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La intimidad de la pareja (***)

Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)

Maritza Crespo Balderrama, M.A. y Diego Tapia Figueroa, Ph.D.

 

El Éxtasis de Santa Teresa, 1645 y 1652, de Gian Lorenzo Bernini.

 

Aunque para muchos el orgasmo sigue siendo un tabú, para otros es un descubrimiento creativo, que invita a la experimentación.

Hablar de sexualidad es hablar de lo que nos hace ser seres humanos, de nuestra historia personal, de nuestra forma de ver el mundo y de cómo nos vinculamos con los otros y con nuestros contextos relacionales significativos.

El sexo no solamente es una necesidad básica humana, sino que atraviesa nuestra vida, se adapta a nuestras circunstancias y se transforma, dependiendo de cómo vaya cambiando nuestra manera de pensar y de actuar.

El orgasmo: un viejo conocido para los hombres y un desconocido para las mujeres

El orgasmo suele reconocerse como la cúspide de la experiencia sexual. Si bien tiene un componente fisiológico y anatómico en el que están involucrados estímulos en los órganos genitales y descargas eléctricas de nuestro cerebro, es indudable que también tiene un alto componente emocional y psicológico, que implica la confianza, la satisfacción y la conexión con el propio cuerpo y con el cuerpo del otro.

El orgasmo masculino ha sido bastante estudiado por los científicos, médicos y psicólogos, quizás como evidencia de la prioridad de lo masculino en nuestra cultura. Por el contrario, el orgasmo femenino no se conoce todavía del todo y mucho de su estudio y concepción ha estado marcado por el prejuicio y el desconocimiento.

El orgasmo es donde se permite florecer en lo mejor de lo humano, se abre al éxtasis, la felicidad y la energía. Estas sensaciones de gozo se centran en el clítoris, que tiene más de 8 000 terminaciones nerviosas (el doble de las que tiene el glande).

Hombres y mujeres coinciden en que el cerebro transforma casi cualquier parte del cuerpo humano en una fuente constante de placer. Sobre todo, son tres contextos naturales los responsables de mover la conexión con el placer: el sexo, la comida y las relaciones sociales.

Cuando se produce el clímax se deja de controlar los movimientos corporales. El placer intenso y rápido lleva a una sensación constante de bienestar, de aceptación, de alegría.

 

El rapto de Proserpina, 1621 y 1622, de Gian Lorenzo Bernini.

 

Las ventajas del orgasmo para la salud a largo plazo:

  • Segregación de oxitocina (hormona de la felicidad), dopamina y endorfinas generando una sensación de placer y bienestar.
  • Relajación y disminución de tensiones, por lo que ayudará a disminuir y combatir el estrés.
  • Refuerza el sistema inmune.
  • Mejora el tono del suelo pélvico (es el mejor ejercicio, que puede practicar las mujeres).
  • Mejora el flujo sanguíneo.
  • Quema calorías.
  • Mantiene sano el cerebro.
  • Elimina el insomnio y ayuda a dormir.
  • Mejora el estado de ánimo.
  • Es bueno para el corazón.
  • Previene el cáncer de próstata. Es un analgésico natural.
  • Ayuda a la salud emocional.
  • Otorga bienestar y un brillo saludable que mejora la piel.

Más orgasmos, más años de vida

El orgasmo es una manera de reconciliarse con lo mejor de la vida humana, de conectarse con la energía vital y de expandir el ser. Es una posibilidad de florecer cada vez, como si fuera la primera vez. Ejercicio pleno de libertad, creatividad y sensaciones que generan alegría, que abren vínculos a favor de una existencia auténtica.

Aquí algunas de las diferencias entre los orgasmos femeninos y masculinos:

 ORGASMO MASCULINO

ORGASMO FEMENINO 

 Duración e intensidad

Entre 3 y 10 segundos y los espasmos no son más de 10.  Suelen ser más prolongados durando hasta 20 segundos. La sensación no se limita a la zona genital sino a todo el cuerpo.

 Frecuencia

Es más frecuente. El 75% de los hombres en estudios realizados señalan que llegan al orgasmo.  Es menos frecuente. Los porcentajes varían entre 45 y 48%.

 Excitación

 Los hombres llegan más rápido a niveles de excitación que les permiten alcanzar el orgasmo.  Las mujeres requieren de más tiempo y estimulación placentera para alcanzar el nivel óptimo.

 Placer

Tanto el hombre como la mujer experimentan el mismo tipo de placer en el orgasmo, relacionado con las descargas eléctricas en el cerebro y la tensión corporal que este implica.

 Función

 Para el hombre tiene una función reproductora además de placentera.  También algunos pueden experimentar “orgasmos secos”. Por lo general el hombre busca el resultado: llegar al orgasmo.  Para la mujer el orgasmo tiene una función plancetera porque no se requiere para la fecundación. Para ellas el orgasmo es un elemento fundamental para la conexión, posibilita el encuentro y está relacionado con los niveles de confienza que se tiene con la pareja.
Repetición
Su cuerpo requiere un periodo “refractario”, en el que debe tomar fuerzas para otro proceso. Su agotamiento es evidente y solo pueden tener un orgasmo a la vez. Su cuerpo tiene mayor capacidad de “reponerse” y estar dispuesto para otro orgasmo.  Además, pueden tener varios orgasmos al mismo tiempo.

 

Venus del espejo, 1647-1651, de Diego Velázquez.

