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SERIE: APORTES Y AUTORES SIGNIFICATIVOS EN EL CONSTRUCCIONISMO RELACIONAL-CONSTRUCCIONISMO SOCIAL

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A.

(febrero, 2021)

“La praxis da sentido a las palabras.” 

(Ludwig Wittgenstein)

Michael White – Terapia Narrativa

Proponemos una selección de breves conceptos, reflexiones, ideas, propuestas de algunos de los principales exponentes de la postura, perspectiva, teoría y práctica socioconstruccionista. Para facilitar la lectura reflexiva proponemos citas concretas textuales sin especificar cada vez las fuentes, por ello proponemos al final la bibliografía de referencia para que puedan hacer sus propias búsquedas y lecturas. Es una invitación a abrir su curiosidad por estos apasionantes aportes.

Seguimos con Michael White, trabajador social y terapeuta familiar. (29 de diciembre de 1948, Adelaida, Australia del Sur. 4 de abril de 2008, San Diego, California).

Vieja friendo huevos, 1618, de Diego Velázquez.
  • Trabajo con historias de esperanza, amor, colaboración. Parto de la premisa de que después de cada encuentro con un consultante, me voy siendo más de lo que en el inicio era.
  • Se priorizan las historias, las narraciones, así como los procesos relacionales que influyen en la creación de sentido y significado.
  • Cada vez que hacemos una pregunta, estamos generando una versión posible de una vida.” (David Epston)
  • Lo fundamental: mantener siempre una actitud de permanente curiosidad y siempre realizar preguntas cuyas respuestas genuinamente se desconoce.
  • Las personas dan sentido a sus vidas y relaciones relatando su experiencia, y que, al interactuar con otros en la representación de estos relatos, modelan sus propias vidas y relaciones.
  • Mi premisa: ¿qué necesito yo para mantenerme dentro de la relación para que puedan hablar en términos de “yo”?
  • Entender la terapia narrativa como un enfoque respetuoso y no culpabilizador que sitúa a las personas como expertas de sus propias vidas. Esto conlleva un cambio de conceptualización con respecto a quién busca ayuda. No se le llama paciente, ni se le llama cliente, sino que se le denomina “coautor” del proceso de terapia.
  • No son la persona ni la relación las que constituyen el problema. Es el problema lo que es el problema y, por lo tanto, la relación de la persona con él se convierte en el problema.
  • ¿Qué actitud es necesaria en el terapeuta?: La curiosidad que trasciende las versiones totalizadoras que las personas tienen de su vida y que trascienden aquellas prácticas dominantes del yo y sus relaciones.
  • Mi rol como terapeuta no es imponer conocimientos, ni enseñar habilidades ni estrategias. Mi rol es establecer una conversación terapéutica para visibilizar conocimientos y habilidades, que las personas se familiaricen con sus cualidades, cualidades que están en su historia vital.
  • De hecho, las personas tienen múltiples conocimientos y habilidades, y múltiples historias. No hay una sola historia. Mi tarea como terapeuta es crear un contexto terapéutico donde otras historias sobre la vida y la identidad pueden sacarse de las sombras y dejar de ser invisibles.
  • La terapia como un contexto donde es posible entrar en algunos territorios de su vida en la que no han entrado o no recuerdan. Mi tarea es crearle un andamio para entrar en estas historias y territorios de su vida. Mis preguntas son el andamio. Preguntas que signifiquen posibilidades movilizadoras de esperanza. Nosotros somos responsables de los resultados de nuestras preguntas.
  • La gente vive según las historias que se cuenten de su vida. Me interesa una conversación terapéutica para darle la reautoría de su propia vida a la persona. Como terapeuta no puedo saber ni el camino, ni a dónde quiero llegar antes de la conversación; sé que llegaremos a un camino inimaginable: esto es estimulante y fascinante.
  • La terapia narrativa es una conversación zigzagueante que se va enriqueciendo más y más.  Una cuestión que hay que plantearse es: ¿cómo el lenguaje del terapeuta, hecho pregunta inteligente y respetuosa, expande el lenguaje del consultante; y le da confianza y seguridad para sus propias y nuevas interrogaciones, conclusiones y reescrituras?
El triunfo de Baco, 1628-29, de Diego Velázquez.
  • Se trata de ponerse como terapeuta en una posición de poder explorar con los consultantes la historia y las múltiples historias de su vida, que dé y den cuenta del derecho que tienen a una buena vida.
