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SERIE: A FAVOR DE LOS DERECHOS HUMANOS DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

Diego Tapia Figueroa, Ph.D. y Maritza Crespo Balderrama, M.A. (noviembre, 2021)

Prevención de abusos sexuales a niñas, niños y adolescentes (parte III y final)

“La libertad es siempre la libertad del que piensa diferente.”
Rosa Luxemburgo

Cabeza de Medusa, c.1597, de Caravaggio.

Una historia de barbarie

Hace 23 años, llegan a terapia una joven mujer de 27 años junto a su hija de 5.

Terapeuta DTF: Bienvenidas.

La mirada de la niña produce desazón. Por esta sensación, en lugar de darle a la madre para que lea el Consentimiento Bien Informado, sobre la confidencialidad y el contexto del proceso terapéutico, elijo leerlo en voz alta para las dos. Luego se le pide a la señora firmarlo. Incluye sus datos, dirección, teléfono.

Terapeuta DTF: ¿Qué espera que suceda en esta conversación y qué le gustaría llevarse al final, para usted y su hija? Luego le preguntaré a su hija.

María: No sé ni por dónde comenzar. Soy de Manabí (provincia de Ecuador) y vivo hace 10 años en Quito. Mi hija tiene 5 años, se llama como yo, María. El papá nos abandonó desde que supo que me embaracé. Trabajo todo el día. Salgo desde muy temprano para llegar a tiempo a mi trabajo en una fábrica y regreso también tarde, que ya anochece casi. Mi hija se queda sola. Hasta ayer le cuidaban algunas vecinas, a veces y dos hermanos míos que también viven en el mismo barrio. Me da mucha vergüenza contar esto. Mucho dolor e indignación. No sé ni qué hacer. Me siento en un infierno, no sé realmente qué hacer, estoy desesperada (llora; su hija la mira con distancia, fijamente, sin decir ni hacer nada).

Terapeuta DTF: ¿Qué significa cuando dice estar desesperada; qué la hace sentirse así? ¿Me puede contar, para poder comprender y ver con usted qué podría hacer usted?

María: -Con voz ronca y de corrido-. Ayer tarde, se acercaron unas vecinas para decirme que vieron que mi hija estaba en el patio con un perro en “juegos” sexuales. Hablé con mi hija y aunque al inicio no quiso decirme nada, poco a poco me fue contando. Cuando le pregunté dónde aprendió eso, quién le enseñó, me fue contando que sus tíos, un hermano mio -cinco años mayor que yo- y otro hermano que tengo, menor por dos años, tienen sexo con ella; el uno en la mañana, el otro en la tarde. Comencé a averiguar, como loca, no les encontré a mis hermanos y por otra vecina, que dijo que no quería meterse pero que, ya que yo he descubierto, me contó que mis hermanos también han sabido prostituir, vender a mi hija con los hombres del barrio. Que con eso mis hermanos se compran trago y droga y que también le daban a mi hija.

(Llora profundo, casi ahogándose. La niña mira sus pies colgando de la silla y sonríe al sentirse observada). Mi hija me dijo que tenía miedo. Me dijo que se moría del miedo. Y, me daba miedo que me lo decía riéndose -si ve cómo se ríe-, como si fuera un juego divertido. Me dijo que mis hermanos le dijeron que era un secreto de mi hija con ellos. Un secreto que no debía decirle a nadie, sobre todo a mí, porque yo le iba a pegar, a dejar de querer, a abandonarla, a no verla nunca más. 

Terapeuta DTF: ¿Qué siente escuchando lo que dice su mamá?

María, hija: (Habla bajito, casi imperceptible) Nada. Y se ríe mirando sus pies que flotan en el aire. Cruza las piernas, se acomoda su falda y mira directo al terapeuta, bajando y subiendo las pestañas, con una actitud de “grande”. (La sensación que me produce es un escalofrío, una mezcla de compasión y tristeza). Se la percibe sola en el mundo, profundamente sola.

Terapeuta DTF: Luego, si quiere podemos escuchar lo que usted siente y piensa de lo que le angustia a su mamá. Señora: hay unos pasos urgentes, de salud y legales que, tal vez ya sepa, usted necesita hacer de inmediato, para proteger a su hija. Y, son los siguientes…

María, madre: Llamé a pedir permiso en el trabajo. Esta misma mañana, antes de venir acá, fui con mi hija para que una ginecóloga le revise. Tiene infecciones graves por todo lado y va a comenzar un tratamiento con antibióticos. Del Centro Médico me indicaron el protocolo que hay que hacer, con la denuncia y todo eso. Más tarde tengo que volver para que me den unos papeles médicos con los que voy a hacer mañana tarde la denuncia en la Fiscalía.

