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SERIE: APORTES Y AUTORES SIGNIFICATIVOS EN EL CONSTRUCCIONISMO RELACIONAL-CONSTRUCCIONISMO SOCIAL

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.

(abril, 2021)

“La praxis da sentido a las palabras.”

(Ludwig Wittgenstein)

Marilene Grandesso, Ph.D. (I)

Proponemos una selección de breves conceptos, reflexiones, ideas, propuestas de algunos de los principales exponentes de la postura, perspectiva, teoría y práctica socioconstruccionista. Para facilitar la lectura reflexiva proponemos citas concretas textuales sin especificar cada vez las fuentes, por ello proponemos al final la bibliografía de referencia para que puedan hacer sus propias búsquedas y lecturas. Es una invitación a abrir su curiosidad por estos apasionantes aportes.

Seguimos con Marilene Grandesso, São Paulo-Brasil.

*La traducción libre del portugués, es nuestra: IRYSE

La maja vestida, c. 1800, de Francisco de Goya.

Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir más lejos, vayan juntos”.                     

(Anónimo)

  • Relaciones: Somos seres relacionales y todo lo que hacemos nos conecta, nos toca, nos involucra. Colaboración: ver en el otro una persona que se merece respeto. Como dice Harlene Anderson: “Cada persona representa no a un individuo único, sino a una compleja red de relacionamientos”. La colaboración es el arte de estar con.
  • Diálogo: Significa y presupone disponibilidad y entrega. Es transversal, atraviesa toda nuestra vida. Participar en diálogos es la primera cosa que aprendemos. Colaboración y diálogo son como manos entrelazadas. La conversación es un camino para el diálogo. La polivocalidad: todas las voces tienen igual importancia y derecho de ser escuchadas.
  • Diálogo es la conversación generativa y dinámica en la cual hay espacio para todas las voces, en la cual cada persona está completamente presente y en la cual hay un intercambio bidireccional y un entrecruzamiento de ideas, pensamientos, opiniones y sentimientos.
  • Como dice Mijaíl Bajtín: “La vida humana auténtica es un diálogo abierto. La vida es naturalmente dialógica. Vivir significa participar en un diálogo; preguntar, escuchar, responder, coordinar y así sucesivamente. En este diálogo una persona participa integralmente por toda la vida: con sus ojos, labios, manos, alma, espíritu, con su cuerpo y sus actos. La persona invierte su ser entero en el discurso y su discurso entra en el tejido dialógico de la vida humana, en el lenguaje del mundo”. 
  • Se necesita una escucha generosa, que implica oír para comprender: escuchar-oír-ser responsivo-activo. La manera en la que comprendemos afecta nuestras acciones.
  • Responsabilidad relacional (Sheila McNamee): somos responsables del impacto de nuestras palabras en las otras personas. Las palabras pueden ser una caricia o un golpe en el estómago; pueden ser un momento de éxtasis, o llevar a alguien a experimentar una sensación de humillación o desesperación. Las palabras tocan al oyente y al hablante; transportan emociones, otras palabras incrustadas, a veces sonidos y música, historias completas e incluso toda la vida. Las palabras no son inocentes.
  • Como dice Maturana: “Lo humano existe en el conversar y todo quehacer humano ocurre como una red de conversaciones…La reflexión es el máximo acto de libertad, y de cierto modo, es el máximo don del vivir humano.”
  • Proceso terapéutico: Una experiencia significativa en la que el marco paradigmático de los consultantes puede transformar sustancialmente sus autobiografías en la medida que sus narradores pasan a ocupar otro lugar en su existencia, como autores y protagonistas más seguros y ricos de posibilidades…El tener un espacio de encuentro y alguien de confianza (terapeuta) para abrir la conversación y permitir que emerjan contextos positivos de conexión con sus proyectos de vida (de los consultantes)…Un diálogo reflexivo que transforma la conversación en un contexto generador para que el consultante continúe el diálogo distinto consigo mismo, construyendo nuevos marcos de sentido para su experiencia…En la terapia se genera un horizonte de posibilidades que no se podría tener en cualquier otro lugar…Esta reconstrucción de sentido permite tocar lo inédito, hace surgir la sorpresa y la necesidad de poner en palabras lo no dicho.
  • La terapia como un contexto generador de transformaciones, creando una condición reflexiva, propicia para ampliar sus alternativas existenciales…El contexto dialógico que la terapia proporciona permite un encuentro consigo mismo, apropiándose y validando y legitimando los nuevos significados de sus experiencias, que amplían los contextos de su vida y de sus relaciones, y que cambiarán sus valores.
