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Construccionismo social-relacional. Construcción conjunta, significativa y creativa de procesos de transformación en el proceso terapéutico, en la formación de profesionales y en la supervisión clínica. (16)

Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.

 “El futuro no ha sido vivido todavía y la invitación a imaginar un futuro deseado invita a la posibilidad de contribuir a construir ese futuro.  Nosotros debemos articular más preguntas sobre el futuro que sobre el pasado”.

Sheila McNamee (2017, comunicación personal)

Monet pintando en su estudio, 1874, de Édouard Manet.

Nos basamos para esta serie, en esta tesis, de la que extraemos -adaptándolas- las propuestas e invitaciones a una postura relacional distinta para la construcción del proceso de diálogo terapéutico transformador.

¿Cómo el construccionismo social y las prácticas colaborativas y dialógicas son útiles para la co-construcción relacional de un espacio de formación y supervisión terapéuticas? Tapia Figueroa, Diego, Tesis (2018) para el Ph.D. con la Universidad Libre de Bruselas (VUB) y el TAOS INSTITUTE de Estados Unidos

Resultados relacionales en el proceso

El construccionismo social, según lo señalado por Kenneth Gergen (2014, p.8) en su entrevista con Liping Yang:

…sí hace a los profesionales de todo tipo, dos preguntas centrales: ¿cómo y para quién es útil lo que haces? Y ¿cuáles son las implicaciones socio políticas -éticas- de tomar, seriamente, la realidad propuesta? Y, además: …este proceso…es indefectiblemente una forma de activismo social o político: cualquier acción que se realiza en una sociedad forja de ese modo su futuro.

Entonces, se puede comprender que los discursos sobre la ética y la política no son temas individuales o de creencias personales, sino que tienen que ver con los procesos de construcción de las relaciones; guiadas por el interés de aportar al bienestar humano en un contexto en el cual las múltiples voces coordinan aquello que van a definir como lo bueno y lo útil, lo éticamente relacional y lo políticamente transformador. Las acciones con las cuales se construyen los mundos son sociales, acciones prácticas humanas. Es con el diálogo abierto como se pueden generar nuevas formas de significar esos mundos, esos nuevos mundos de significado.

Se puede convertir lo que se desconoce en una oportunidad ética y estética cuando se es capaz de hablarse, de interpelarse y de narrarse de formas inéditas, arriesgándose a soltar las muletas de las certezas, del saber establecido y oficial, de todo lo que tiene a las personas en la ceguera de la subalternidad frente al poder, al que se complace y del que se es cómplice; que impide descubrir y cocrear nuevos futuros.

Es importante reconocer que sobre estos procesos relacionales-sociales puede haber descripciones alternativas para toda investigación, caben otras interpretaciones que construyan sentido, nuevos significados.  No hay una verdad esencial, ni verdades absolutas.  El momento que este viaje inicia, aceptamos soltar la comodidad del pensamiento modernista y aventurarnos en la complejidad de las prácticas sociales colaborativas y dialógicas, generativas, libres de dogmas y de identidades fijas, así como, las certezas y los prejuicios con su recetario para “bien pensantes” funcionales al statu quo; y asumimos responsablemente el riesgo de naufragar o llegar, eligiendo legitimar, aceptar la diversidad y humanizar, entretejiendo conexiones con un lenguaje relacional, aquello que creamos y no cesamos de explorar.

Como todo proceso de formación y supervisión, la coinvestigación planteada implica una reflexión crítica y autocrítica sobre el trabajo terapéutico que desarrollan, día a día, los coinvestigadores con las familias a las que atienden. En ese contexto, utilizamos frecuentemente metáforas para explicar los significados de estas relaciones.  Una metáfora sobre el sentido del teatro fue apropiada para decir también del sentido del proceso terapéutico (del arte, de la terapia): es escuchar el ruido del mundo y devolverlo hecho música, hecho poesía.  Como lo narraba John Shotter citando a Tom Andersen, en el encuentro, ISI 2015 (testimonio recogido en mi diario de campo) -en mi adaptación-: “Las palabras son como manos con las que tocamos el rostro de las personas.  Y, a la vez, puedes ver a las personas ser tocadas por sus propias palabras”.

