de comunicación está inmerso en un ambiente determinado y que el momento interactivo (el de la acción conjunta) está marcado por un uso del lenguaje que es necesariamente espontáneo y corporalmente vivo. Es justamente esta espontaneidad, que se presenta de una manera no previamente planeada ni anticipada, que puede ser explorada como una cualidad importante de las comunicaciones dialógicas. Después, como dice el autor, los acontecimientos espontáneos (únicos y extraordinarios) pueden estar permeados de posibilidades creativas e innovadoras, las cuales pueden ser relacional y responsibamente ampliadas, permitiendo una transformación significativa para los involucrados en la conversación.
Maternidad, 1924, de Joan Miró.

Para existir el diálogo, y el otro, en su diferencia necesita poder existir como legítimo otro

  • Puedo testimoniar que no es la difusión pedagógica o instructiva del construccionismo social y las prácticas colaborativas y dialógicas lo que nos llevará a la creación de contextos más relacionales para el desenvolvimiento de nuevas prácticas sociales y modos de vida.  Aunque la ampliación de los debates en torno del construccionismo social retome ese vocabulario más conocido y aceptado en algunos contextos, pienso que el potencial para crear formas diferentes en las que podamos relacionarnos reside en el modo sensible con el que entramos en comunicación con los otros.  Acerca de estas o de cualquier otra idea, cuando podemos ejercitar el diálogo en su potencia generativa, ampliando los discursos sociales y las prácticas que los sustentan.
  • Es muy fácil caer en la coartada de legitimar que “el construccionismo social” es la respuesta correcta para los dilemas que enfrentamos; y que, nosotros como conocedores de estos asuntos, seremos los maquinistas del tren que nos llevará rumbo a la transformación social. Pero esa descripción es problemática, porque no considera y apenas da importancia al contexto en el que ese viaje se produce, como a la construcción del itinerario, y principalmente, a la acción de los propios pasajeros en ese viaje.
  • Por tanto, yo no sabría cómo responder a esta pregunta, sino a partir del relato de historias singulares, sobre los encuentros que viví con algunas personas en la docencia, en la investigación, en la terapia y sobre lo que hacemos juntos en nuestro caminar que nos permitió ampliar nuestro vocabulario y los modos de actuar en el mundo. Así pienso que lo más enriquecedor sería relatar y construir la narrativa de esos procesos singulares, o para usar una expresión de Shotter, de esos momentos marcantes, en la tentativa de construir conexiones entre eventos, y así reconstruir el proceso dialógico que vivimos en la construcción de momentos de referencia común. En estos contextos trato de contribuir, un paso cada vez, con la movilización del campo de atención de la salud, en dirección a una escucha ampliada de las personas y de sus necesidades singulares de cuidado.
  • Quiero puntualizar tres elementos que, entiendo, son importantes para mantener el diálogo fluyendo.  Estos elementos pueden ser enunciados como “listas” (pero nunca como reglas) que orientan a un profesional en el proceso de conducción de diálogos generativos:

a.       No enamorarse del construccionismo social como la primera Verdad, aniquilando así modos diferentes de entendimiento del mundo y las personas. Para existir el diálogo, y el otro, en su diferencia necesita poder existir como legítimo otro.

b. Honrar las historias de las personas, comunidades y organizaciones con las cuales trabajamos, como el único modo de hacer preguntas honestas, que puedan hacer justicia a las personas y a sus contextos. Para eso, es preciso vivir cada encuentro como único en la búsqueda de la posibilidad de construcción de momentos de referencia común. Las interacciones que se establecen en el momento interactivo no acontecen en el vacío.  Ellas tienen relación con los acontecimientos que nos antecedieron y otros que nos sucederán, integrando, por lo tanto, la vida en movimiento. Vivimos la Historia en el presente, y reconstruimos el futuro en cada relacionamiento y conversación en la que participamos,