Terapeuta DTF: Por la gravedad de estos crímenes contra su hija, si le parece, una vez que tenga todos los papeles que le han indicado, regrese mañana a la hora que pueda -sin que deba pagar la sesión- y puede llevar un escrito de esta terapia, que certifique que ustedes han comenzado un proceso de terapia y me comprometo a acompañarla en lo que sirva para garantizar la protección de la integridad de su hija. ¿Dónde van a dormir hoy? ¿Con quién se va a quedar su hija mañana? ¿Cómo va a hacer con su trabajo? ¿Puede pedir a apoyo a algún otro familiar, vecina o amistades?

Los restos del Minotauro con un disfraz de arlequín, 1936, de Pablo Picasso.

María, madre: Regreso a mi cuarto. Estoy sola. Confiaba en mis hermanos, en las vecinas. No tengo a nadie más, acá. Mis hermanos ya se han escapado, alguien les habrá dicho. Y, me asusta mi hija, vea que parece que no sintiera nada, que no pasará nada. Me siento como muerta en vida. Es horrible. Mañana vengo con mi hija, para ir con usted a la Fiscalía.

María, hija: ¿Vamos los 3 mañana?

Terapeuta DTF: Sí, iremos junto a su madre, para garantizar el respeto como ser humano y la protección de las personas y de la ley que usted necesita y merece. Señora María: esta es toda la información -por escrito-, que debe tener en cuenta sobre las instituciones, redes de apoyo para situaciones como las que están atravesando; por favor, téngalas en cuenta y cualquier pregunta, no dude en llamar a cualquier hora para clarificar lo que requiera.

Al día siguiente no llegaron. Llamé insistentemente al celular de la madre y nunca respondió. Fui a la dirección que había dado y desaparecieron de allí. Las busqué por distintos medios y no hubo manera de encontrarlas. La sensación de impotencia y dolor por no haber logrado contribuir a hacer algo concreto a favor de los derechos de esta niña, para que estos crímenes no queden en la impunidad y exista una reparación, no se borraron. Han permanecido como una experiencia triste, frustrante y evidente de los límites de la terapia, de cómo no bastan las buenas intenciones para lograr aportar con respuestas pragmáticas a la emergencia de una vida vulnerada.

Supervisión clínica: Por la profunda preocupación, incomodidad, frustración que me produjo este encuentro en el que no pasó lo que imaginaba se iba a dar para comenzar un proceso de reparación con la niña, lo llevé la semana siguiente al espacio de supervisión clínica con uno de los supervisores clínicos de entonces (John Grimes, Ph.D. de EEUU, quien fue el director de mi tesis de Maestría). Para sintetizar, se deja sólo la retroalimentación recibida. Luego de describir la historia, este supervisor me dijo: “Se nota que está historia te ha impactado, te angustia y produce ruido interno. ¿Quién te dijo que ser terapeuta es ser un dios omnipotente, que decide lo que sucede y lo que no, lo que deben o no hacer y decir los consultantes; cómo deben vivir; qué estilo de relaciones deben aceptar y nutrir? ¿De dónde te viene la idea que debes ser el salvador de la humanidad? Hiciste, de manera responsable, lo que se debe hacer en estas situaciones. Facilitaste las informaciones y procedimientos de prevención, intervención y de protocolos institucionales, las redes de apoyo disponibles. No te sumaste a quienes han encubierto este crimen. Hay circunstancias como estas, donde la vida nos hace enfrentar con nuestras limitaciones humanas, y se requiere humildad para aceptar y reconocer que, aunque tengamos buenas intenciones, somos seres con límites, que no podemos evitar el dolor y sufrimiento de las personas. Un dolor al que también tienen derecho y no debe ser expoliado por los buenos sentimientos de los terapeutas. Hay que respetar el derecho a decidir de las personas, con sus ritmos y tiempos propios. Esta madre ya salió de la ceguera y decidió ver. Estas personas y otras con las que trabajarás en el futuro han sabido vivir y saben vivir antes y después de ir a terapia contigo. ¿Qué pasaría si confías en que tienen recursos para enfrentar sus asuntos, y serán capaces de elegir -es su responsabilidad- el camino que quieren hacer en sus vidas; un camino que no necesariamente es el que a ti te gustaría? Se llama respeto y aceptación. La diferencia que aportamos es una ética profesional, construyendo congruencia en las relaciones y que no queramos ser uno más de esos gurús carentes de consistencia, mediocres, ignorantes y superficiales que abusan de su poder, somos terapeutas consistentes y respetuosos. Esto significa que como terapeutas, hacemos también nuestros propios procesos de terapia (cada año, al menos seis sesiones seguidas, una por semana); que buscamos participar permanentemente en espacios de supervisión clínica; que nos actualizamos profesionalmente de manera constante. Esto hace nuestra ética profesional.