  • El self (el ser, el sí mismo), es construido lingüísticamente en la práctica discursiva y es sujeto a transformaciones por medio del diálogo…El terapeuta contribuye en la creación de un contexto propicio para que los consultantes puedan legitimar sus significados personales en relación a sí mismos y a sus proyectos de vida.
  • Hay un énfasis en el diálogo y en la conversación como prácticas sociales transformadoras, en cuanto procesos generadores de significado y legitimadores de los selfs en relación. Al reconocer y elegir el diálogo como la fuerza transformadora de las conversaciones terapéuticas, lo estamos situando como una práctica social conjunta en la que toma capital importancia aquello que nos responde, porque la respuesta ha sido movilizada por preguntas que serán significativas ya que generan reflexiones que llevarán a acciones sociales transformadoras.
  • La terapia es vista como una práctica colaborativa que se construye en el momento presente y a partir de la comprensión del propio contexto de los participantes. Los encuentros que se ubican y desarrollan en un presente contingente, responden a las necesidades de los contextos culturales-locales de quienes participan en las conversaciones. No existe un “antes” al encuentro presente y la terapia está protagonizada por personas que se relacionan en y por medio del lenguaje, alrededor de temas y problemas de diferentes complejidades que dan la sensación, a los consultantes, de restringir los caminos y alternativas para una vida plena.
Paseando jugadores, 1793, de Francisco de Goya.
  • Es el lenguaje, entonces, el que, por un lado, va creando la realidad del encuentro conversacional que es el diálogo terapéutico, promueve co-creación conjunta de significados y, también, la generación de nuevas posibilidades narrativas relacionales. El lenguaje que se pone en juego acepta e interpela la complejidad y, al hacerlo, expande las restricciones y las repeticiones esclavizantes que mantienen el problema sin salida y sostenido en historias ya pasadas (arqueología intrapsíquica y descalificadora), con protagonistas que necesitan y merecen retomar en sus propias manos, con una visión no conformista ni fatalista, la responsabilidad sobre su propia existencia.
  • La conversación terapéutica está estructurada alrededor de los dilemas que viven las personas y tiene como propósito la creación de un contexto facilitador para la construcción de nuevos significados, basados en nuevas narrativas, ampliando su sentido de autoría y sus posibilidades. Cada encuentro dialógico va generando el surgimiento de otras alternativas y posibilidades. Esta definición de conversación dialógica y la capacidad para establecer nuevas relaciones entre eventos y de crear nuevos marcos de sentido, favorecen el que la terapia tenga una naturaleza transformadora.
  • Cuando las personas deciden acercarse a un espacio terapéutico se predisponen a expresar sus dilemas trascendentes, buscando solucionarlos. La terapia, entonces, concebida como diálogo, se presenta como el lugar en el que los relatos van a comenzar a proponerse en primera persona y, por lo tanto, el consultante es autor de la historia que elige contar, de su propia historia. Esta autoría rompe la hegemonía de la versión oficial y, además, la imposición de voces jerárquicamente dominantes, tanto en el contexto familiar como social.
  • Así, cada consultante es considerado único en sus circunstancias y, por lo mismo, cada proceso terapéutico y cada relación terapéutica será también particular. La experiencia que el terapeuta acumula es, entonces, la habilidad de deconstruir su escucha limitada, de estar en diálogo, de crear un contexto conversacional generador de nuevos significados más liberadores a partir de una actitud de respeto, curiosidad y humildad.
  • La terapia se puede entender como una continua colaboración en la construcción y reconstrucción de significados; una relación íntima -temporal-, un proceso en desarrollo que continuará en el futuro, una vez terminado el diálogo terapéutico. Esta perspectiva dialógica y generadora involucra la concepción diferente del encuentro dialógico. No es un intercambio jerárquico entre un saber experto y un paciente a diagnosticar. Se construye como un lugar privilegiado, en el que cada consultante es un universo único, diverso, especial, no existen otros universos iguales, que merezcan que se ignore e irrespete su particularidad.