c.       Es necesario ser sensible a los contextos que en un momento favorecen y en otro impiden el diálogo como una posibilidad. En el Brasil, vivimos un momento histórico bastante particular, en el que la lucha por los derechos humanos y por la construcción de una sociedad más tolerante a la diferencia vuelve a exigir nuestra atención.  Las grandes cuestiones sociales que dividen hoy al país en grupos y sus distintas ideologías, atraviesan nuestra práctica profesional cotidianamente. Es fundamental que estemos sensibles a las relaciones entre micro y macro mundo en la construcción cotidiana de nuestra práctica, para que podamos reafirmar nuestro compromiso con una sociedad democrática “casa de muchos y no de pocos”. La democracia no puede ser vivida como una conquista ya dada, sino como una construcción cotidiana, la democracia no es una abstracción y sí es un compromiso relacional y su construcción como realidad implica la participación responsable de todos en la creación del mundo que queremos tener.

Cifras y constelaciones, enamorado de una mujer, 1941, de Joan Miró.

La construcción social de la gestión, de la cultura organizacional y de los grupos

  • Dentro del pensamiento posmoderno, una de las premisas básicas del análisis social es comprender la realidad como un proceso en construcción, cuya configuración emerge enlas relaciones. Esto implica no partir de los conceptos de “organizaciones”, “gestión”, “cultura”, “liderazgo”, sino observar cómo cobran estatus de concretitud en las relaciones.
  • El construccionismo social propone que el mundo social se construye en procesos relacionales. Desde esta perspectiva epistemológica sustentamos la posibilidad de que el foco relacional pueda ofrecer una influencia sustancial en la construcción de la cultura organizacional y la gestión del trabajo que, en un modelo de cogestión, ocurre en procesos colectivos o grupales.
  • Aunque esta visión haya sido discutida hace tiempo en diferentes áreas del conocimiento, aún ha sido poco explorada en el campo organizacional y de la gestión. McNamee utiliza un gráfico circular para explicar la construcción social de la realidad, que nos permite comprender que la cultura organizacional se construye en las relaciones, y de esa forma es posible considerar la gestión como una construcción social, cuyo proceso se puede iniciar en cualquiera de sus etapas, dado que es circular.
  • Una de esas etapas es la manera en que las personas coordinan sus acciones en una situación dada que, al ser reiterada, pasa a ser reconocida como la forma correcta. Poco a poco esa forma se va transformando en un patrón, y se configura como otra etapa de ese proceso: la construcción de rituales y patrones. Con el tiempo, ese patrón se torna una referencia, y las próximas acciones se fundamentan en ese modelo, por lo tanto, la tercera etapa es la creación de expectativas. Esas expectativas sustentan sistemas de valores y creencias, los cuales se tornan órdenes morales de referencia para las próximas acciones, o sea, señalan el modo considerado “correcto” de la acción en una situación dada. En la próxima etapa (que corresponde a la primera etapa descrita del ciclo), las acciones se mantienen y reifican la lógica establecida. Ese proceso, al ser cíclico, es considerado “dado”, como si no dependiera de la participación de las personas, por lo que no es visto como pasible de cambio.
  • Sin embargo, como construcción social, la cultura organizacional se la considera dinámica y pasible de cambios a partir de la reflexión sobre cómo se construyeron determinados patrones y por qué razones, movimiento esencial para aquellos que las sustentan: los profesionales de salud.
  • La epistemología construccionista social proporciona una base para ese proceso de reflexión. Nos invita a reflexionar críticamente sobre qué conocemos y cómo ese conocimiento organiza nuestras prácticas sociales o modos de vida. Esos cuestionamientos corresponden al proceso de desconstrucción o desfamiliarización de la realidad, lo cual tiene el potencial de transformar sentidos que limitan la posibilidad de construcción de futuros deseables.
El carnaval del arlequín, 1924-1925, de Joan Miró.
  • La cogestión es una propuesta de cambio de la cultura organizacional de las unidades de salud; sin embargo, la cultura es algo complejo y exige la exploración de una serie de factores, no basta “implementar” una nueva forma de actuación o una nueva normativa política, si los profesionales conservan las creencias y los valores de la lógica anterior. Así, en muchos casos, se “implementan” ruedas de conversación o espacios “colectivos”, pero se siguen reproduciendo antiguos patrones jerárquicos.
  • En este sentido, entendemos que la construcción de una nueva realidad social, de una nueva cultura organizacional, les exige a sus participantes la consciencia de su participación en su producción y, al mismo tiempo, un proceso reflexivo grupal, dado que la cogestión presupone conversiones colectivas.
  • En la epistemología construccionista, el grupo se torna un contexto de producción y negociación no solo de sentidos, sino de realidades sociales. Así, los espacios colectivos de conversación, como propone el método de la rueda, pueden conformarse en contextos privilegiados de diálogo, en los que la co-construcción de realidades sociales asume un papel central. En ese sentido, hay un desplazamiento de la atención destinada a la tarea de definición de los grupos, que redirecciona la atención al modo en que las personas se relacionan y conversan y, en consecuencia, construyen la realidad del grupo, y de la cultura de la cual forman parte.