  • Las acciones de una persona son descripciones que excluyen las interpretaciones de quienes están participando en sus acciones… las descripciones magras son típicamente aquellas a las que se arriba por medio de las “observaciones” de personas consideradas forasteras, quienes están estudiando las vidas de otras personas y las comunidades en las que esta vive… a la inversa, descripciones densas de las acciones de las personas son descripciones informadas por las interpretaciones de aquellos que están participando en esas acciones…
  • Una historia densa está llena de detalles, se conecta con otras y, sobre todo, proviene de las personas para quienes esa historia es relevante. Una historia «delgada» generalmente proviene de observadores de fuera, no de las personas que la están viviendo y difícilmente tiene lugar para la complejidad y las contradicciones de su experiencia. Cuanto más «densa-compleja» sea una historia, más posibilidades abrirá para la persona que la vive.
  • Desde el enfoque narrativo se considera que los consultantes llegan a terapia porque sus historias “se quebraron” y sus vidas parecen tener poco o ningún sentido. Estas historias “quebradas” están enraizadas en discursos culturales dominantes, son historias que descalifican, limitan o niegan aspectos significativos de su experiencia y su sentido de identidad.
  • La terapia narrativa tiene como objetivo enriquecer la historia mediante la introducción de aquellos detalles que han quedado fuera por el predominio del problema, es decir, la co-creación junto al consultante de una historia alternativa.
  • Cuando alguien acude a la terapia, un resultado aceptable para el consultante podría ser la identificación o generación de relatos alternativos que le permitan representar nuevos significados, aportando con ellos posibilidades más deseables, nuevos significados, que las personas experimentarán como más útiles, satisfactorios y con final abierto.
  • Desde la perspectiva de la terapia narrativa, se quiere contagiar a las familias de un espíritu de exploración y de un aumento de la sensación de posibilidad. Que las familias sean capaces de llegar a un punto en el que puedan apoyarse en conocimientos alternativos y especiales, más liberadores, que ellas mismas han recuperado o generado a lo largo del proceso terapéutico.
  • La terapia como una obra de liberación personal y cultural. Tal vez cuando la terapia funciona ello se debe a un cambio en las actitudes que rodean al problema. Aliviar el dolor es parte de la tarea del terapeuta, la otra consiste en unirse a los consultantes para ayudarlos a desprenderse de las camisas de fuerza del discurso clínico.
  • En lugar de promover los relatos vinculados a la desesperación y el fracaso, es necesario promover aquellos vinculados con la fortaleza y el heroísmo. Avalando así una política de la esperanza.
  • El terapeuta familiar, busca deconstruir las “verdades” que son separadas de sus condiciones y contextos de producción. La desconstrucción se basa en las ideas de Derrida, quien se pregunta al analizar las obras retóricas: ¿qué era lo no dicho, o lo contrario a la dicho? Nuestra manera de ver está determinada por el sentido que damos a nuestra experiencia, por nuestra situación en la estructura social y por nuestra práctica lingüística. La terapia narrativa valoriza sustancialmente la construcción de otra historia.
  • Los síntomas están vinculados a ciertas narraciones evocadoras del discurso social del poder y desaparecerán cuando, externalizadas éstas, su lugar fuera ocupado por nuevas narraciones no relacionadas con el problema.
  • Desde la terapia se estimula la autenticidad, que las personas logren liberarse, y llegar a ser realmente quienes son: es decir, auténticas.
La fragua de Vulcano, 1629-1630, de Diego Velázquez.
  • Una terapia de re-escritura pretende ayudar a las personas a resolver problemas por los siguientes medios: 1) Permitiéndoles separar sus vidas y relaciones de los conocimientos/relatos que sean empobrecedores; 2) Ayudándoles a cuestionar las prácticas del yo y de las relaciones que sean opresoras; 3) Alentando a las personas a re-escribir sus vidas según conocimientos/historias y prácticas del yo y de las relaciones alternativas, que tengan mejores desenlaces.
  • La naturaleza de la re-escritura: La ideología de tal terapia hace hincapié en la libertad del individuo para construir su propia vida.
  • Uno de los principios ideológicos de tal terapia es que hay que darle libertad al individuo para que construya la historia de su vida.
  • Lo básico es evidenciar una sensibilidad para comprender lo que significa para una persona “cambiar”. Esta terapia no sólo cuenta una historia, sino que, además, escucha a la audiencia.