  • Las maneras en que el terapeuta escucha para comprender, lo desafían a la autorreflexión y autocrítica constantes, en las que a la vez que se deja tocar por aquello que le es narrado, deja que surjan preguntas incesantes y cuestionadoras, que podrán compartir con los consultantes, si esas interrogantes favorecen el proceso de transformación de quienes se acercan a terapia.
Útiles trabajos, 1815, de Francisco de Goya
  • El proceso de este diálogo colaborativo es liberador porque genera nuevos significados para la propia vida y la vida social. Por esto concebimos la terapia como un encuentro con la alteridad de los consultantes, capaz de generar diferencias y posibilidades nuevas desde el respeto y la curiosidad; un lugar en el que se necesita estar presentes íntegramente y con integridad; es un diálogo abierto, conjunto, reflexivo, generativo, creativo, significativo y transformador. Los espacios terapéuticos son procesos de transformación ontológica: quien uno es se va creando y recreando en este estar con los otros; en un devenir infinito, ir dejando de ser para ser otro cada vez, siempre en proceso.
  • Según yo entiendo, la reconstrucción del significado se desarrolla por la transformación del sentido.
  • La técnica en sí no importa, lo que sí importa, y mucho, es su apropiación en el contexto de cada consultante y esto no puede ser determinado a priori.
  • Para mí, durante el proceso terapéutico, el papel del terapeuta en cuanto a operador de transformaciones, se sitúa en la creación de contextos para hacer surgir lo nuevo y para que se diga o exprese lo aún no dicho.
  • Hacer emerger temas para las conversaciones que desestabilicen las narrativas dominantes, facilitando la reorganización de nuevas narrativas, permitiendo que emerjan nuevos discursos.
  •  La transformación presupone que las narrativas sean cuestionadas y se espera que eso pueda ser validado por el terapeuta.  Lo importante es la creación de un contexto propicio para el diálogo, la creación de un contexto de arquitectura para el diálogo.
  • La terapia se define como una relación de confianza, que es una condición imprescindible para poder expresar los pensamientos y sentimientos.
  • La relación terapeuta-consultante se define, también, como una relación afectiva, construida como un aumento de la intimidad y confianza entre los involucrados. Si se trabaja dialógicamente, un gran recurso que los consultantes se llevan consigo, cuando terminan su terapia, es la capacidad para estar en diálogo.  El diálogo en sí es transformador.  Implica una apertura para la alteridad que es una condición imprescindible para la transformación. Ser capaz de hablar, de poder escuchar. ¿Qué podría ser más liberador?
  • Si nos reconocemos como terapeutas posmodernos encarnamos prácticas no autoritarias. Somos diferentes a los terapeutas modernos que se preocupan por los hechos y las reglas. En cambio, nuestro énfasis es sobre la co-creación de significados.
El columpio, 1796 – 1797, de Francisco de Goya.
  • En mi entendimiento, la naturaleza personal y humana de la relación terapéutica, basada en el respeto y la confianza, supera cualquier diferencia, allí, además, el diálogo implica una apertura hacia la alteridad y un cruce de perspectivas.
  • Estar en diálogo implica dejarse conducir por el proceso construido con el otro. El diálogo no implica una lucha retórica para convencer sino un intenso compromiso en busca de un campo de sentido conjunto.
  • La comprensión implica un acuerdo mutuo en relación a significados compartidos que se presentan siempre como provisionales y transitorios, cambiando naturalmente, con el transcurrir de un diálogo abierto.
  • La práctica terapéutica se presenta como la creación de un contexto para la exploración conjunta entre terapeuta y consultantes de nuevos significados capaces de organizar nuevas posibilidades existenciales. El medio en el que eso se da es la conversación de naturaleza dialógica, involucrando la participación activa del terapeuta y los consultantes. Por lo tanto, en esta orientación, el terapeuta está más involucrado o comprometido en facilitar la conversación, definida como un proceso siempre en movimiento, de lo que viene para desarrollar estrategias en dirección a cualquier supuesta meta… quien valida la eficacia de la terapia es, en última instancia, el mismo consultante, en razón de las transformaciones conseguidas.
  • Estar en diálogo implica, necesariamente, una apertura para la alteridad, una escucha deconstructiva que no se satisface en una comprensión demasiado rápida, favoreciendo un interjuego entre preguntas y respuestas hasta que emerja algo como una nueva experiencia de sentido. Cada “historia” remite a otras “historias” y una nueva formulación narrativa implica nuevos significados y, por lo tanto, una nueva organización de la experiencia.  Antes de todo, el mundo humano está continuamente siendo construido por medio de las atribuciones de significados que damos a las experiencias.
