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IRYSE, Construccionismo Relacional en Ecuador

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, MA

“Todo lo que hago, lo hago con alegría.”
Michel de Montaigne (trad. en 2007, p.588)

Con el Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE), se abre una nueva invitación a la comunidad de profesionales y personas interesadas para trabajar -conjuntamente de manera reflexiva- en procesos terapéuticos, educativos, artísticos, organizacionales, sociales y comunitarios, a través del diálogo; un diálogo transformador.

Nos importan los derechos humanos, en especial los de los que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad (los niños, las mujeres) y, por ello, proponemos relacionarnos a partir de un lenguaje capaz de significar posibilidades y alternativas, con argumentos consistentes a favor de la justicia, la equidad, la inclusión; con prácticas sociales responsables que se sostiene en una ética relacional, como forma de cuidar al otro, en cuidar las relaciones y en el lenguaje que posibilita el involucrarse socialmente en la participación activa, consciente y alegre en la co-creación y co-construcción de conexiones sociales y contextos relacionales significativos con los otros distintos.

Consideramos que lo que cuenta es el proceso de diálogo transformador (un hacer CON el otro) en espacios conversacionales que construyan relaciones generadoras de bienestar. Nos guiamos con preguntas como: “¿en qué tipo de realidades relacionales quieres participar?” (McNamee, 2012), para habitar y abrazar la incertidumbre de la compleja condición humana. Decidir optar por la curiosidad y el respeto como el lugar humano, epistemológico y profesional desde el que podemos elegir relacionarnos con los demás.

Planteamos abrirse a la diferencia -que es el otro-, desde una postura de respeto, curiosidad, complejidad, sorpresa. Buscar los sentidos para transformar conjuntamente los significados. Reconocemos la importancia de invitar y ofrecer el espacio para la expresión de múltiples voces y para preguntarnos cómo podemos promover la participación de otras voces, de todas las voces presentes (John Shotter, 2015).

La ética relacional en la que IRYSE sostiene su propuesta plantea la creación de espacios para iniciar conversaciones (poéticas y políticas) basadas en la curiosidad, fortaleciendo el sentido de pertenencia con el contexto local ecuatoriano; coordinando la complejidad e invitando a imaginar nuevos futuros posibles desde la perspectiva relacional, social. Necesitamos elegir palabras que nos permitan trabajar con muchos mundos posibles.

Estas perspectivas están enfocadas a lo que pasa “entre” las personas, porque es allí donde surgen los procesos relacionales (Harlene Anderson, 2016). Esta postura filosófica se vuelve una filosofía de vida. Una visión del mundo que no separa lo profesional de lo personal. Como profesionales y personas invitamos a la sociedad ecuatoriana a acercarse e interesarse por procesos de investigación que desarrollan confianza relacional, abierta a interrogantes pragmáticas sobre los vínculos relacionales: 1) ¿Aportan? 2) ¿Importan? 3) ¿Son útiles? 4) ¿Qué es lo distinto y significativo que hacemos conjuntamente?

IRYSE propone orientar las conversaciones hacia la creación de posibilidades promoviendo la conexión con los sentidos de la vida, en constante movimiento. La calidad de nuestras conversaciones dice de la calidad de nuestras relaciones. Promover la pregunta constante sobre el compromiso de cada uno en cada encuentro, en lo que estamos haciendo juntos en ese espacio, e interrogándonos hacia dónde queremos ir, dónde podemos llegar, con qué propósitos, cómo podemos aprender e innovar juntos.

Queremos ser sensibles al momento interactivo, a lo que va ocurriendo en la relación. El proceso necesita participación, democracia, buen humor, flexibilidad, valorar lo que sí funciona e imaginar lo que podría ser (Dora Fried Schnitman, 2017). Queremos no evadir las preguntas sobre: ¿Cómo traer nuestros recursos a este diálogo con propósito transformador?, ¿Cómo es que me estoy relacionando aquí?, ¿Qué puedo aportar, decir y hacer de distinto en este contexto relacional para construir el lenguaje -de vida- que me gustaría? El diálogo apreciativo se fundamenta en poner el foco en lo positivo para hacerlo crecer. Construir conjuntamente confianza, y seguir para adelante.

Seguimos a Sheila McNamee (2017) cuando se pregunta: ¿Cómo podemos cuidar nuestras relaciones, creando conjuntamente vida, vida significativa? ¿A qué clase de futuro puedo contribuir? En los diálogos que propiciamos, las personas son invitadas a nuevas formas de entender, aceptar y legitimar las diferencias. Construimos la relación-conexión con el otro, involucrándonos en el proceso y contexto conversacional, tomando en cuenta lo que los otros necesitan, generando confianza y un sentido de pertenencia; cuidando la dignidad de las personas y de las relaciones. Luego surgen los proyectos. ¿Quiénes somos, y cómo nos gustaría ser? ¿Cómo y para qué vamos a colaborar en este espacio? ¿Cómo podemos hablar distinto sobre nuestras prácticas? ¿Hay más perspectivas? Se trata de coordinar procesos relacionales y comunicacionales para generar bienestar, con apertura y flexibilidad.

Este 2018, iniciamos, con IRYSE, el viaje de co-crear caminos positivos desde una postura construccionista social, innovadora y crítica, que amplia y expande las posibilidades relacionales de ser, decir y actuar. Esto significa promover la reflexión sobre cómo nos proponemos en los encuentros con los otros y optar por hacerlo sin prejuicios. Escoger, no solo reconocer los recursos que tenemos, sino qué podemos hacer con ellos (Kenneth Gergen, 2017). Nos comprometemos relacionalmente en la co-creación de una nueva cultura que se interrogue sobre los procesos sociales, que invite a pensar creativamente sobre las ideas que compartimos, eligiendo conversar con palabras cargadas de futuro.

Queremos invitarlos (son bienvenidos) a unirse a la travesía, con la alegría y optimismo que movilizan los encuentros, comprensiones e intercambios y con la confianza que todo está por construirse y que, conjuntamente, podemos hacer diferencias significativas, plasmar proyectos innovadores, coordinar nuevas posibilidades y transformar nuestros contextos.

La Victoria de Samotracia, 200-190 a.C.