  • Los discursos externalizadores son de enorme utilidad: la terapia les permite ver su problema (depresión, anorexia, etc.) como algo que está fuera de ellos y a lo que se puede oponer resistencia en vez de como una característica esencial de ellos mismos. Esto libera a los consultantes de ciertas nociones familiares respecto a los problemas de las que nadie duda y de los discursos dominantes internalizadores (y culpabilizadores) que guían sus vidas.
  • La exteriorización del problema permite a las personas separarse de las historias dominantes que han estado modelando sus vidas y sus relaciones. Al hacerlo, las personas pueden identificar ciertos aspectos vitales, pero anteriormente negados de las experiencias vividas, aspectos que no se pudieron prever a partir de la lectura de la historia dominante…Al identificar desenlaces singulares, se puede animar a las personas a realizar actualizaciones de significado en relación con ellos. Para tener éxito se requiere enmarcar el desenlace singular en la trama de una historia alternativa sobre la vida de la persona.  
  • Es el problema lo que es el problema, y por tanto la relación de la persona con él se convierte en el problema. La externalización del problema permite a las personas separarse de los relatos dominantes que han estado dando forma a sus vidas y sus relaciones.
  • Se acentúa y se destaca en la conversación terapéutica que existen otras opciones. Esto hace que los consultantes sientan que tienen más espacio y más libertad para explorar nuevas formas de percepción, de pensamiento y de acción.
  • Cuando los consultantes no entran en ese nuevo espacio ni desean explorarlo, se supone que existen aspectos adicionales del problema que lo están restringiendo y, por lo tanto, es necesario hacer una nueva externalización más diferenciada.
  • Otro aspecto importante del “método” es que el problema “sale” de la persona, pero no se proyecta en ninguna otra. De modo que la protesta y la rebelión liberadoras no se manifiestan contra otras personas. Consecuentemente, hay menos posibilidades de que las demás personas significativas de la red social del consultante adopten una actitud defensiva y respondan mediante la censura, una nueva rotulación y una nueva patologización del consultante.
  • Lo más importante es la dirección en que evolucione el consultante como persona, esto es, la dirección hacia una vida más saludable y no las dimensiones o la frecuencia de los pasos que dé.
  • Cuando el consultante da esos pasos constructivos, es necesario reconocerlos y responder a ellos, a fin de que formen parte de esa identidad curativa. Y es necesario para que los cambios constructivos persistan. ¿Qué hizo usted para lograr que esto (el suceso constructivo) ocurriera?; ¿Cómo se las arregló para dar este paso? Es necesario reconocer y dar valor a estas nuevas conductas constructivas, darles significación a fin de que se incorporen como parte de la nueva identidad emergente. ¿Se da cuenta de que al hacer eso ha ganado un voto para sí y uno en contra del problema?; ¿Se da cuenta de hasta qué punto fue significativa su iniciativa? Si la respuesta es no, se puede intentar un giro: ¿Se da cuenta de que yo considero que, al haber realizado esa acción, usted tomó una decisión a su favor y le ha dado una buena lección a su viejo hábito negándose a permitir que lo domine?
La rendición de Breda, 1634 –1635, de Diego Velázquez.
  • Agregar un marco temporal más amplio y algunas diferencias contrastantes también contribuye a mejorar el proceso de internalización: ¿Hasta qué punto cree que esto contribuye a darle a su vida una nueva dirección, a desarrollar un nuevo estilo de vida?; Si usted continúa recorriendo este nuevo camino de actuar contra el problema, ¿qué diferencias imagina que habría entre su nuevo futuro y el viejo (en el que usted se sometía al problema)?
  • Una forma de contribuir a la persistencia de los cambios constructivos es ampliar la conversación e incluir a la red social del consultante para que se transforme en el público que asista a dichos cambios. ¿Qué pensarían los miembros de su familia (o sus amigos) o qué sentirían si se enteraran de esos nuevos pasos que usted ha dado?; ¿Cómo les hará saber lo que ha ocurrido? Mediante estas preguntas se incita al consultante a transformarse en un observador selectivo de sí mismo, a hacer participar a las personas que él considera significativas (al comunicarles sus acciones constructivas) y a reconocer sus posiciones como agente (por haber tomado decisiones curativas para sus vidas).
  • Es importante estimular a que las personas identifiquen ciertas creencias acerca de ellas mismas, los otros y sus relaciones, que se refuerzan y confirman continuamente debido a la presencia del problema. Por lo general, estas creencias están vinculadas a una sensación de fracaso a la hora de lograr ciertas expectativas, cumplir ciertas especificaciones y satisfacer determinadas normas.
