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SERIE: A FAVOR DE LOS DERECHOS HUMANOS DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.

(noviembre, 2021)

El caballo azul, 1911, de Franz Marc.

Prevención de abusos sexuales a niñas, niños y adolesentes (parte II)

“El niño es una persona, un sujeto, un ser humano… La palabra libre y responsable libera… El problema es lo no dicho… Hay que respetar lo que se engendra…Se necesita una gran madurez para poder ser padre [madre], porque se trata de ser consciente de que esto no es una posición de poder, sino una posición de ser para dar, y no tenemos derecho a esperar nada a cambio… Nuestro papel no es desear algo para alguien sino lograr acompañarlo para que pueda alcanzar su deseo… Lo peor para un niño es lo que permanece sin sentido, lo que no pasa al lenguaje, lo que no se dice con palabras verdaderas… Si un niño no fue criado en el amor sino en el miedo, no aprende a amar sino a defenderse… Solo unos pocos individuos que, en su historia, consiguen no dejar morir al niño en ellos, logran crear algo y hacer avanzar las cosas por saltos, descubrimientos, emociones que aportan a la sociedad, abriendo nuevas puertas, nuevas ventanas.”

(Françoise Dolto)

Los niños, niñas y adolescentes son personas, seres humanos distintos de sus padres. Desde el momento de su nacimiento (son otros) y esa diferencia es necesario que sea respetada toda la vida. Lo que necesitan de sus padres, madres, educadores y adultos con los que se relacionan es amor, respeto, escucha comprometida, comprensión, confianza, aceptación; necesitan límites que los adultos encarnan, límites que los contienen, guían, dan seguridad, dan confianza.

El abuso sexual a niños, niñas y adolescentes, es un estado de barbarie que no debe continuar ignorado, encubierto e invisibilizado -por cobardía, hipocresía, comodidad, negligencia o imbecilidad-, y es un crimen que no debe seguir en la impunidad. La atmósfera de descalificación hacia el niño y el adolescente por parte de su padre, su madre o los adultos con los que vive, manifiesta el desconocimiento del derecho de ese niño, niña o adolescente a ser tratado como ser humano, como persona; a ser escuchado, comprendido, legitimado, tratado con afecto y ternura.

Tenemos la responsabilidad ética de hacer y decir diferente, con consistencia, para que esta realidad humillante cambie con urgencia, para que los abusos y la violencia crueles e injustos contra los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes no sean aceptados, ni tolerados, ni banalizados, ni encubiertos. Para que cese la complicidad criminal con los perpetradores. Para que construyamos conjuntamente otra historia a favor de los derechos de los seres más vulnerables.

Oveja, 1914, de Franz Marc.

Breves ejemplos de fragmentos de diálogos en varias sesiones con Juan (nació, vive y trabaja en Guayaquil, 35 años, docente, vive solo con sus padres ancianos):

Terapeuta DTF: Juan, ¿qué espera de la terapia, de este proceso terapéutico con nosotros? ¿Cuál sería su futuro preferido?

Juan: Que ustedes me tomen en serio. Que la ansiedad, la angustia, la desesperación, la culpa y el sentirme miserable y una basura desaparezcan. Que no sea lo mismo de siempre.

Terapeuta DTF: ¿Qué sería distinto en su vida si ese “milagro” aconteciese; en qué notaría lo diferente; con quienes sería algo nuevo; en qué nuevo Juan le gustaría convertirse?

Juan: Lo notaría en que ya no tendría que fingir que todo está bien, dejar de mentir que soy feliz. Tal vez me gustaría vivir con una pareja, tener mi propia familia. Y, quisiera ser Juan no un impostor; ya no sentirme como el payaso triste del cuento.

Terapeuta MCB: Juan, cuéntame, por favor: ¿El tener relaciones sexuales con hombres la mayoría de veces, y con mujeres ocasionalmente: te permite encontrar una salida a esa angustia que parece robarte tu paz?

Juan: Me siento vacío y me siento culpable. Vengo de una familia muy religiosa, yo mismo creo en Dios. No he dejado mi fe, aunque el que me abusó cuando tenía 11 años fue el cura de nuestra parroquia. A propósito, cuando los acompaño a misa a mis padres, ese cura sigue dando las misas y la comunión a todos. “Un hombre santo”, dice mi mamá; y, yo respiro profundo y miro a la nada.

