Nuestro blog

Dialogar como aprendizaje del ser con el otro.

Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A

Frescos de la Villa de los Misterios –Pompeya-, desde el 82 a.C. a finales del siglo I a.C

Contar historias

Narrar historias suele ser una de las formas más profundas de dialogar. Cuando una persona desea contar su historia y elige un interlocutor capaz de escucharla, abre un espacio para la conversación distinta.

Nuestra vida está hecha de historias que otros cuentan sobre nosotros, y que nosotros mismos nos contamos y contamos acerca de nosotros -y de los otros-; esas historias construyen nuestras formas de ser. Por lo tanto, nunca está dicha la última palabra, podemos reinventarnos a cada momento. Y, el diálogo en que el otro al ser tratado como interlocutor es legitimado, el diálogo reflexivo-significativo, nos transforma.

Los eventos humanos solo se vuelven inteligibles tras haber sido historiados. Por medio de las conversaciones se forma y se reforma la experiencia de vida y los eventos relacionados con los sufrimientos y dilemas. Se crean y se recrean los significados y las comprensiones, las construcciones y las reconstrucciones de las realidades y del ser con los demás.

Conversaciones, que posibiliten las acciones y los discursos nuevos en la vida cotidiana. Entender que la pregunta constituye la base del diálogo. Preguntas que signifiquen posibilidades movilizadoras de esperanza. Escuchamos conectados, comprometidos con el proceso dialógico; preguntamos, no para sacar informaciones de contenido sino para comprender las conexiones relacionales, los procesos. Una vez que hacemos una pregunta, nos callamos, escuchamos en silencio, no interrumpimos; no damos consejos, no juzgamos ni criticamos. Respetamos el ritmo y tiempo de los interlocutores.

Tenemos responsabilidad de aquello en cuya construcción participamos. Que las personas se sientan comprendidas, apoyadas, aceptadas y escuchadas. Nos preguntamos desde esta ética relacional: ¿Podríamos hacer en conjunto algo más, una diferencia significativa que contribuya a crear una conexión profunda, un nuevo significado a la propia vida? ¿Cómo contribuir con nuestra presencia radical y nuestras preguntas a desanudar los nudos relacionales, que oprimen la vida de las personas?

Detalle, Villa de los Misterios

Imaginemos la secuencia tentativa/probable:

El diálogo, como vamos descubriendo, es un encuentro de conciencias a través de la palabra. Es una invitación para que se recupere el valor de las propias palabras, que se recupere la responsabilidad de los actos y sus consecuencias en los demás.

Yo, deseo contar mi historia

Tú, tienes apertura y curiosidad y demuestras genuino interés por lo que escuchas

Yo, por el contexto relacional que hemos creado, siento confianza y seguridad para compartirla

Tú, escuchas sin interrumpir para comprender

Yo, mientras describo lo que quiero narrar me escucho diferente

Tú, con la actitud de respeto que demuestras me animas a seguir

Nosotros, vamos creando conjuntamente con el diálogo un espacio de creatividad.

Yo, al seguir hablando entiendo lo que voy pensando y puedo explicarlo reflexionando

Tú, me preguntas sobre algo que te pareció significativo

Yo, siento que necesito dar detalles para que se comprenda mejor la historia

Tú, escuchas sin ansiedad

Nosotros, con el diálogo vamos generando nuevos aprendizajes

Yo, gracias a tus nuevas preguntas, contextualizo la historia para darle profundidad

Tú, empiezas a sentir que lo que escuchas te va transformando

Yo, comprendo que se abrieron posibilidades impensadas desde la complejidad que mi descripción nos aporta

Tú, comienzas también a contar tu historia

Yo, te interpelo (como un testigo a tu favor) sobre los detalles de tu historia

Tú, te conectas con tu vulnerabilidad para que el diálogo sea profundo

Yo, experimento que la libertad es relacional y se construye con palabras

Nosotros, abrimos posibilidades

De las formas de relación que experimentamos sólo puede ser considerado buen trato el diálogo como primera opción. Todas las otras formas de relación, son maltrato y significan exclusión.

Casa de Venus en la concha. Siglo I. Pompeya, Italia

Una poética del sentido

Este nosotros dialogal, permite que florezca lo mejor de cada uno en el proceso de entretejer relacionalmente nuevas posibilidades, conversando. Nuevas historias, narrativas, conceptos y significados se despliegan con entusiasmo. Con la energía vital que produce aportar desde el asombro.

Este diálogo entre los dos estimula la creatividad, se va entretejiendo un lugar propio para cada uno, que no existía antes del proceso conversacional y que produce esperanza. Porque si algo alegra genuinamente es cuando las palabras que el diálogo con el otro nos conecta con lo mejor de esos dos mundos distintos.

Construimos una conexión gracias a que abrimos un diálogo donde comenzamos a construir conjuntamente nuevos significados a partir de las historias que vamos generando. Al contar, nos contamos con curiosidad y respeto, al relatar vamos poniendo el foco en lo que es importante.

Cuando hay preguntas y el otro responde, somos co-responsables del proceso dialógico. Este diálogo rico de matices, inicia una ética relacional, en la que me comprometo con el cuidado del proceso dialógico, que significa cuidar con responsabilidad a quienes participamos de la conversación.

Diálogos y conversaciones, que no terminan nunca, son infinitos.

¿Hay premisas para dialogar con libertad? Si el diálogo es transformador: ¿en qué contextos se nota? ¿cómo se percibe relacionalmente?

Hay contextos, circunstancias, experiencias y procesos en los que el diálogo necesita tener un propósito y darle sentido. En otros momentos el propósito es construir el diálogo, sostenerlo, ser consistentes; el propósito es abrir el diálogo.

El deseo de hablar, de decir, de comunicarnos, humaniza la relación, es una forma de ser responsables con la relación: hablar, escuchar, comprender, responder; es la manera de cuidar a las personas y a la relación. Hablar con el otro para liberarnos mutuamente posibilitando nuevas ecologías sociales.

Existen relaciones en las que se camufla con eufemismos el miedo a conectarse, el miedo a ser vulnerables, con explicaciones pseudointelectuales, pseudo racionales, pseudo lógicas. Cuando sólo siendo vulnerables es posible un diálogo auténtico y genuino con el otro.

Con el diálogo conectamos con los recursos; realizando preguntas significativas se van creando procesos sociales para generar condiciones de futuro. Relacionándonos desde la complejidad, con una pragmática reflexiva buscamos con curiosidad producir acciones conjuntas que permiten la comprensión, la innovación, la consciencia de las propias capacidades, la coordinación de nuevas responsabilidades, que permitan aportes inteligentes y realizaciones recíprocas. Estamos conectados para construir conjuntamente nuevos significados y una poética del sentido.

Flora o La Primavera di Stabiae

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