Tú estás consciente que lo importante, no es sólo tener buenas intenciones, conmoverse o quedarse en la etapa apenas inicial de muchas terapias, cuando las personas hacen catarsis, lloran o se angustian -con razón-; eso es sólo el comienzo del proceso. Los terapeutas sin nivel se quedan enganchados en los síntomas. No hay que estancarse en el contenido sino hacer un trabajo con el proceso. Y, ser capaces, cada vez, como hemos reiterado tanto con ustedes, de integrar, desde una hermenéutica no ingenua: el Saber, el Hacer y el Ser. Ahora te corresponde preguntarte sobre los nuevos aprendizajes que esta experiencia te aporta, como ser humano y como profesional y reconocer tus propias vulnerabilidades, limitaciones y continuar aportando con criterio (es nuestra responsabilidad en el proceso terapéutico: hablar con preguntas nuevas, reflexivas, significativas) un sentido distinto de ser con los otros, de respetar, proteger, amar. Aprende a honrar esta historia, este dolor, continuando el trabajo con otras personas, con una ética profesional consistente, confiando en el proceso relacional, y en el derecho de cada ser humano de decidir lo que quiere, lo que no quiere y lo que quiere distinto, lo que responsablemente ha discernido que necesita transformar; así como lo que elige llevarse para su vida, de las conversaciones contigo. Bueno, bienvenido a la compleja condición humana.

Contextualizar histórica, cultural, políticamente las prácticas sociales de abuso, maltrato y violencia es fundamental para reflexionar acerca de las maneras de prevenirlas, de generar pensamiento crítico, de buscar alternativas y soluciones. Cuando se da un abuso sexual, la víctima es tratada como un objeto inanimado y la persona no es respetada ni tratada como un ser humano con derecho a decidir y ser. Los discursos dominantes de los adultos se han construido basados en no creer en la historia del niño/a.

Niño con una paloma, c.1977, de Marc Chagall.

“Al final, todo está estructurado desde el sistema patriarcal…Tenemos una sociedad basada en el capitalismo, que ha hecho de la competitividad una interacción natural, empuja al hombre como ser superior, valida el abuso y convierte a los otros en objetos. La jerarquía funciona en todas las relaciones empresariales, organizativas, políticas y también en las relaciones personales… la creencia que los niños y niñas son propiedad de sus padres, una idea sobre la que se cometen las mayores atrocidades, como incestos, violaciones, maltrato o la prostitución de las propias hijas… Negamos lo que no somos capaces de asumir. Pero al negar eso lo que hacemos es alejar los propios hechos, y nos disociamos de ellos, como si no fueran con nosotros. Nos falta valentía para admitir dos cosas: la cultura patriarcal y la capacidad humana para provocar daño… Hacen falta leyes, políticas, educación afectivo-sexual y, sobre todo, hacernos responsables de la sociedad que estamos creando, todos y todas. Hagámonos cargo de que somos una especie que agrede y compite, pero también que es capaz de respetar, amar, cooperar y sentir placer y empatía.”

https://elpais.com/sociedad/2019/05/01/actualidad/15567092

Es muy importante escuchar -para comprender- aquello que ha vivido quien ha sido víctima de este crimen, por muy horroroso que sea. ¿Qué le pasa a un niño o niña que es víctima de abuso sexual? Efectos e impactos físicos, emocionales y relacionales del abuso sexual:

  • Heridas, laceraciones, infecciones orales, genitales, anales; flujos o sangrados inexplicables.
  • Miedo, cólera, hostilidad, culpa, vergüenza, baja autoestima.
  • Conductas sexuales inapropiadas (juegos sexuales con muñecas, introducción de objetos en anos o vaginas, masturbación excesiva o pública, conducta seductora, requerimientos de estimulación sexual a otros adultos o niños, conocimientos sexuales inapropiados a su edad, etc.).
  • Conducta y comportamiento incontrolado; conducta autodestructiva, agresividad y comportamiento antisocial; aislamiento.
  • Problemas escolares, fugas de la casa, conductas delictivas, crueldad, intentos de suicidio, accidentes constantes, conductas de autoagresión, automutilación; excesiva timidez.
  • Pesadillas, dificultades excesivas para dormir o para despertarse.
  • Dificultades alimentarias.
  • Ansiedad, depresión, fobias.
Bailarín, 1925, de Joan Miró.