Lo que sucede durante los encuentros con el equipo de coinvestigadores fue que, al releer algunos de los libros sugeridos, se inicia una reflexión distinta. Además de nutrirnos teóricamente con la riqueza de estos conceptos, se llega a ampliar y profundizar la comprensión de los procesos relacionales con los consultantes, investigar nuevas formas de construcción relacional, contextualizando, desde el lenguaje social, cultural y local, las maneras de decir y hacer nuestras vidas sociales.

 Un diálogo con la complejidad

Todo viaje que realizamos con otras personas nos va abriendo la comprensión de que nos encontramos a nosotros mismos, gracias a la presencia de los otros con nosotros.  La historia de este movimiento se va contando a través de los diálogos de quienes la protagonizaron.  Sus significados van cambiando en cada nuevo encuentro, en el acontecimiento que toda conversación inaugura y expande.  Y, como coinvestigadores (facilitadores de esta formación y en este espacio de aprendizajes colaborativos/generativos) siempre hemos buscado estar en diálogo con el proceso que se investiga; un diálogo cualitativo con las fortalezas de lo que investigábamos juntos.

La experiencia de construir conjuntamente, en un arco de tiempo concreto, una nueva cultura relacional en estos espacios, se describe como un proceso en continua y permanente metamorfosis.  A veces, las múltiples voces presentes se apropiaron de este espacio conversacional, protagonizando diálogos que se transformaron en colaborativos y al mismo tiempo transformaban las prácticas sociales, culturales y terapéuticas.  En otras ocasiones, las preguntas que nos interpelaban suscitaban reflexiones abiertas y críticas sobre los propios puntos de vista y las maneras de ser con los otros en los distintos contextos relacionales y laborales.  Con frecuencia estas maneras innovadoras de conversar eran un desafío para los profesionales que quincenalmente llegaban a este espacio de supervisión-intervisión-covisión (así como una amenaza al poder y a la cultura jerárquica, abusiva y opresiva de sus jefes/as), más aún si era su primera vez: para unir, a lo conocido, la complejidad de mantener el interés de los que permanecieron durante el tiempo y propiciar la inclusión de las personas nuevas en el proceso.

Frecuentemente, estos aprendizajes conjuntos nos hacían compartir la curiosidad acerca de aquello que, desde el construccionismo social y las prácticas colaborativas-dialógicas y generativas, se ofrecía como posibilidades para crear nuevas formas de ser con los demás, con un lenguaje orientado a la movilización de fortalezas, alternativas y recursos propios de cada participante; a valorar, los conocimientos locales; a reconocer y legitimar las prácticas valiosas y exitosas; a generar miradas de futuro y esperanza para transformar las comunidades con la participación de quienes las construyen.

Simplemente, se narra cómo, en un contexto específico de una cultura local de la sociedad ecuatoriana, en un tiempo histórico determinado, con un equipo que cambiaba de integrantes a un ritmo continuo, y con una red inter y multidisciplinaria, que se hacía y recomponía cada quince días, en encuentros en los que decían llevarse aprendizajes, palabras que les sorprendían, actitudes que les gustaban; se pudo -modestamente- invitar a un diálogo transformador que tuvo a los siguientes protagonistas, en este espacio de supervisión-intervisión-covisión:

1.         El equipo de técnicos y la Red que se logró crear.

2.         La filosofía y las orientaciones del construccionismo social y las prácticas colaborativas y dialógicas.

3.         Un facilitador de procesos relacionales.

4.         Las propias historias de cada uno de los participantes de estos encuentros, que se expresaban a través de narraciones.

5.         Las historias de familias con las que trabajaba el equipo de técnicos y la Red, expuestas por los miembros de los equipos técnicos.