Terapeuta MCB: ¿Qué es lo peor que podría suceder; cuáles son tus mayores miedos o temores?

Juan: Que me enamore y no sea recíproco. Que mis padres descubran mi doble vida sexual. Que si les cuento a mis padres que me abusó el cura que admiran, me culpen a mí. Que embarace a alguien. Que si tengo hijos les abusen también. Que me contagie de alguna enfermedad sexual. Que muera en estado vegetativo. Quedarme sin trabajo. Que me dé COVID. Que no logre dejar mi adicción a la pornografía. Que me asesinen. Que ustedes se cansen de hablar conmigo o hablen mal de mí sin que yo lo sepa. Vivo con miedo de vivir.

Caballo en un paisaje, 1910, de Franz Marc.

El abuso sexual es una experiencia traumática. Es útil recordar las características del trauma, mencionadas por Gabor Maté:

“Cuando tenemos heridas, el cuerpo tiene una cierta reacción a la herida. Si la herida es lo suficientemente grande, es para crecer una cicatriz. La cicatriz es dura y no tiene terminaciones nerviosas y no es flexible. Así podemos volvernos más duros y tener menos sentimientos.

Los siete sellos del trauma

1. El trauma no es lo que te sucede; es lo que sucede dentro de ti como resultado de lo que te sucede
2. El trauma resulta en una desconexión de ti mismo, de tu valor, de tus sentimientos, de tu cuerpo, de otras personas y del mundo
3. El trauma moldea tu visión del mundo, causando una constricción
4. Usted anula sus sentimientos intestinales, que le ayudan a sobrevivir, debido a un trauma
5. El trauma hace difícil estar en el momento presente
6. El trauma cambia tu sistema nervioso
7. El trauma programa tus relaciones

Cuando piensas en un trauma, no son solo las cosas malas que te pasan. Podrían ser las cosas malas que incurren en el trauma. También podrían ser las cosas buenas que no sucedieron.”

Reflexionar sobre la vulneración de derechos de los niños, niñas y adolescentes es fundamental para generar alternativas a favor de su causa. Como señala UNICEF: “La dimensión y la gravedad de esta forma de violencia ejercida contra la infancia vuelven sumamente relevante el diseño de políticas públicas que promuevan la prevención, la recolección de datos y la identificación de las víctimas de abuso sexual.”

(Ver: https://www.unicef.org/ecuador/proteccion-AbusoSexual_contra_NNyA-2016_(1).pdf)

Los grandes caballos azules, 1911, de Franz Marc.

Terapeuta MCB: Juan, ¿A veces pareces ser muy severo contigo? ¿Qué necesitas en tus relaciones, en tus comunicaciones con las demás personas, en especial, con las que son importantes en tu vida, para comenzar a tratarte a ti mismo con compasión que significa “sentir con”?

Juan: Soy perfeccionista. Quiero que todo salga perfecto. Y trato de transmitir eso en mis clases, a los alumnos del colegio. Es lo que me enseñaron mis padres. No sé cómo se hace no juzgarse cuando no haces lo mejor, cuando no sale perfecto. ¿Tuvo compasión conmigo el cura que me abuso? Estoy lleno de odio, vacío. No sé realmente tenerme compasión, ahora que lo pienso. A veces cuando me miran con respeto y afecto tal vez sienta algo parecido a la compasión por mi dolor.

Terapeuta DTF: Usted siente que se propone en las relaciones con los demás: ¿como víctima, como verdugo, como chivo expiatorio, como un igual? ¿como un ser humano con derechos y responsabilidades?

Juan: Para ser honesto, depende de con quién. Por ejemplo, con ciertas parejas eventuales de hombres, a veces me gusta ser el que complace y se deja. En cambio, con ciertas mujeres con las que he estado, me doy cuenta que he sido hasta malo. Con mis estudiantes, intento ser exigente pero respetuoso y de apoyarles. Con ustedes, a veces, no sé cómo ser, porque he notado que me aceptan como soy y bajo la guardia y les cuento todo.