Algunos recursos para el trabajo grupal:

  • a) enfocar el proceso grupal: estar atentos a cómo las personas se relacionan en los grupos; b) problematizar las meta narrativas: convocar a un proceso reflexivo sobre cómo funcionan nuestras prácticas y en qué fundamentos se sustentan; c) reconocer la dimensión ética y política del trabajo grupal: en palabras de la autora, “pensamos que el grupo es una tecnología potente para el fortalecimiento de redes de solidaridad y para promover la idea de colectivo, que valora la construcción de ciudadanía y una mayor participación social”; y, d) adoptar posturas colaborativas y dialógicas en la facilitación de grupos: estar atentos y abiertos a la pluralidad de sentidos, lo que posibilita la participación y construcción de una relación democrática y horizontal. Esos recursos no deben ser asumidos como técnica. La intención es ofrecer ejemplos de cómo la epistemología construccionista social puede ser utilizada como recurso para pensar y problematizar diferentes conceptos y realidades sociales.

Dinámica relacional del núcleo de salud familiar

  • Buscamos visibilizar la complejidad del proceso artesanal de construcción de la cogestión. A partir de analizar la cultura organizacional, entendida como construcción social, buscamos describir el modo en que esa cultura emerge en las relaciones –delimitadas por los contextos sociales– e indicar facilitadores y obstaculizadores específicos de los lugares analizados. La epistemología construccionista orientó la investigación desde su inicio, funcionando como método en la construcción de los datos y en el análisis del material, dado que es un recurso útil para reflexionar sobre nuestra participación en las realidades sociales, develando también los desafíos de ese proceso.
  • Nuestra intención fue mostrar que la participación, algo anhelado por la cogestión, es intrínseca a los procesos sociales. Aun cuando no estamos atentos, estamos manteniendo activamente el statu quo. Así, “no participar” es también una forma de participación de la realidad vivida, es un acto político. De ese modo, consideramos que la propuesta de co-gestión debe incluir en su camino de construcción la toma de consciencia de ese proceso social, al cual nos convoca la epistemología construccionista social.
  • Para tomar consciencia de ese proceso, es importante que los equipos se observen a sí mismos como objeto de análisis (proceso), y no solo desde un punto de vista administrativo y de organización de los servicios (contenido).
Cuadro, 1943, de Joan Miró.

Un cierre para IRYSE (agosto 2021):

Un movimiento continuo de reinvención de la vida

Durante mucho tiempo, he definido mi posición filosófica en relación con la clínica como una posición construccionista social o una posición relacional. Esto significa entender que es en los procesos de interacción social, en los intercambios lingüísticos encarnados, que las personas construyen las realidades conversacionales en las que viven.  Esta conciencia de construcción relacional, para mí, es el punto central de esta perspectiva, y eso nos permite tener constantemente una postura de curiosidad hacia el mundo y la forma en que las personas se nos presentan, en cada momento. Esto es lo que hace del construccionismo social una “teoría práctica”, como afirma Sheila McNamee, una forma de ser y actuar en el mundo que invita a la reflexión constante y, por tanto, a la apertura al diálogo. 