Los criterios de elección de los sentidos positivos para la construcción de bienestar han respondido a un ejercicio reflexivo crítico sobre el significado de lo que es importante, lo que tiene valor, lo que se considera bueno o útil, haciéndonos constantes preguntas sobre los espacios en donde se desarrollaron estas conversaciones, sobre quienes las protagonizaron, para quiénes podrían servir.

El Gran Canal en Venecia, 1874, de Édouard Manet.

Como facilitadores de estos procesos dialógicos una de nuestras orientaciones ha sido el buscar (desde la curiosidad relacional, la apertura relacional) comprender la complejidad de estas relaciones y los significados que se iban generando.  Hemos querido ser interlocutores participativos de este proceso de aprendizaje colaborativo/generativo.  Interlocutores democráticos, respetuosos y capaces de contribuir a movilizar los recursos existentes en el contexto relacional que se inauguraba en cada encuentro.

En palabras de Kenneth Gergen (2016):

Ser responsable de las relaciones es sobre todo sostener el proceso de creación conjunta de significado. En la responsabilidad relacional evitamos el narcisismo implícito de los llamamientos éticos para “cuidar del yo”. También evitamos la división yo/el otro fruto del imperativo de “cuidar del otro”. Cuando somos responsables de las relaciones abandonamos la tradición individualista y el cuidado de la relación se vuelve lo principal. (p. 538)

Este proceso se convierte en un común descubrimiento del valor de conocer y estar con cada una de las personas que participan en distintas formas y en distintos momentos de las interrelaciones.  Una búsqueda compartida de preguntas reflexivas, de decir lo que sucedía entre nosotros, y expresar -con respeto y confianza- lo que no se había dicho abiertamente sobre sí mismos y sobre el trabajo conjunto. Haciendo énfasis en la interpelación del sentido de la jerarquía, cuestionando las relaciones basadas en un orden social jerárquico (los discursos dominantes), proponiendo y creando relaciones igualitarias, democráticas, responsables y abiertas en las que cada participante experimentaba un sentido de pertenencia, de reconocimiento y de libertad para expresar libre y abiertamente lo que pensaba, lo que sentía, lo que le gustaría que sucediese en cada encuentro.

Insistimos en la invitación a construir un espacio para pensar críticamente, en las maneras tradicionales de formación y de trabajo de los equipos profesionales, cuestionando, desde la práctica, la concepción ortodoxa que sostiene que la formación es el espacio para reproducir y repetir la característica que más sostiene relaciones de dominación: la jerarquía, ubicada como el norte de esas experiencias. 

Promovemos la conformación de un tiempo y lugar para el cuestionamiento sobre el miedo que se confunde con respeto, en donde la estructura organizacional se entroniza como lo que se considera importante de preservar en las relaciones, lo que se constituye en una cosmovisión eminentemente modernista y que apuntala el statu quo.

Reflexionamos sobre el hecho de que en los contextos relacionales jerárquicos desaparecen la curiosidad, la creatividad, la democratización de las relaciones, la horizontalidad en la participación, la inclusión y la corresponsabilidad para decidir cómo, quiénes y con cuáles propósitos construir otros futuros.  El conformismo y la resignación, además de la subalternidad, son las consecuencias de estas maneras desiguales de trabajar; por ello es tan importante deconstruir toda relación jerárquica con las familias y entre los colegas del equipo, e invitar a un estilo relacional distinto, de ser con el otro, de hacer con; de cuidar responsablemente las relaciones, comprometiéndose con el bienestar de las personas.

Lo común en las creencias culturales (modernistas) del contexto ecuatoriano sobre las jerarquías como referente de la seriedad profesional, de solvencia clínica y social, de lo que es correcto -está bien y es lo bueno- corresponden, también, a la creencia de que existen categorías teóricas científicas -las ortodoxas y tradicionales, las de los diagnósticos de los expertos- que tienen una superioridad teórico-práctico-metodológico-funcional sobre otras perspectivas, que no son reconocidas por el estatuto modernista como científicas y responsables con los que etiquetan como “pacientes”.