Terapeuta DTF: Juan, tiene razón. Lo aceptamos y respetamos. Y, tiene razón sobre la necesidad que tenemos los seres humanos de encontrar personas a las que podamos contarles nuestras historias y que les importen. ¿Qué piensa de esto, de la necesidad e importancia de poder hablar, decir, contar lo significativo de nuestra historia?

Juan: Exacto. Por eso me gusta conversar con ustedes. Les voy contando mi historia y como ustedes me hicieron notar, contándoles a ustedes, me escucho de formas distintas a mí mismo; a veces, es como si me escuchara por primera vez, y me estoy haciendo consciente de cosas nuevas.

Terapeuta MCB: Tú mencionas que te gustaría construir un proyecto de familia. Si lo haces a mediano o largo plazo: ¿Qué es lo que aportarías de distinto, para que tu proyecto de familia sea uno que te dé alegría, paz, libertad genuinas y auténticas?

Juan: Difícil pregunta. Porque no quiero responder lo típico, lo que la gente espera que se diga y que es puro lugar común. Me aterra tener hijos y que les pase lo que me pasó a mí, que les abusen sexualmente, no poder protegerlos. Creo que me suicidaría si pasa algo así. Me da miedo que la pareja se desgaste, sea hombre o mujer. Tengo amigos y amigas que, o están divorciados, o tienen una doble vida, o sus matrimonios son una pantomima. Y, a la vez, me da ilusión imaginarme con una familia, no seguir solo, salir de la casa de mis padres. Hacerme adulto por fin y que me vaya bien.

La Vaca Amarilla, 1912, de Franz Marc.

Redes sociales: terreno fértil para quedar expuestos, vulnerables y en riesgo.

El riesgo al que los niños y adolescentes se enfrentan ahora tiene además otro espacio que requiere de acciones y procesos preventivos específicos: el de la virtualidad.

Son tiempos de redes sociales, de comunicación virtual. Hay que explicar a niños y adolescentes (explicar informando, conversando, reflexionando, ofreciendo argumentos), los riesgos de la internet y de los distintos espacios de expresión y socialización que ofrece: chats, Facebook, Twitter, WhatsApp, Tik Tok, etc. mientras más claro y directo el mensaje, mejor.

Por ejemplo:

  • No hagas citas personales con “amigos” hechos en un chat.
  • No te aísles de tus parientes o amigos por comentarios de extraños.
  • Ten cuidado y protégete de personas que se ocupan de temas como sectas, ritos, sexo, xenófobos, machistas, racistas, violentos, fundamentalistas.
  • No des más información que la necesaria, porque puede caer en manos de gente que se quiera aprovechar.
  • Ten cuidado de lo que escribes en internet, o de las fotos que pongas en las redes, porque siempre existe la posibilidad de que esa información llegue a cientos o miles de personas no deseadas.
  • Conversar con desconocidos, te pone en riesgo de exponerte a peligros como secuestro, sectas, abuso sexual, violencia, crímenes, narcotráfico, redes mafiosas de tráfico de personas, prostitución y pornografía; riesgo de caer en estas redes criminales al dar información personal a individuos que en realidad son desconocidos.
  • No te expongas innecesariamente: protege y respeta tu intimidad, tu seguridad, tu libertad, tu integridad, tu dignidad.

Hay que mantener el propio control en las comunicaciones a través de internet, hay que respetar y hacer respetar límites. No es cuestión de prohibir internet o las redes sociales, sino estimular en niños y jóvenes un espíritu reflexivo y crítico, una actitud responsable para su buen uso.

Impedir a los hijos (niños y adolescentes) el usar la internet, traerá el riesgo de producir el efecto contrario. Lo que de verdad cuenta e importa es la relación que proponemos a nuestros hijos, cómo nos proponemos en ella, cómo queremos que ellos se propongan; son los valores y principios con lo que vivimos cotidianamente, la cultura del buen trato (que, significa estar abiertos al diálogo) que es nuestra práctica social permanente, el diálogo que hemos logrado construir.

Pequeños caballos amarillos, 1912, de Franz Marc.

Al finalizar esta segunda parte, les compartimos estos links sobre los riesgos a los que todos estamos expuestos en los espacios virtuales y cómo cuidarnos con responsabilidad:

No lo produzcas! 

¡No lo transmitas! 

¡No lo provoques! 

Continuará en 15 días…

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

El molino encantado, 1913, de Franz Marc.

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