  • Si no hay un acuerdo en el campo de los significados, entre terapeuta y consultante, no podemos decir que se ha producido una comprensión.
  • Cuando una interpretación logra un sentido en el discurso terapéutico, su estatus es de acontecimiento, un encuentro generador entre un “yo” y un “tú” como interlocutores, creando un momento significativo en la historia del terapeuta como persona e intérprete, y en la del consultante como aquel que, en busca de algún alivio para sus dilemas existenciales, ofrece sus historias sobre la vida y sobre sí mismo como narrativas abiertas para nuevas comprensiones y como un interlocutor del diálogo que valida las construcciones del terapeuta como interpretaciones significativas. Como afirma Gadamer “la compresión a la que se llegue en una conversación involucra una “transformación” para el socio conversacional, donde ya no sigue siendo el que era”.
  • La interpretación basada en una hermenéutica de la intersubjetividad, se instala como un medio de desestabilización de las narrativas fijas, siendo la emergencia de otras posibilidades de significado, de tal forma que se desprenden de la conversación entre terapeuta y consultante para instalarse naturalmente, como si siempre hubieran estado allí, disponibles.
  • Es importante reconocer el papel de la construcción narrativa en cuanto generadora de transformaciones.  Cada relato puede ser considerado como un acto de creación. Por otro lado, las narrativas favorecen una síntesis de los acontecimientos de la vida, permitiendo integrar lo no dicho en nuevas organizaciones de experiencias y de autobiografías, en una construcción permanentemente abierta. El medio narrativo configura el contexto en el cual terapeuta y consultantes pueden conectarse, negociando un lenguaje con nuevos significados. Sin duda, por medio de las narrativas podemos dar sentido a nuestra vida, organizándolas en relatos coherentes, en secuencias de eventos en los contextos de vida en diferentes dimensiones del tiempo. El sentido de continuidad se desprende de esa organización temporal entre acontecimientos presentes, experiencias pasadas y posibilidades futuras.
Procesión Geissler, 1812, de Francisco de Goya.
  • Más allá de hacer sentido, más allá de configurar nuevos marcos de significado, las nuevas narrativas que emergen en el contexto terapéutico, para que puedan ampliar las posibilidades existenciales de los consultantes, deben también cumplir un sentido en las narrativas sociales de los contextos de vida que les son significativos.
  • Las historias adquieren su permanencia porque logran hacer sentido en cuanto son una narrativa coherente, capaz de organizar el contexto de vida y de relacionamiento de la persona en los juegos del lenguaje en los cuales participa.
  • La terapia debe favorecer una transformación de postura frente a la vida… las transformaciones terapéuticas en el contexto narrativo, más allá de la propia narrativa deberían favorecer una postura abierta para dejarse transformar, dejarse tocar por la alteridad y por los contextos.  Eso es lo que se obtiene al adquirir una postura dialógica, que sin duda habilita a la persona a continuar participando con dignidad en los juegos de la vida en los que, más importante que ganar, es poder continuar jugando.
  • Esta terapia debería ser útil para que la construcción de narrativas de los consultantes permanezca fluida y abierta a las mareas de las circunstancias, permitiéndoles construir y reconstruir los significados de la existencia por medio de la práctica del diálogo. Diálogo consigo mismo, diálogo con el otro basado en la indeterminación del sentido y en la relatividad de los contextos… postulamos que toda y cualquier comprensión se produce por la fusión de horizontes entre los participantes en las prácticas de la conversación, en tanto tenemos que aceptar que cada contexto de vida crea sus propios horizontes. Así, para las narrativas, la transformación implica la posibilidad de dialogar… la transformación en la terapia se considera que no va a terminar nunca: va a estar siempre en revisión, rehaciéndose, redireccionándose.
  • Reitero que hay un énfasis en el diálogo y en la conversación como prácticas sociales transformadoras, en cuanto procesos generadores de significado, y legitimadoras de los selfs en relación. La terapia como una práctica colaborativa que se construye en el momento presente y a partir del interior del propio contexto de los participantes. La terapia se constituye por personas que se relacionan en y por medio del lenguaje, alrededor de dramas de diferentes complejidades que restringen a las alternativas existentes.
