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¿Construccionismo social es igual a a relativismo, y todo está bien y da igual?

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, MA

“Todo lo que hago, lo hago con alegría.” 
Michel de Montaigne (trad. en 2007, p.588)

Fresco azul de damas minoicas, 1400 a.C.

El desconocimiento ha llevado a algunos profesionales, que no conocen las perspectivas construccionistas sociales o ignoran cómo se trabajan los procesos desde esta postura, a repetirtópicos, lugares comunes, prejuicios y estereotipos sin sustentarlos con argumentos. 

Imaginan que las perspectivas socioconstruccionistas llevan a la relativización de todo lo humano, a dar por “bueno y verdadero” todo, sin discernir, optar, elegir. Reiteran que estar con estas posturas es no tomar una posición frente a nada concreto y poner en el mismo saco (en una mezcla de relativismo absolutista y eclecticismo epistemológico) todas las teorías, prácticas y consecuencias; que decir y actuar así sería propio de irresponsables. 

Confunden construccionismo social con constructivismo y hablan, ingenua o dogmáticamente, sin proponer una reflexión crítica y limitándose a generalizar, sostenidos en una visión modernista y positivista, limitando el espacio del diálogo y la construcción y reduciendo el planteamiento a premisas que, por superficiales, empobrecen reactivamente la conversación y la relación. 

“Los argumentos construccionistas, en general, son contrarios a las formulaciones fijas y finales, inclusive aquellas que ellos mismos elaboran.” (Gergen, 1996)

El socioconstruccionismo, se consolida desde la década del 80; afirma que no hay ninguna verdad o realidad absoluta, ni esencias o identidades fijas. Está comprometido con los derechos humanos; invita a una reflexión crítica de todas las ideas y prácticas culturales; afirma que el conocimiento se construye socialmente. Cuestiona el statu quo cruel e injusto y todas las formas de explotación y opresión; propone que las personas dejen la cultura que afirma que la forma de legitimarse en las relaciones es ubicarse en la posición de víctimas o victimarios; valora y celebra las diferencias; la coordinación de recursos. Es un paradigma de la complejidad. Busca la co-construcción de una ética relacional.

Mijail Bajtin (1997, p.9):

 Cualquier pensamiento mío, con su contenido, es un acto responsable, es uno de los actos éticos de los cuales se compone mi vida única, concebida como un actuar ético permanente, porque la vida en su totalidad -relacional- puede ser examinada como una especie de acto ético complejo: yo actúo mediante toda mi vida, cada acto y cada vivencia es un momento de mi vida en cuanto actuar ético responsable.

El construccionismo se enfoca en las formas complejas de relación al interior de los distintos contextos culturales locales. El proceso de conversar con los otros invita a co-construir confianza relacional y la construcción de perspectivas políticas innovadoras. Se trata de comprender y concebir la interrelación misma como una forma útil y emancipadora de las condiciones sociales injustas y opresivas existentes en la sociedad; nuestras interpretaciones humanas y profesionales tienen siempre un matiz político. En la base está la relación dialógica que, de hecho, es una forma de acción social transformadora, que busca aportar para que descubramos que podemos ser libres de actuar de otras formas. “La teoría y la práctica construccionistas localizan la fuente del significado, el valor y la acción en el proceso relacional.” (Sheila McNamee, 2012). 

Nos necesitamos los unos a los otros para la construcción conjunta de significados, para ser justos y responsables con los otros, para prevenir los abusos de poder. Las concepciones éticas y las perspectivas políticas que podemos manejar son, evidentemente, construcciones culturales. Las palabras “ética” y “política” comienzan a tener significado únicamente en los contextos relacionales en los cuales participamos. Harlene Anderson (1999): “Comprender es sumergirnos en el horizonte de otra persona, y es un proceso recíproco donde uno se abre al otro. Se trata de un proceso activo, de un diálogo activo. El horizonte no es fijo” (p. 75). Propiciamos diálogos que generen la colaboración que implica que cada persona esté plenamente presente y que su aporte sea igualmente apreciado, reconocido y valorado; lo que producirá un sentido de pertenencia, un sentido de participación, que a su vez conlleva un sentido de corresponsabilidad. Se invita a una actitud de “curiosidad con reflexión”. Es el diálogo lo que nos va a permitir contextualizar. El construccionismo genera procesos de diálogos distintos, significativos y transformadores. 

El construccionismo social, según Kenneth Gergen (2014, p.8) señala: 
“…sí hace a los profesionales de todo tipo, dos preguntas centrales: ¿cómo y para quién es útil lo que haces? Y ¿cuáles son las implicaciones socio políticas -éticas- de tomar, seriamente, la realidad propuesta? Y, además: …este proceso…es indefectiblemente una forma de activismo social o político: cualquier acción que se realiza en una sociedad forja de ese modo su futuro.” 

Los discursos sobre la ética y la política no son temas individuales o de creencias personales, sino que tienen que ver con los procesos de construcción de las relaciones; guiadas por el interés de aportar al bienestar humano en un contexto en el cual las múltiples voces coordinan aquello que van a definir como lo bueno y lo útil, lo que aporta y genera transformaciones. Las acciones con las cuales construimos nuestros mundos son sociales; es con el diálogo abierto, respetuoso y reflexivo como podemos generar nuevas formas de significar esos mundos. Nada más alejado del relativismo apolítico, la superficialidad conformista, la permisividad o la irresponsabilidad. Cuando nos involucramos con otros en realidad estamos creando significado juntos; y, sirve para ampliar nuestros recursos para la acción. La intención que nos guía es enriquecer las sensibilidades y la reflexión; poner el foco en lo positivo y expandirlo; invitar a prácticas críticas; crear, entretejer conexiones relacionales dignas, confianza, curiosidad y respeto recíprocos para generar la construcción responsable de nuevos futuros con bienestar.


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