  • A través de un proceso de externalización, las personas adoptan una perspectiva reflexiva respecto de sus vidas, y pueden considerar nuevas opciones para cuestionar las “verdades” que experimentan como definidoras y especificadoras de ellas mismas y de sus relaciones. Esto les ayudará a negarse a la “cosificación” de sus personas y sus cuerpos a través del conocimiento. Se trata de identificar, explorando la manera en que el problema parece obligar a las personas a tratar a los demás y a sí mismas.
  • Luego será posible localizar acontecimientos extraordinarios por medio de una investigación de aquellas ocasiones en que la persona podría haberse sometido a estas técnicas, pero se negó a hacerlo. Entonces se puede invitar a la persona a generar significados alrededor de estos acontecimientos extraordinarios.
  • Al identificar estos acontecimientos extraordinarios, será posible cuestionar eficazmente el sometimiento a las técnicas de “juicio normalizador”, o sea, a la evaluación y clasificación de las personas y sus relaciones según las “verdades” dominantes.
  •  En la medida en que el desenlace deseable de la terapia es la generación de historias alternativas que incorporen aspectos vitales y anteriormente negados de la experiencia vivida, y en la medida en que estos relatos incorporan conocimientos alternativos, puede afirmarse que la identificación y provisión del espacio para la representación de estos conocimientos es un aspecto central del esfuerzo terapéutico.
  • Cuando la gente llega a la consulta lo hace con una historia dominante saturada de problemas con sentimientos de desesperanza, frustración y angustia. A partir de esta historia dominante, relatan todas las demás.
  • Gran parte del trabajo terapéutico es encontrar puertas de entrada hacia historias alternativas, intentar enriquecerlas y que pasen a tener un papel principal en la vida de las personas; para esto el terapeuta co-crea un contexto, genera preguntas que invitan a las personas a conectar con experiencias que no habían tenido en cuenta y atribuirles significado. Se invita al consultante a ser el autor principal para dar significado a estas experiencias.
  • La Terapia Narrativa está interesada en descubrir y reconocer (deconstruir) las ideas, creencias, prácticas de la cultura en que vive la persona y que sirven para asistir al problema y a su historia, de este modo es posible cuestionar y desafiarlas. Generalmente las ideas que asisten al problema se dan por hecho como “verdades”. Y, estas “verdades” son solo parte de la ideología dominante que oprime la vida de las personas.
Almuerzo de campesinos, 1613-1618, de Diego Velázquez.
  • La desconstrucción: son procedimientos que subvierten realidades y prácticas que se dan por descontadas, esas llamadas ‘verdades’ divorciadas de las condiciones y del contexto de su producción, esas maneras desencarnadas de hablar que ocultan sus prejuicios y esas familiares prácticas del yo y de su relación a que están sujetas las vidas de las personas. Muchos de los métodos de desconstrucción hacen extrañas esas realidades y prácticas familiares dadas por descontadas al objetivarlas. En este sentido, los métodos de desconstrucción son métodos que ‘vuelven exótico lo doméstico’.
  • Las personas que acuden a terapia suelen sentirse incapaces de intervenir en una vida que se les aparece como inmutable; están bloqueadas en su búsqueda de nuevas posibilidades y significados alternativos. Es importante que el terapeuta imagine qué podría ser significativo para la persona que busca ayuda, y que no se deje cegar por sus propios criterios respecto a cuáles han de ser los nuevos avances en su propia vida y en sus relaciones. Lo que cuenta no es el tamaño del paso que da la persona, sino su dirección.
  • Se trata de fomentar una nueva sensación de agencia personal, de actuación personal y, con ella, las personas son capaces de asumir su responsabilidad en la investigación de nuevas opciones en su vida y en el seguimiento de nuevas posibilidades. En este proceso, las personas experimentan una nueva capacidad de intervenir sobre su mundo.
  • El modo narrativo no genera certidumbres, sino perspectivas cambiantes. Sitúa a la persona como protagonista o como participante en su propio mundo. Es un mundo de actos interpretativos, un mundo en el que volver a contar una historia es contar una historia nueva, un mundo en el que las personas participan con sus semejantes en la “re-escritura”, y por tanto en el moldeado, de su vida y relaciones.
Las Meninas, 1656, de Diego Velázquez.