Las consecuencias físicas, emocionales y relacionales del abuso sexual son también un camino para descubrirlo y actuar. Más efectos y consecuencias que nos relatan posibles abusos:

  • Problemas constantes con la autoridad. Mentiras. Fugas del hogar. Delincuencia. Coerción sexual hacia otros niños/as. Excesiva sumisión al adulto. Quejas somáticas (dolores de cabeza y dolores abdominales). Sobre adaptación y seudomadurez.
  • Además: Irritaciones o malestar en los genitales. Aseo constante de los genitales o se niega a hacerlo. Dolor al orinar. Infecciones genitales frecuentes. Miedo a quedarse solo o con alguien en especial. Depresión. Pérdida de apetito. Disminución del rendimiento escolar. Rabia u hostilidad. Comportamiento sexual inadecuado. Huida de la casa. Regresión a un estadio de desarrollo anterior. Por ejemplo, si ya pedía orinar, ahora se olvida de hacerlo. Si ya comía solo, ahora pide que le den en la boca. Exigir dormir obligatoriamente en la misma cama con padres, hermanos u otras personas, sino angustiarse, etc.

En adolescentes, algunas de las conductas y actitudes registradas son:

  • Se incrementa el miedo a «Hablar». Embarazo precoz. Enfermedades de transmisión sexual. Incremento de conductas de riesgo. Consumo de alcohol y drogas. Síntomas depresivos. Promiscuidad Sexual. Coerción sexual hacia otros niños/as. Delincuencia. Conductas auto agresivas. Gestos e intentos de suicidio. Excesiva inhibición sexual. Trastornos disociativos. Anorexia y bulimia. Miedo a estar solo. Incapacidad de sostener la mirada. Frecuentes peleas y disgustos con miembros de la familia. Problemas de memoria. Cambios frecuentes y drásticos de humor. Preocupación por temas sexuales o actividades sexuales. Desconfianza. Tristeza permanente.

¿Cómo acoger, contener y proteger a víctimas de abuso sexual?

Cuidar que no se de la revictimización es prioritario, por ello y, además, busque un lugar privado, seguro y tranquilo donde se pueda realizar el diálogo sin interrupciones. El proceso terapéutico debe responder a las necesidades de la víctima.

Tenga presente las siguientes sugerencias (y confíe en lo que le ha dado resultado):

  • Crea lo que le cuenta la víctima. Los niños no inventan esas cosas. Les cuesta mucho admitirlas y hablar de ellas. Los discursos dominantes se construyen silenciando el abuso sexual a los niños. El adulto tiene que escuchar para comprender.
  • Las víctimas de abuso sexual necesitan de un contexto adulto disponible y comprensivo (libre de prejuicios), de la creación de un espacio de conversación seguro, confortable y confiable, que (ver UNICEF) “les garanticen su acceso a los servicios asistenciales y los protejan tanto de posibles represalias como del proceso de revictimización. En todos los casos, se deben tomar recaudos para proteger al niño o la niña. Esa protección implica, entre otras medidas, procurar que reciba contención y atención inmediatas, y dar intervención a la Justicia.
Estudio del color, cuadrados con círculos cóncavos, 1913, de Kandinsky.

(*) Claro que, siendo honestos, en la sociedad ecuatoriana, en este contexto cultural local, las instituciones y autoridades en todos los niveles de responsabilidad, en la mayoría de las ocasiones son negligentes, corruptas, poco o nada profesionales y contribuyen a la impunidad de estos crímenes. Es lo que podemos notar, todos los días, en las noticias de TV, periódicos y redes sociales; así como la evidencia de las experiencias que narran la totalidad de las víctimas y sus familias que hemos atendido en terapia; y, también hacen la misma descripción, otros colegas en los espacios de supervisión e intervisión clínica que coordinamos. Mucha retórica, demagogia y discursos políticamente correctos del Estado, el Gobierno y las autoridades de turno y cero políticas públicas responsables, con auténtica ética relacional. ¿Cómo así el porcentaje de denuncias de estos crímenes son tan bajos? Entre las principales razones están el miedo y la vergüenza, además de la impunidad que es evidente a nivel general.