 

Un alimento para la vida sexual saludable

Hablar de salud sexual es hablar no solamente, de cuidado a nuestros órganos sexuales, sino también el vivir nuestra sexualidad de una manera activa, creativa y plena. Esto implica dar rienda suelta a la imaginación, quitarle dramatismo y mantener una posición de frescura, curiosidad y alegría.

Vivir una vida sexual adulta saludable también es compartir con otro/a momentos de intimidad sexual alejados de rutinas, competencias, luchas de poder y obligaciones. Se trata más bien de una invitación para la expresión del ser de cada uno y la construcción de un espacio para experimentar con imaginación, audacia, transparencia y, sobre todo, respeto por el otro. Jugar con libertad y jugar junto con la pareja de una manera que signifique comodidad y gozo mutuos.

Las fantasías están dejando de ser un tabú, entre otras cosas, porque se han vuelto comunes en las series de televisión y en las películas, en donde los personajes fantasean y los espectadores podemos sumergirnos en ellas, gracias a las puestas en escena.

Pero, ¿qué implica una fantasía? ¿por qué las tenemos?, ¿son normales?  Las fantasías son construcciones mentales que hacemos a partir de estímulos cotidianos, las vivencias y las sensaciones. Se relacionan con el conocimiento sobre nuestro propio cuerpo, las concepciones que tenemos sobre el sexo y la sexualidad y con el propio desarrollo sexual que cada uno ha alcanzado.

El que tengamos una fantasía, y esto es importante, no significa que haya que realizarla. Algunas investigaciones en el campo de la sexología han señalado que la mayoría de hombres quisieran que su fantasía se haga realidad, mientras que la mayoría de mujeres prefieren que sigan siendo un estímulo mental que no se materialice.

En general, las fantasías eróticas pueden ser un estímulo que se pone en práctica en el momento del coito, para acrecentar el placer y las sensaciones. También pueden ser un elemento que sirva para mantener el interés y la alegría en las relaciones de pareja, teniendo claro que lo que a uno puede parecerle entretenido, erótico o estimulante, puede ser sentido como agresivo, violento o intimidante por el otro.

Para que una fantasía tenga el efecto esperado, cada uno debe estar de acuerdo en compartirla contándola en ese espacio de intimidad de pareja, de complicidad de pareja. Para que sean experimentadas como un juego, de manera positiva, es importante que se quede en el nivel de un sueño libre que se relata como un cuento que estimula el encuentro sexual.

Si bien hay algunas diferencias entre las fantasías masculinas y las femeninas, las dos tiene el mismo fin: potenciar el placer y el deseo. Ciertamente, el camino para lograr este fin puede ser distinto en mujeres y hombres, ya que las prioridades suelen ser distintas y tienen distintos matices. En las de los hombres suele haber un enfoque en la dominación y el poder, mientras que en las mujeres suelen estar más vinculadas a situaciones cotidianas, con muchos detalles y experiencias.

Algunas de las fantasías más comunes entre los hombres:

  • Las relacionadas con la vestimenta de las mujeres.
  • El experimentar fuera de las rutinas cómodas.
  • Intentar ser creativos y poder ser vulnerables.

Por otro lado, las fantasías más comunes entre las mujeres suelen ser:

  • Juegos eróticos, que sean encuentros lúdicos, con espontaneidad.
  • Arriesgarse a ser creativos y probar nuevas sensaciones.

Es importante estar conscientes que imaginar tener determinadas fantasías eróticas no significa la obligatoriedad de realizarlas ni de concretarlas cuando implican a terceros. Son fantasías, que se pueden compartir exclusivamente con la pareja (con la que existe un pacto de exclusividad sexual como una manera consistente de cuidar la relación y el proyecto de pareja), en un diálogo que genera intimidad con complicidad, comprensión, apertura y madurez.

Es fundamental que haya consenso y aceptación de las dos partes. Un juego cumple su objetivo si se utiliza en contextos de libertad, aceptación, alegría y complicidad y no como una imposición o un deber ser. Es un elemento que puede contribuir a potenciar el placer, el compromiso y la relación. Solo tiene sentido si sirve para ese placer compartido.

 

La alborada, 1965, de Pablo Picasso.

 

Perspectiva relacional para construir conjuntamente intimidad sexual

Es muy importante la aceptación, el reconocimiento, la creación de un vínculo sincero y el contacto humano, para reconocer al otro; para que el otro se sienta seguro y confiado en la relación íntima.  La caricia es su forma. Puede ser verbal o física. Positiva o negativa. Directa o indirecta. Condicional o incondicional. Podemos y necesitamos dar (y recibir) estímulos positivos. Es un acto de generosidad y una de las formas más honestas de honrar la relación.

1-. Hay que aprender a dar caricias, libremente, con espontaneidad vital. Es importante concientizarse de las características positivas de quien nos rodea, así como tener un espacio libre para reflexionar y aportar constructivamente.

2-. Aprender a aceptar las caricias. Aunque la otra persona rechace las caricias (porque tal vez no se siente merecedora) se puede reafirmarlas haciendo sentir cómoda a la otra persona, con una sensibilidad fina, que genere apertura y flexibilidad.

3-.  Podemos pedir caricias de manera clara y directa. El valor de la caricia no disminuye por pedirla. Al mismo tiempo, hay que dar a la otra persona el derecho de rehusarse.

4-. Cada uno tiene el legítimo derecho de decir sí o no a las caricias solicitadas o emanadas.

 

(***) https://www.maxionline.ec/la-intimidad-de-la-pareja/

Psique reanimada por el beso del amor, 1793, de Antonio Canova

 

 

 

 

 

 

 


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