  • Los significados que organizan nuestra existencia son generados en los intercambios sociales, en los espacios comunes de diálogo, configurándose, al mismo tiempo, como generados y capturados por los discursos emergentes; los significados son construidos en el lenguaje -conversaciones habladas y no necesariamente habladas- e interacciones con los otros y consigo mismo.
  • La conversación terapéutica, una conversación propuesta como un diálogo, está estructurada alrededor de los dilemas que viven las personas, y tiene como propósito la creación de un contexto facilitador para la construcción de nuevos significados basados en nuevas narrativas, ampliando su sentido de autoría y sus posibilidades existentes. Esta definición de conversación dialógica y la capacidad para establecer nuevas relaciones entre eventos de la vida y entre las personas, creando nuevos marcos de sentido, favorecen el que esas conversaciones tengan una naturaleza transformadora.
Sábado de brujas, 1797-1798, de Francisco de Goya.
  • Así, cada consultante es considerado como único en sus circunstancias, y por los mismo, cada sistema terapéutico y cada relación terapeuta-consultante será también particular. Por lo tanto, una depresión no es igual a otra depresión. La experiencia que el terapeuta acumula es la habilidad de deconstruir su escucha fechada, de estar en diálogo, de crear un contexto conversacional generador de nuevos significados más liberadores, y que implica, necesariamente, una actitud de respeto y humildad.
  • Sabemos que la tarea del terapeuta será la creación ilimitada de nuevo sentido (de nuevas historias) manteniendo abierta la conversación. Entender que hacer terapia no es saber aplicar técnicas, sino construir relaciones nutricias; expandir las posibilidades, las conversaciones, las historias y las narraciones. La idea es que la terapia pueda permitir al consultante decir (y pensar) lo que aún no ha dicho (ni pensado) acerca de su historia personal.
  • Es de enorme relevancia la creatividad de los terapeutas para crear realidades trabajables, en especial cuando se enfrentan con limitaciones de recursos y contextos (instituciones cerradas, contextos de pobreza, etc.).
  • La terapia caracterizada como una práctica conversacional no se presenta como una conversación trivial. Para que sea terapéutica, deben emerger nuevos significados, reescribiendo la experiencia vivida a partir de nuevos marcos de sentido. En una conversación de naturaleza terapéutica no sólo se transforman las historias, sino las personas que las narran. Para que una conversación produzca ese efecto transformador, llevando a un sentido de autoría personal, a la disolución de los problemas y a otro yo narrador, se debe definir como una conversación dialógica. Es como una investigación compartida, una forma de acción conjunta entre terapeuta y consultante.
  • El diálogo no presupone que los participantes estén de acuerdo. Esta es justamente una de las mayores riquezas del diálogo: poder convivir con los acuerdos, y también con la diversidad de ideas, opiniones y sentimientos, en una actitud de respeto por la alteridad, y por ello, legitimadora. Este es el aspecto fundamental de una conversación dialógica: la aceptación de la legitimidad del otro.
  • Todo eso ocurre en un contexto de acogida y acompañamiento genuinos, en el que la voz del consultante puede ser escuchada en primera persona, expresando aquello que es, la manera en la que se construyó, y cómo experimenta su complejo mundo singular.
  • La cocreación y co-construcción de un espacio de colaboración mutua; lo relevante es la confianza, seguridad, empatía, validación, respeto, legitimación, apertura, flexibilidad, aceptación del otro como legítimo otro, buen humor, diálogos significativos y transformadores, preguntas nuevas.
  • El proceso de este diálogo colaborativo es liberador porque genera nuevos significados para la propia vida y la vida social.
  • Trabajar, por tanto, como terapeuta invita a colocarse como responsable de crear espacios para el diálogo, caminando junto con el consultante en una empresa en busca de la reconstrucción de significados. Tal posición ubica al terapeuta como responsable de la organización de la conversación y de la creación de un contexto conversacional, en una interacción de preguntas, respuestas y procesos reflexivos, como la manera para favorecer la movilización de los recursos de las personas, familias, comunidades y redes.