La convicción y certeza de “ser poseedores de la verdad científica”, del saber verdadero y de la experticia sobre el estilo de vida que cada “paciente” debe llevar, clarifican cómo se entienden las relaciones entre los técnicos -psicólogos clínicos y trabajadores sociales- que se consideran realmente profesionales, y el resto de personas (a las que se etiqueta bajo categorías como terapia de autoayuda, posmodernas, couching, etc.) que, para los primeros trabajan sin planificación y objetivos, metodología o herramientas y técnicas.   

Este suele ser el contexto relacional (y, al asumir esta orientación se está definiendo la aceptación y la elección de una determinada posición ética y política en estos procesos relacionales) al que están acostumbrados los profesionales de áreas sociales en el Ecuador y con los cuales conversamos en cada encuentro, cuestionándolos y haciéndoles preguntas que nos permitan salir de las visiones profundamente reduccionistas, irrespetuosas y orientadas al control social.

Los diálogos reflexivos, tanto sobre las propias creencias y teorías como sobre las prácticas profesionales van acompañados por los textos de los autores y teóricos del construccionismo social y las prácticas colaborativas-dialógicas y generativas.  Abiertos a las preguntas innovadoras que esos textos nos hacían cuando conversábamos con ellos en cada encuentro, mirando juntos su utilidad para el diálogo con las familias y las acciones en su contexto y cultura y evaluando qué ofrecían para nuestros procesos relacionales, conversacionales y de aprendizajes colaborativos/generativos.

En palabras de Sheila McNamee (Conferencia virtual, Red Investigación Relacional Taos, 2016): “Si, por otro lado, un recurso se usa como una invitación para crear posibilidades para “continuar juntos”, entonces nuestros intentos están orientados a la relación“.

Conversamos con curiosidad (con inteligencia relacional), abiertos a explorar y descubrir nuevos significados, en encuentros en los que lo importante es esta sensibilidad humana, relacional para comprender al otro, para generar un proceso dialógico que produce creativamente diferentes significados para enfrentar los asuntos importantes de los contextos de vida de las personas, para encontrar alternativas distintas a sus conflictos y para lograr resolver sus temas bloqueados, estancados o en aparente parálisis cruel e injusta; coordinando las diferencias y generando posibilidades.

Olympia, 1863, de Édouard Manet.

Voces sobre el proceso de aprendizaje colaborativo/generativo

 El proceso de los encuentros en este espacio de supervisión-intervisión-covisión, tiene momentos interactivos diferentes.  El esfuerzo por facilitar una multiplicidad de discursos en cada encuentro para que se reconociera la pluralidad de las maneras en que se puede interactuar con los demás y tratarlos, reflexionando sobre las propias prácticas para reconocer y valorar los nuevos conocimientos, para legitimar los propios saberes locales, ha sido una de las formas en que hemos buscado fortalecer a los equipos técnicos comprometidos en el proceso de investigación; para que las prácticas que se generaban fueran más plurales y se orientaran relacionalmente. 

El entender que los contextos y el mundo están en permanente mutación y transformación, conlleva también el esfuerzo por asumir que es, en las interacciones sociales, que se va construyendo una red de sentidos, en los que participamos activamente; con un discurso permanentemente reflexivo, participativo, inclusivo, con el propósito de desarrollar acciones capaces de contribuir en la construcción de contextos relacionales, con bienestar para todos sus participantes, valorizando los saberes locales.  Por eso esta formación se desarrolla como un proceso de aprendizaje colaborativo continuo, con intervenciones lo suficientemente contextualizadas y enfocadas en la movilización de recursos y fortalezas.

Es un proceso de construcción colectiva en el que cada uno de los integrantes puede visibilizar su poder transformador y reconocer su importancia en la práctica de las relaciones sociales de todos.

