Arte y literatura

Ezra Pound. CANTO LXXXI (Fragmento)

Lo que amas permanece,
el resto no es nada.
Lo que amas no te será arrebatado.
Lo que amas es tu herencia verdadera.
¿De quién este mundo, mío, de ellos,
o de nadie?
Primero vino lo visible, entonces lo palpable,
el Elíseo, da igual que fuera ante las puertas del Infierno.
Lo que amas es tu herencia verdadera.
Lo que amas no te será arrebatado.
La hormiga es un centauro en su mundo de dragón.
Humilla tu vanidad, no fue el hombre
quien hizo el valor, el orden o la gracia.
Humilla tu vanidad, humíllala te digo.
Descubre en la naturaleza tu lugar
en invención a escala o verdadero arte.
Humilla tu vanidad,
Paquin, ¡humíllala! El árbol sobrepasa tu elegancia.
Aduéñate de ti y otros también lo harán.
Humilla tu vanidad.
No eres más que un perro golpeado bajo el granizo,
solo una urraca hinchada bajo el sol veleidoso,
medio negra, medio blanca,
y ni siquiera distingues el ala de la cola.
Humilla tu vanidad.
Mezquino es todo tu odio
nutrido por la falsedad.
Humilla tu vanidad,
ansioso en destruir, avaro en caridad.
Humilla tu vanidad,
te digo, humíllala.

Pero el haber hecho en vez del no hacer nada,
esto no es vanidad.
El haber, con decencia, llamado
para que un Obtuso abra,
el haber recogido del aire una viva tradición
o de un magnífico ojo anciano la llama invicta,
esto no es vanidad.
Aquí el error está todo en lo que no se hizo,
todo en la timidez que titubeó…