  • Las prácticas colaborativas y dialógicas invitan a relaciones genuinas entre personas, abiertas a un compromiso con el bienestar común y con mundos posibles. Como un cruce de perspectivas, el diálogo promueve cambios en los involucrados. Al estar abierto para dejar que el otro se presente en su otredad, cada socio del diálogo se posiciona a partir de una postura respetuosa y relacionalmente responsable.
  • Esta postura está abierta para dejarse sorprender, y dejarse transformar, favoreciendo un despojarse de prejuicios a favor de relaciones más horizontales. Como el lenguaje construye las realidades, tales prácticas involucran una ética del compromiso con el otro y consigo mismo, una postura reflexiva y más apreciativa, orientada para ampliar las posibilidades de vida entre las personas en el mundo.
El Tres de Mayo, 1814, de Francisco de Goya.
  • Violencia: todo y cualesquier acto y palabra perpetrado contra alguien, que niega su autonomía, su legitimidad como ser humano; todo abuso de poder; toda acción, omisión y discurso que niega a la persona a ejercer su derecho y legitimidad; las acciones – y sus consecuencias – que impidan vivir con un mínimo de dignidad.
  • Kenneth Gergen afirma que “No es el individuo que preexiste a las relaciones e inicia el proceso de comunicación, sino las convenciones de relacionamiento son las que permiten que se alcance la comprensión”. Esta afirmación me invita a ampliar la mirada y la escucha más allá del individuo, incluyendo los contextos de las relaciones, las voces de la cultura y los juegos de lenguaje que organizan las relaciones.
  • «… la vida en la cual los terapeutas estamos particularmente interesados comprende significados y sentimientos que cambian todo el tiempo. Ellos están allí por un segundo y se fueron en el segundo siguiente.» Este discurso de Tom Andersen me incita a considerar la impermanencia de los acontecimientos que se nos presentan, la importancia del conocimiento local y de la singularidad de los acontecimientos. En este mismo sentido, John Shotter llama nuestra atención sobre la importancia y el desafío de buscar pensar ‘desde dentro’ de un flujo incesante de actividades aún en desarrollo, rodeado de ‘cosas’ emergentes que todavía se están creando. En lugar de un mundo de cosas ya hechas. Estas colocaciones resaltan la importancia de poner el foco en el momento interactivo y de una mirada siempre abierta hacia lo emergente y lo singular, además de invitar a cada uno de los involucrados en una relación.
  • Como terapeuta dialógica y colaborativa, perspectivas que amplían mi entendimiento sobre el diálogo, son especialmente útiles para mí. Hans-Georg Gadamer, en Verdad y Método considera que el diálogo es un cruce de perspectivas, resaltando que no damos sentido a nuestro entorno y a nosotros mismos en el aislamiento y fuera de nuestras tradiciones. John Shotter, a su vez, considera el diálogo como una forma de relación que hace posible un tipo especial de creatividad, la creación fuera de lo esperado de una forma de actuar en respuesta a o en relación a las singularidades del entorno de alguien. Para Shotter, lo que hay de especial en nuestros intercambios dialogalmente estructurados son sus desdoblamientos dinámicos y emergentes, su creatividad inmanente, su singularidad y su condición de ser interminable: en esos intercambios, tarde o temprano, algo singularmente nuevo es creado por estar intrincadamente relacionado con la situación en la que se creó, y al mismo tiempo abierta a desarrollos futuros. Tales perspectivas también me inspiran a estar radicalmente presente, según lo define Sheila McNamee, a escuchar con una escucha generosa, a estar en las relaciones a partir de una postura de no saber, despojada de mis prejuicios, ya estar abierta para genuinamente “estar con el otro” (withness).
  • Como terapeuta colaborativa, una frase que siempre me acompaña viene de Harlene Anderson: “¿Cómo podemos nosotros – terapeutas y clientes – crear los tipos de relaciones y de conversaciones que permitan a todos los participantes acceder a su creatividad y desarrollar posibilidades donde no parecían existir?” Esta frase me estimula a usar la creatividad, a creer que mis consultantes son mis socios y que diferentes contextos conversacionales y relacionales pueden ser generadores y transformadores.
La nevada, 1786, de Francisco de Goya.
  • Conversación con los consultantes: el objetivo de estas conversaciones es tener una comprensión del proceso terapéutico visto desde la óptica de cada uno de los participantes. Esta comprensión permitiría ver otros caminos. Las preguntas realizadas son:
  1. ¿Hizo alguna diferencia para su vida el haber realizado esta terapia?