  • Jamás obligue al niño/a a hablar en el contexto familiar frente al adulto sospechoso/a de abuso, y nunca lo enfrente con él/ella.
  • Evite preguntas innecesarias. Con niños pequeños el abuso sexual violento es asumido como un accidente. Evite los detalles innecesarios que sólo van a incomodar más a la víctima. En el caso de los adolescentes, las preguntas sobre los detalles hacen que vuelvan a vivir la violencia del abuso.
  • Asegúrele a la víctima que no es culpable. Recuerde que el abusador ha hecho todo lo posible para que guarde el secreto, lo que puede incluir llenarla de culpa, de miedo y de vergüenza. Lo peor que le puede pasar a una víctima de abuso sexual es ser cuestionada como si fuera la culpable.
  • Asegúrese de que reciba atención médica y sienta protección. Trate de explicarle que hay personas que causan daño y que deberán asumir sus responsabilidades. Para los niños y niñas pequeñas, la violencia sexual es percibida sólo como ataque físico. Por eso cuide que sus preguntas se dirijan a la violencia o al daño físico y no al contenido sexual.
  • Asegúrele que lo que el adulto ha hecho es incorrecto. Que nadie debe abusar de otra persona y que el agresor deberá ser castigado legalmente. Explique que por eso es necesaria la denuncia.
  • Cuando la víctima aún no tiene edad para comprender lo ocurrido, trate de que la persona adulta que la acompaña lo haga y siga las pautas recomendadas. Explíquele además que el abuso sexual no se olvida y que es mejor que la víctima hable y se libere del peso emocional. También debe saber que el silencio protege al agresor.
  • Contribuya con templanza a generar una transformación de perspectivas para sus vidas, a través de la deconstrucción de todas las “lógicas” y justificaciones de los abusos sexuales para construir nuevas y distintas posibilidades para el futuro. Para ello es fundamental que las víctimas de abusos sexuales se autoricen a cuestionar los estilos de vida relacionales con los que les han “educado”, la ideología castigadora, opresiva y cruel con la que les oprimen. Que recuperen la confianza en sus recursos y fortalezas y en los de sus contextos sociales.
  • Busque ayuda y apoyo profesional psicoterapéutico de inmediato con profesionales que no encubran estos crímenes y a sus responsables, que respeten a los niños, que los acompañen con ética relacional, trabajando con consistencia a favor de la causa de los niños.
  • Lo más importante es generar una transformación en la posición subjetiva (liberarse de la colonización abusiva de la propia subjetividad por parte del criminal que abusó), que le permita dejar la posiciòn de víctima a encontrar un lugar activo, recuperando decisión y autonomía y con una nueva postura para ser en la vida, ser con los otros.
  • El que los terapeutas sean seres humanos capaces de escuchar profundo, con una presencia radical, abre las posibilidades de que las palabras de las víctimas sean honradas y recuperen su propia dignidad. Con frecuencia encontrar un lugar de confianza, seguridad y legitimación que permita poner en palabras el horror vivido, produce resultados liberadores.
  • Es necesario y urgente reflexionar, crear redes, conversar, actuar. Hay materiales (libros, vídeos, cuentos, etc.) útiles para contribuir a crear consciencia social, prevención y acciones de reparación. Por ejemplo: “Pues cuando alguien te haga algo que no te guste, tienes que decirle que pare. Y si no para, entonces gritas muy fuerte hasta que vengan a ayudarte. No debes dejar que te hagan daño.”

(http://educagenero.org/RANA/RANA_Estela_Grita_Muy_Fuerte_cuento.pdf)

Es un proceso de resignificación constante, de co-creación de significados nuevos. En palabras de John Shotter (2016): “Preguntemos el significado de una palabra que nos interese, a la persona que nos la dice en ese contexto, pues las relaciones son fenómenos en desarrollo que no pueden estabilizarse eternamente, por lo tanto, los significados están cambiando todo el tiempo en una persona y en una relación”.

El maniquí de paja, 1791-1792, de Francisco de Goya.

Desde las posturas relacionales-socioconstruccionistas, valoramos la importancia capital de conectarnos relacionalmente con los otros a través del diálogo para darle un sentido distinto a la propia vida, una vida que valga la pena vivir. Un diálogo permanente, curioso, respetuoso, reflexivo y abierto, con niños, niñas y adolescentes, quienes pueden aprender a contribuir y a construir una cultura del buen trato, que significa poner el diálogo en primer lugar.