La perspectiva construccionista social también aporta una importante sensibilidad al contexto como alternativa a las formas más individualistas de entender la construcción del mundo. Este énfasis en la interacción – en la relación entre las personas y entre ellas y su entorno circundante – es relevante, y algo que nos permite pensar en la terapia como una forma de práctica políticamente comprometida, que se niega a guiar las conversaciones que colocan a las personas en el origen de sus problemas.

Estas ideas, en conjunto, me han llevado a entender la terapia como un encuentro humano que, si se estructura dialógicamente, permite la construcción de buenas circunstancias para el surgimiento de nuevos significados y formas de vida, en un movimiento continuo de reinvención de la vida. Me influyen en esta comprensión las contribuciones de John Shotter para la comprensión de la comunicación dialógica y que, en mi opinión, nos permiten llevar la democracia al contexto terapéutico. Estar en diálogo en terapia implica crear un contexto conversacional que permita el advenimiento de la otredad como diferencia.

¿Cuál es la conexión con la pandemia?

La pandemia del covid-19 ha traído diferentes desafíos a nuestra sociedad. Sin embargo, no podemos entender que la crisis haya afectado a las personas de la misma manera.  Buscar considerar las especificidades y contextos singulares de la vida, y crear contextos para que las personas puedan resistir la patologización individual del  sufrimiento, reconociendo también las dimensiones colectivas del trauma experimentado, son recursos importantes derivados de las ideas construccionistas. Además, se añade la búsqueda constante de producir entendimientos a partir de momentos inusuales de interacción humana.

La sonrisa de alas flameantes, 1953, de Joan Miró.

La terapia, para mí hoy, es hacer un pacto con la esperanza de cambiar el mundo por la conexión humana

Para mí, ser terapeuta es una forma de participar en la transformación del mundo social en el que vivimos. Es crear buenas circunstancias para que las personas puedan ser más de lo que pensaban que podrían ser, que puedan percibir su participación en un sentido amplio de sentido. La terapia, para mí hoy, es hacer un pacto con la esperanza de cambiar el mundo por la conexión humana.

Hace poco, vi un hermoso video del escritor Eduardo Galeano, en el que decía de su intención de mirar y enfatizar las pequeñas y diminutas cosas que generalmente son despreciadas, y su búsqueda, tal vez utópica, “de hacer del mundo el hogar de muchos, y no de una pequeña minoría”. Tomando a Galeano como inspiración, creo que los autores construccionistas sociales, al cambiar nuestra mirada hacia lo que las personas hacen juntas y los significados que crean al coordinar sus acciones, llaman nuestra atención sobre cómo se entrelazan los dominios macro y micro social. Creo que este es el gran poder del movimiento construccionista social como teoría práctica, y donde reside su fuerza ética y política, incluso en el contexto terapéutico. Tenemos que hacer del mundo el hogar de muchos y apostar por formas dialógicamente estructuradas de comunicación e interacción es un paso importante en esta dirección. La terapia es sólo un ejemplo de dónde puede estar esto.

 Ser creativos en una relación terapéutica es confiar en que lo que construiremos juntos, en el diálogo, es único, y nos está sucediendo por primera vez. Probar las aperturas traídas en diálogo, en cada momento, es creatividad en movimiento.

La riqueza de los espacios de diálogo consiste en recordarnos que siempre hacemos una conversación en continuo desarrollo, de una historia que no tiene ni principio ni fin definitivo. Estar en diálogo es crear espacios de aprendizaje, creatividad y reinvención. Es una manera de honrar a las personas por sus historias, una manera de mantener el diálogo abierto a otras colaboraciones y formas de ver el mundo.

Pájaro lunar (Moonbird), 1966, de Joan Miró.Pájaro lunar (Moonbird), 1966, de Joan Miró.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Guanaes-Lorenzi, C. (2017). Performing dialogism: my experience of dialogue with John Shotter. International Journal of Collaborative-Dialogic Practices, Special Issue, 7(1), 2017: 26-29.

Guanaes-Lorenzi, C. (no prelo). Comunicação dialógica: ecos e movimento. Nova perspectiva sistêmica, 26 (57).