Si la respuesta es positiva, nos sirve para comprender la manera en que la terapia pudo contribuir en esto. De ser negativa, nos ayuda a encaminar la conversación para comprender cuál es la expectativa de transformación que tenía la persona y lo que suponía que habría sido necesario para conseguirla.

2. ¿Cómo la terapia logró ayudar en la transformación lograda?

Para comprender cómo el consultante definía los dilemas existenciales que lo movilizaron a buscar la terapia.

3. ¿Cómo esta terapia, de acuerdo a la manera en que se desarrolló, se conectó con las expectativas que tenía para buscarla?

Para comprender cómo llegó el consultante a esta terapia y sobre la importancia del estilo de trabajo propuesto, así como de la participación del terapeuta.

4. ¿Recuerda algún momento de la terapia que fue realmente decisivo para usted, y qué les dice con respecto a las transformaciones conseguidas?

Se busca comprender qué es lo que más les tocó a los consultantes, así como la comprensión de su importancia.

5. Si usted fuese a conversar sobre la terapia con algún amigo interesado en realizar una, o si inclusive usted mismo fuese a buscar otra terapia: ¿qué cosas supone que serían importantes para ser tomadas en cuenta?

Para comprender la opinión del consultante y los indicadores para una terapia confiable.

6. ¿Cómo definiría mi función y participación como terapeuta?

Para comprender el papel que he desempeñado como terapeuta, en los procesos de terapia de cada uno de los consultantes.

7. ¿Qué mensaje me daría, como su terapeuta, para que yo pueda comprender lo que sucedió con usted y que pudiese ser útil con otros consultantes que yo pueda atender?

Para comprender el propio proceso de transformación del consultante.

8. Piense en su terapia como un todo, o en una parte de ella. ¿Qué imagen o qué metáfora usted construiría para representarla?

De una manera simbólica, la intención es crear un contexto para la expresión de un significado personal en relación a la terapia.

El sueño de la razón produce monstruos, Los Caprichos, 1797-1798, de Francisco de Goya.
  • Me estimula compartir el pensamiento de Paulo Freire, un gran educador brasileño, para quien la educación no puede estar desvinculada de los contextos de la vida, y que no se educa para crear una consciencia crítica sin amor. Cambios significativos, según entiendo, se desarrollan a partir de pequeños cambios, aquellos que suceden en los micro contextos de las relaciones. En este escenario, para una ética y una responsabilidad relacionales, la práctica del diálogo y de la colaboración son las puertas de entrada para cualquier intención transformadora. Un segundo momento en el que, a mi entender, se adopta una postura reflexiva y crítica de tomar la propia acción reflexivamente y estar en este mundo como un eterno aprendiz. Y, finalmente, grandes edificios son construidos sobre bases sólidas, o sea, importa mucho menos el tamaño del paso dado que la dirección elegida. Una acción propuesta, teniendo como valores, relaciones de respeto y dignidad a todo ser humano de este planeta, pueden ser unos buenos nortes de la brújula que nos guía para nuevas maneras de estar con los otros.
  • Los cambios significativos comienzan en nuestros contextos de vida. Los grandes cambios, como todos los procesos complejos de transformaciones sociales demandan tiempo y muchos reajustes en el camino. Un buen ejemplo de esto en Brasil fue la Terapia Comunitaria. Iniciada a mitad de los años 80 por Adalberto Barreto, fue desacreditada, estigmatizada; sin embargo, la persistencia de los involucrados en su práctica, la ampliación de sus comunidades de práctica, el diálogo con diferentes instituciones, incluso con las que hablaban diferentes lenguajes, permitieron que se llegase hoy, a su inclusión como una política de salud pública.
  • Algunos interrogantes instigadores construyeron el marco generativo para la Terapia Comunitaria Integrativa como una práctica innovadora para esos contextos. Entre ellas:
  • ¿Cómo pasar de una práctica de carácter asistencialista, jerarquizada y generadora de dependencia del profesional especialista, hacia una práctica transformadora y ampliadora de las posibilidades existenciales?
  • ¿Cómo cambiar el enfoque en el problema hacia los recursos y posibilidades?
  • ¿Cómo hacer circular los conocimientos adquiridos en los contextos de la vida, reconociéndolos y legitimándolos como conocimiento local?, ¿cómo saber que viene “de dentro”, un saber interno?
  • ¿Cómo rescatar los valores culturales y los saberes ancestrales constructores de identidades y formas de vida, tantas veces amenazados por el sufrimiento crónico y por la exclusión social?
  • ¿Cómo favorecer la creación de vínculos, y el fortalecimiento de redes solidarias en las que se puedan compartir experiencias y una identidad colectiva que fortalezca valores y prácticas colaborativas?
  • ¿Cómo desarrollar una práctica posible, sin élites, con sistemas amplios que favorezcan una transformación social que se pueda construir en lo colectivo y se extienda a contextos más amplios de la población?
  • ¿Cómo contemplar la complejidad de las relaciones humanas en sus distintas organizaciones, más allá del dominio psi, invitando al diálogo a discursos múltiples provenientes de la antropología cultural, la sociología, la educación y la espiritualidad, entre otros?
  • Al proponer una metodología conversacional que socializa los problemas desplazando el enfoque desde la carencia y el déficit hacia las competencias y las soluciones colectivas, Adalberto Barreto, favoreció el fortalecimiento de individuos, comunidades y redes, en la medida que promovía la autoría y el agenciamiento.
La maja desnuda, c.1800, de Francisco de Goya.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Marilene A. Grandesso, editora. (2017) Práticas colaborativas e dialógicas em distintos contextos e populações: un diálogo entre teoria e pràticas. EDITORA CRV. Curitiba, Brasil.