Sheila McNamee, nos invita a: “Imaginar el futuro ¿Qué pasaría si nos enfocamos, en cambio, en lo que podríamos construir juntos en el futuro? ¿Cómo nos gustaría vernos dentro de cuatro meses? ¿En un año desde hoy? ¿En diez años? Una vez que nos involucramos en esta conversación, hemos iniciado la posibilidad de cocrear ese futuro juntos”.

Somos ante todo narrativa: somos la historia que nos contamos, a nosotros y a los otros, sobre nosotros mismos. Tenemos la responsabilidad de dar sentido al presente, de resignificar el pasado, de imaginar futuros inéditos.

Autorizarnos a ser capaces de contar nuestra historia de maneras distintas. Ser capaces de ser los autores de nuestra propia historia para aceptarnos (“El hogar es aceptación”, Harlene Anderson). Ir al encuentro con la palabra del otro. Ser interlocutores respetuosos, abiertos a conmovernos, a conectarnos con lo diverso.

Describir, narrar y comprender las historias como rizomas, porque así se van expandiendo, complejizando. Abrazar la complejidad. Construir confianza, relaciones creativas e inteligentes. Confiar en las relaciones, en el proceso dialógico. Desde la postura relacional-socioconstruccionista con la que trabajamos buscamos entender el trabajo terapéutico como un proceso de creación y generación de futuros. En palabras de Kenneth Gergen (2021): “Elegir dialogar con una pregunta sobre el placer de cada encuentro para hacer una invitación a contar historias sin fin”.

Consideramos que aportar confianza para un diálogo transformador, responsabilizarnos a dialogar con las diferencias y conversar a través de las preguntas es necesario para la construcción de futuros posibles, con libertad, alegría, creatividad y dignidad. Niños, niñas y adolescentes lo que necesitan sobre todo es: comprensión, amor, respeto, ser escuchados, tener voz, aceptación.

Nos hacemos humanos contando historias y escuchando historias; los humanos vivimos de acuerdo a las historias que construimos sobre las experiencias que vivimos; con el diálogo aceptamos la legitimidad del otro; somos seres dialógicos y construimos juntos nuevos significados sociales; estamos comprometidos en una construcción de sentidos distintos; el diálogo desarrolla reflexividad crítica y es acción creativa en el mundo para generar, transformando los contextos relacionales, bienestar social.

Concluimos, por ahora (los diálogos se interrumpen y luego continúan, son infinitos).

Banksy.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

McNamee, Sheila, Ph.D. RECURSOS PARA FACILITAR DIFERENTES VISIONES DEL MUNDO-. The TAOS INSTITUT: https://iryse.org/consorcio-relacional-y-socioconstruccionista-del-ecuador-iryse/

Perrone, Reynaldo y Nannini, Martine. Violencia y abusos sexuales en la familia. 2009. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.

Tapia Figueroa, Diego, Tesis (2018) para el Ph.D. con la Universidad Libre de Bruselas (VUB) y el TAOS INSTITUTE.

4 Comments

  • Marco Quevedo

    Doctor estaba leyendo esto, me dio escalofrio lo dura que puede ser la vida con los niños particularmente. Gracias por compartir esta lectura.

    • irysecuador

      Marco, gracias a ti por leer nuestro blog. Es responsabilidad de todos generar contextos relacionales respetusos de los niños y niñas, que valoren su ser y les permitan vivir digna y plenamente.

  • CAROLINA RUBIO HERDOÍZA

    Felicito mucho el compartir estas experiencias de diálogo en las consultas con las personas que valientemente contaron sus historias. Es conmovedor para mí leer cada palabra de lo que significó para cada una de ellas la violencia sexual de la que fueron víctimas.
    El permitir dar voz a lo que han callado y ha estado en silencio es realmente lo que se debe hacer en terapia, más allá de estancarnos en los síntomas y la dificultad. El permitir encontrar recursos , fortalezas, en las personas con ellas, nos hace terapeutas diferentes. Crear con el otro, y no ser cómplices de la violencia minimizando o haciendo un trabajo mediocre, es lo importante.

    • irysecuador

      Carolina, tienes razón. Buscar la formas de que cada uno encuentre sus recursos es fundamental; lo mismo que el seguir trabajando porque los derechos de los niños y niñas sean respetados y puedan vivirlos plenamente.
      Gracias por leernos!