Características para la práctica de una terapia situada en un modo narrativo de pensamiento:

Da la máxima importancia a las vivencias de la persona;

Favorece la percepción de un mundo cambiante mediante la colocación de las experiencias vividas en la dimensión temporal;

Invoca el modo subjuntivo al desencadenar presuposiciones, establecer significados implícitos y generar perspectivas múltiples;

Estimula la polisemia y el uso del lenguaje coloquial, poético y pintoresco en la descripción de vivencias y en el intento de construir nuevos relatos;

Invita a adoptar una postura reflexiva y a apreciar la participación de cada uno en los actos interpretativos;

Fomenta el sentido de la autoría y la re-autoría de la propia vida y de las relaciones de cada persona al contar y volver a contar la propia historia;

Reconoce que las historias se coproducen e intenta establecer condiciones en las que el “objeto” se convierta en autor privilegiado;

Introduce consistentemente los pronombres “yo” y “tú” en la descripción de los eventos.

  • La terapia narrativa es un instrumento de libertad, que proporciona esperanza a mucha gente, que se hubiera sentido perdida en la “oscuridad de la noche”.
  • Desde la perspectiva de la terapia narrativa, se quiere contagiar al consultante de un espíritu de exploración y de un aumento de la sensación de posibilidad. Que los consultantes sean capaces de llegar a un punto en el que puedan apoyarse en conocimientos alternativos y especiales, más liberadores, que ellos mismos han recuperado o generado a lo largo del proceso de trabajo terapéutico.
  • La capacidad de narrar es una de las fortalezas de la capacidad humana de transformación, así que toda transformación pasa por la narración y, por tanto, toda aquella conversación que sea capaz de interpelar-perturbar a una persona cambia la narración que realiza de sí misma.
  • El terapeuta que implementa la Terapia Narrativa, se guía por dos preceptos principales: 1. Mantenerse en un estado de curiosidad. 2. Formular preguntas de las que verdaderamente no se sabe la respuesta.
  • Así pues, el papel del coautor es el de generar la historia de su vida, mientras que el terapeuta actúa como agente facilitador planteando las preguntas adecuadas y sacando a colación temas determinados. De este modo, el problema queda disuelto en una narración alternativa.

Otras pautas son:

Facilitar el establecimiento de una relación terapéutica en el que su propio punto de vista no es impuesto sobre el consultante.

Trabajar activamente para reconocer el estilo narrativo que el consultante hace que su historia se desarrolle.

Procurar que sus aportaciones estén diseñadas para ser recogidas y reformuladas por el consultante, no para ser aceptadas sin más por este.

Aceptar las quejas del consultante sobre las sesiones y no tomárselas como una muestra de ignorancia o incomprensión.

Reconocer aquellas narraciones alternativas en las que el problema está perdiendo peso.

La no culpabilización del consultante.