Dora Fried Schnitman, editora. (2015) Diálogos para la transformación: experiencias en terapia y otras intervenciones psicosociales en Iberoamérica – Volumen 1, pág. 164-177. Terapia comunitaria: un espacio colectivo de diálogo y conversaciones transformadoras Marilene Grandesso. Taos Institute Publications / WorldShare Books.

Grandesso, M. (2000).  Sobre a reconstrução do significado: uma análise epistemológica e hermenêutica da prática clínica. Sao Paolo, Brasil: Casa do Psicólogo.

Grandesso, M. (2005). Terapia comunitária: contexto de fortalecimento de indivíduos, comunidades e redes. Família e comunidade, 1 (2), 103-113.

Grandesso, M.A. (2006). Família e narrativas: histórias, histórias e mais histórias. En C. M. de O. Cerveny (Org.) Família e… II (pp. 13-30). São Paulo: Casa do Psicólogo.

Grandesso, M.A. (2007). Terapia comunitaria: tecendo redes para a transformacao social saude, educação e políticas públicas. Editorial : Casa do Psicólogo.

Grandesso, M. (2009). Terapia comunitária: uma prática pós-moderna crítica: considerações teórico-epistemológicas. Nova perspectiva sistêmica, XVIII (33).

Grandesso, M. (2011). Terapia Comunitária Integrativa e Terapia Narrativa: Ampliando possibilidades. En M.H. Camarotti, T.C.G. de P. Freire y A. de P. Barreto (Orgs.).

Terapia comunitária integrativa sem fronteiras: Compreendendo suas interfaces e aplicações (pp. 196-224). Brasília: MISMEC-DF.

Guanaes-Lorenzi C., Moscheta, M., Coradi-Webster, C. y Villela e Souza, L. (2014). Construcionismo social: discurso, práctica e producao do conhecimento. Río de Janeiro, Brasil: Ed. Instituto NOOS.

Tapia Figueroa, Diego, Tesis (2018) para el Ph.D. con la Universidad Libre de Bruselas (VUB) y el TAOS INSTITUTE.

The Sage Handbook of Social Constructionist Practice. Edited by: Sheila McNamee – Mary M. Gergen – Celiane Camargo-Borges – Emerson F. Rasera, – October 2020 | 696 pages | SAGE Publications Ltd.

https://uk.sagepub.com/en-gb/eur/the-sage-handbook-of-social-constructionist-practice/book266523#description

XI Congreso Brasileiro de Terapia Familiar, en São Paulo -Brasil (2014).

Congreso sobre Terapia Comunitaria, São Paulo, Brasil (2006).

Diarios de Campo ISI México: 2013, 2014, 2015, 2016, 2017

Página del TAOS INSTITUTE:

133º Fórum da Cultura de Paz e Não Violência – Profa. Dra. Marilene Grandesso

O Encontro Terapêutico Genuíno em Tempos Líquidos – parte 1

O respeito pela Diversidade na Conversação Dialógica Terapêutica – parte 2