Guanaes-Lorenzi, C.; Martins, P.P.S. ; Corradi-Webster, C. ; Amorim, K.S.  Rasera, E. F.; Mosqueta, M.S. (2013). Envisioning a participatory democracy: an interview with John Shotter. Psicologia em Estudo (Impresso), 18 (1): 561-569.

Guanaes-Lorenzi, C. (2015).From working with groups to work as a group: reflections of group practice in the Family Health Strategy. In: Emerson F. Rasera. (Org.). Social Constructionist Perspectives on Group Work. 1ed.Chagrin Falls, Ohio: Taos Institute Press, 2015, v. 1, p. 41-50.

Guanaes, C., & Japur, M. (2003). Construccionismo social y metapsicología: un diálogo sobre el concepto de uno mismo.   Psicología: Teoría e Investigación, 19 (2), 135-143. (disponible en línea)

Guanaes, C., & Japur, M. (2008). Contribuciones de la poética social a la investigación en psicoterapia de grupo. Estudios de Psicología (UFRN), 13 (2), 117-124. (disponible en línea).

Guanaes, C., & Mattos, A. T. R. (2011). Aportes de la construcción social para trabajar con las familias en la Estrategia de Salud de la Familia. Salud y Sociedad USP, 20 (4),1005-1017. (disponible en línea)

Guanaes-Lorenzi, C., Santos, M. V., Brunini, F. S., Ishara, S., Tofoli, S.M.C., & Real, E.M. (2012). La construcción de un programa de atención familiar en un hospital psiquiátrico de día: desafíos y potencialidades. Nueva perspectiva sistémica, 43, 54-72. (disponible en línea)

Guanaes-Lorenzi, C. (2013). La construcción del diálogo asistenciales entre usuarios y profesionales de la salud. Salud y Transformación Social, 4 (3), 43-51. (disponible en línea).

Guanaes-Lorenzi, C. (2017). Comunicación dialógica: ecos y movimiento. Nueva perspectiva sistémica, 58, 117-120.

Guanaes, C. (2006). La construcción del cambio en la terapia de grupo.  São Paulo: Vector.

Guanaes-Lorenzi, C., Moscheta, M. S., Corradi-Webster, C.M., & Souza, L. V. (Orgs.). (2014). Construccionismo social: discurso, práctica y producción de conocimiento.  Río de Janeiro: Instituto Noos.

Capítulos de libros:

Guanaes-Lorenzi, C. (2014). Construccionismo social: tensiones y posibilidades de un movimiento en construcción permanente. En C. Guanaes-Lorenzi, M. S. Moscheta, C.M. Corradi-Webster & L. V. Souza (Orgs.), Construccionismo social: discurso, práctica y producción de conocimiento (pp. 89-104). Río de Janeiro: Instituto Noos.

Guanaes-Lorenzi, C., Palacio, M.B., Aoki, F.C. O. S., & Tofoli, S.M.C. (2015). Superar el discurso del déficit en el trabajo con las familias en contextos de salud mental. En R.M. S. Macedo (Org.), Expanding Horizons of Family Therapy (pp. 13-38). Curitiba: CRV.

Guanaes-Lorenzi, C. (2017). Recursos para facilitar grupos en un enfoque construccionista social. En M. A. Grandesso (Org.). Prácticas colaborativas y dialógicas en diferentes contextos y poblaciones: un diálogo entre teoría y prácticas (pp. 399-418). Curitiba: CRV.

Guanaes-Lorenzi, C.; & Martins, P.P.S. (en el prelet). Reflective Processes in Working with Families in Mental Health: Building Democracy in Everyday Dialogues. En: A. García; L. Rodrigues, & H.M. Cruz.  Palabras, Movimentos y Emociones. Nuestro homenaje a Tom Andersen. Chagrin Falls, Ohio: Taos Institute Publications.

Página del Instituto Taos que contiene información de Carla Guanaes-Lorenzi:

Tapia Figueroa, Diego, Tesis (2018) para el Ph.D. con la Universidad Libre de Bruselas (VUB) y el TAOS INSTITUTE.

https://sites.usp.br/lapepg/  (Esta es la página web del Grupo de Investigación que coordino en la Universidad).


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