Sheila McNamee -2014-, citada por Helena Maffei Cruz (2014, p. 319) nos dice:

En lugar de colocar mi foco sobre el contenido de mis cursos, estoy ahora más centrada en la construcción de un sentido de comunidad en mi aula de clase.  Yo entro en cada curso preguntando cómo los estudiantes y yo nos vamos a “conectar” para que juntos podamos crear un sentido de aprendizaje, generación de conocimientos y transformación personal y social.

Se trata de una de las diferencias fundamentales entre contenido y proceso, donde el contenido suelen ser informaciones y nociones, herramientas y técnicas, métodos y protocolos; en cambio el proceso son las tendencias, las relaciones, los contextos, el entretejer, la construcción con el otro, el sentido de pertenencia y de comunidad.  Y, lo humanamente relevante, es la conexión con el otro, el conectarse juntos para que el aprendizaje tenga sentido por ser colaborativo/generativo, porque se crean conocimientos y se generan transformaciones en cada uno de los participantes y en la sociedad.

Hemos aprendido, además que, con los diálogos, más que buscar consensos y acuerdos, lo importante es construir juntos otras y nuevas maneras de entendernos, de coordinarnos para las acciones sociales que necesitamos desarrollar y que nos permitan resolver juntos los problemas que atraviesan las familias y los equipos con los que trabajamos. 

En este proceso conjunto hemos realizado aprendizajes realmente colaborativos, significativos y generadores de alternativas, de nuevas posibilidades.  Uno de los fundamentales: reconocer que elegir la curiosidad significa movilizar los recursos que las relaciones ofrecen, las fortalezas que los participantes comparten.

El desayuno en el césped, 1862 – 1863, de Édouard Manet.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Andersen, T. (2013). Una oración en cinco líneas.  Sobre la producción de significados desde la perspectiva de la relación, el prejuicio y el embrujo.  En Deissler, K. & McNamee, S.  (Ed) Filo y Sofía en diálogo.  (pp. 76-83) Ohio, USA: Ed. Taos Institute Publication.

Anderson, H. (1999). Conversación, lenguaje y posibilidades.  Un enfoque posmoderno de la terapia. Buenos Aires, Argentina, Editorial Amorrortu.

Fried Schnitman, D. (Ed.) (2017), Diálogos para la transformación: desarrollo de proyectos e investigación generativa orientados a la construcción de futuros en Iberoamérica – Volumen 3. Ohio, USA: Ed. A Taos Institute Publication. WorlShare Books.

Gergen, K (2016).  El Ser relacional. Más allá del Yo y la Comunidad. Bilbao, España: Editorial Desclée de Brouwer, S.A.

Gergen, K (2014). From Mirroring to World-Making: Research as Future Forming, Recuperado de: https://taoslearning.ning.com/groups2/global-relational-research-network/virtual-symposium-2018

IRYSE (2018) Blog del Instituto Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE): https://iryse.org/

Maffei, H. y Azair, V. (2014). Formacao: um proceso colaborativo entre formandos e formadores.  En Guanes-Lorenzi, C; Moscheta, M; Vorradi-Webster, C; Vilela e Souza, L (Org.). Construcionismo social: discurso, práctica e producao do conhecimento. (pp, 305-323). Rio de Janeiro: Instituto NOOS.

Mc Namee, S (2016). Resources for Facilitating Differing Worldviews, Taos Institute December 2016. Recuperado de: http://www.taosinstitute.net/Websites/taos/files/Content/5868649/Resources_for_Facilitating_Multiple_Worldviews_(McNamee).pdf

McNamee, S. (2013). La poesía social de la investigación comprometida con la relación.  La investigación como conversación.  En Deissler, K. & McNamee, S.  (Ed) Filo y Sofía en diálogo: la poesía social de la conversación terapéutica (pp. 102-109). Ohio, USA: Ed. Taos Institute Publication.

Shotter, J. (2001). Realidades conversacionales: la construcción de la vida a través del lenguaje.  Buenos Aires, Argentina. Editorial Amorrortu.

Tapia Figueroa, Diego, Tesis (2018) para el Ph.D. con la Universidad Libre de Bruselas (VUB) y el TAOS INSTITUTE de EEUU.


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