La Costurera, 1635-1643, de Diego Velázquez.
  • En la Terapia Narrativa se asume la posibilidad de narrar una experiencia de muchas maneras distintas (generando necesariamente varias experiencias donde antes sólo parecía existir una), otorgándole al consultante el máximo poder para generar su narración sobre lo que le ocurre y no culpabilizándolo sobre las dificultades que surgen.
  • Desde este enfoque se rechazan los discursos cerrados o excluyentes sobre lo que ocurre, y se subraya la necesidad de crear narraciones abiertas al cambio, flexibilidad que le permitirá a la persona introducir cambios, otorgarle importancia a unos hechos y quitársela a otros. Se entiende que allí donde hay un sentimiento de culpa con origen en la terapia, hay una percepción de no saber adaptarse a un hilo conductor narrativo que viene dado desde fuera, lo cual significa que el consultante no ha estado involucrado en su generación.
  • La terapia narrativa permite ubicar las experiencias de las personas en una dimensión temporal, mediante la construcción de un panorama de aquellos eventos esenciales para definir la identidad y cómo esta puede cambiar cuando se aportan otras perspectivas. Además, apuntala la incorporación de visiones diferentes sobre los hechos sin que esto implique una desvalorización de lo dicho, sino la posibilidad de analizar las bases de estas diferencias.
  • Deberíamos esforzarnos por establecer condiciones que nos ayuden a criticar nuestras prácticas formadas en ese ámbito. Deberíamos trabajar para identificar el contexto de las ideas en las que nuestras prácticas están situadas, y explorar la historia de esas ideas. Esto nos permitiría identificar más rápidamente los efectos, peligros y limitaciones de estas ideas y de nuestras propias prácticas. Y en vez de pensar que la terapia nada tiene que ver con el control social, supondríamos que esa posibilidad está siempre muy presente. Por lo tanto, trataríamos de identificar y criticar aquellos aspectos de nuestro trabajo que podrían vincularse con las técnicas de control social…Y, por otra parte, tendríamos asimismo que reconocer que, si no nos unimos con otras personas para cuestionar estas técnicas de poder también estamos comprometiéndonos en una actividad política. No significa una actividad política que implique la propuesta de una ideología alternativa, sino de una actividad política que cuestiona las técnicas por medio de las cuales se somete a las personas a una ideología dominante.
  • Nuestras vidas están constantemente entrelazadas con la narrativa, con las historias que contamos y que oímos contar, con las que soñamos o imaginamos, o con las que nos gustaría contar.
  • El proceso terapéutico más poderoso que conozco, consiste en contribuir a enriquecer las historias de las personas.
  • ¿Qué pasos podemos emprender para evitar ser totalmente cómplices de la reproducción del orden social dominante?
  • ¿Cuáles son algunas de las condiciones necesarias para una terapia que sea sensible a las políticas de género, a las de dominación heterosexual o a las de raza y cultura, de clase y orientación sexual?
  • ¿Cómo interactuar con las personas para ayudarlas a identificar, abrazar y honrar su resistencia frente a aquellos actos de individualismo en los que la cultura moderna dominante les incita a involucrarse mediante sus conocimientos y prácticas de poder?
  • ¿Cómo subvertir las jerarquías de saber que privilegian el conocimiento profesional y abrir nuevas posibilidades para disentir?
  • Mi compromiso con la metáfora narrativa vino de mi decisión de buscar prácticas que no sean normativas. Me refiero a las prácticas que no refuerzan ni reproducen las formas de vida valoradas por la cultura dominante sin cuestionarlas -esas formas de ser en el mundo, consideradas ‘reales’, ‘apropiadas’, ‘sanas’ y demás.
  • Creo que la metáfora narrativa abre un terreno muy fértil para este proyecto, infinito.
  • Lo importante en un proceso terapéutico respetuoso, que no quiera domesticar ni producir conformismo social o complicidad con un orden político opresivo, es ser capaces de dialogar sin prejuicios, sin patologizar las diferencias, para que las personas sean los autores de su propia historia; que decidan actuar de manera consciente, para ser los constructores de una historia nueva, con significados, acciones y discursos liberadores.
  • La terapia es un proceso de transformación social y relacional cuyo propósito es la liberación política y cultural de todos aquellos que son oprimidos, explotados y humillados.
  • David Epston: … “el espíritu de la terapia narrativa” – “el ojo amoroso” al que me referí, con el que Michael White miraba aquellos con los que se reunía, a través de su trabajo y su vida.
Venus del espejo, 1644 – 1648, de Diego Velázquez.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

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David Epston, DICIENDO HOLA OTRA VEZ: RECORDANDO A MICHAEL WHITE

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Michael White Trauma ITSP – terapia narrativa-

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